Finaliza el Ficmaya

La Jornada Maya
Ricardo E. Tatto
Foto Rodrigo Díaz Guzmán

26 de octubre, 2015


Después de un breve descanso, el miércoles 21 continuaron las andanzas por una Mérida con sobreoferta de actividades culturales, en esa gran y obscena borrachera de eventos que es el Ficmaya 2015. Una vez terminado mi café en La Pop, crucé la 57 para dirigirme el patio del edificio central de la Uady, donde la agrupación Emiliano Buenfil y la Chan Cil Tropical ofrecería un concierto.

A caballo entre la trova y los ritmos latinos, la Chan Cil hace un rescate de clásicos troveros incorporando una fusión de otros géneros, otorgándole un nuevo cariz a viejas canciones como [i]Sólo tú[/i], [i]Peregrina[/i], etc. Sin embargo, la propuesta no se queda ahí, pues ya son muchos que en su intento de revivir o refrescar la trova yucateca la han mezclado con otro tipo de arreglos musicales, pero Emiliano Buenfil también escribe y compone su propio material, del cual pudimos escuchar [i]Bailó Bertha[/i] y, mi favorita personal, [i]Dá tu tanda[/i]. Heredero de una tradición y sensibilidad musical desde su niñez, no pudo menos que invitar a su padre, el guitarrista Jorge Buenfil, a subir al escenario. Tras su breve intervención, continuó la gozadera, ya que si algo caracteriza a este grupo es que sin importar el género del que abreve, su música siempre es bailable. Lamentablemente no pude quedarme hasta el final, pues este festival exigía estar en todos lados y en ninguno a la vez.

Fumando y con pasos presurosos me fui al teatro Fantasio, ya que no quería perderme del Trío Baldachim, originario de Austria, cuya propuesta es una inusual ensalada de jazz, flamenco y música hindú, apropiación [i]sui generis[/i] alejada de su geografía que da como resultado música del mundo, pues en el arte no existen esas absurdas fronteras geopolíticas. Armados de una guitarra y una cítara, un cajón, un hang y un par de saxofones, el trío proveniente del Festival Cervantino interpretó canciones de su álbum [i]Die Reise im Abbruchhaus[/i], mismo que estuvo a la venta a la salida del recinto. Debo decir que fue una delicia escuchar la combinación de sonidos generados por sus exóticos instrumentos, en especial el hang, que es una especie de coraza metálica compuesta de dos piezas cuya unión crea una concavidad hueca que, al contacto de las percusiones, emite un timbre muy especial. Incluso en un par de piezas incorporaron voces para concluir un recital que a falta de palabras, adjetivaría como indescriptible.

Aún así, el jueves fue el día más jazzero de la semana, ya que Abe Rábade Trío se presentó en el teatro Felipe Carrillo Puerto también proveniente del Cervantino, dónde el pianista español acompañado de contrabajo y batería, dio una muestra de la exploración acústica que lo ha llevado por todo el mundo como uno de los representantes más importantes del género al menos en lo que toca a la Madre Patria. De ahí me fui corriendo al bar Pancho´s que al margen del festival inauguró el ciclo denominado Jazz y blues en vivo, que durante un mes cada jueves tendrá lo mejor de los exponentes locales de ambos géneros. Este día fue el turno de Carlos Rodríguez Trío, del guitarrita yucateco (formado en la capital) que da nombre al grupo, acompañado de Gabriel Cabañas en el bajo y del campechano Tirso Buenfil en la batería. Las interpretaciones de Rodríguez, ya sea con arreglos de standards de bebop o con sus propias composiciones, siempre son finísimas, dado que es proclive a tocar de una manera clara, acometiendo las cuerdas de forma limpia, sencilla y llena de emotividad.

El viernes la semana terminó de manera sublime con el último de los invitados cervantinos al Ficmaya: Alexei Lubimov, pianista ruso que llenó el Peón Contreras, provocando desorganización y numerosos reclamos por parte de la concurrencia, pues el problemático sistema del boletaje y cortesías del Ficmaya fue una constante a lo largo del festival. Pronto los desaguisados se olvidaron cuando constatamos la pureza de técnica y precisión que tenían las manos de Lubimov, que tocó con una aparente sencillez las notas y digitaciones más complejas, en un programa que incluyó a Mozart, Schubert, Stravinsky, Liszt, Chopin y Debussy, que le granjearon efusivos aplausos y una emocionante ovación de pie por parte de todos los ahí presentes. Con todo lo anterior visto y escuchado me di por satisfecho, aunque el Ficmaya continuaría sábado para terminar domingo, justo mientras escribo estas líneas.