Paul Antoine Matos
Fotos Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 25 de mayo, 2016

El pepino de mar ha sido considerado como una bendición para los pescadores yucatecos, pero también como una maldición. Cuando hace unos años inició la captura del equinodermo en aguas peninsulares, comenzó un período de bonanza en el litoral yucateco que permitió a pescadores y empresarios obtener grandes beneficios económicos. La época del pepino se complementa, además, con la pesca de otras especies marinas de temporada como el mero, el pulpo o la langosta.

La maldición está en la codicia. La actividad atrajo a pescadores furtivos y delincuentes, lo que permeó el tejido social de municipios como Celestún o Dzilam de Bravo, en donde la inseguridad, los asaltos a embarcaciones y los asesinatos se han vuelto comunes.

La semana pasada se registró una víctima en Dzilam de Bravo. Un enfrentamiento resultó en un pescador muerto y otro herido. Tras los hechos, el secretario de Gobierno, Roberto Rodríguez Asaf, afirmó que se reforzará la costa yucateca, con la Secretaría de Seguridad Pública, el Ejército y la Marina Armada de México. También concibió la posibilidad de levantar la veda del pepino de mar como una medida de seguridad.

La misma codicia ha provocado que pescadores inexpertos decidan adentrarse en las profundidades del mar y buceen para encontrar el pepino del mar, armados de equipos improvisados y con riesgo para su salud.

La gran depredación del pepino del mar ha ocasionado que el animal se encuentre cada vez más lejos de la costa, a mayor profundidad. Eso incrementa el riesgo de una descompresión en los buzos. La población del equinodermo también ha sido afectada por la sobreexplotación que hacen los furtivos.

En septiembre pasado, la Secretaría de Desarrollo Rural llevó a cabo el Seminario Internacional sobre el Manejo y Aprovechamiento del Pepino de Mar: Lecciones Aprendidas y Recomendaciones para Yucatán, en las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Rural, en el cual participaron decenas de investigadores internacionales, empresarios nacionales y pepineros locales. Entonces explicaron a La Jornada Maya la situación del animal.

[b]Pepino de mar, potencializador económico… y sexual[/b]

De forma alargada, suave y redondo, el pepino de mar puede presentar granos en su cuerpo. Por lo general es de color marrón, negro o verde. Su longitud va de los 2.5 a los 180 centímetros, llegando a tener un diámetro de aproximadamente 25 centímetros. Tiene una característica particular: es capaz de regenerar sus intestinos y, después de una década de vida, expulsar un químico que disuelve sus cuerpos, sin dejar rastro, algo único en el reino animal. En Yucatán hay tres especies distintas: Isostichopus Badionotus, Holothuria Mexicana y Holothuria Floridana.

El pepino de mar es un equinodermo; familiar de las estrellas y los erizos de mar, cuyo desarrollo se da en gran parte de las costas mundiales. Los chinos lo consideran un alimento afrodisiaco con efectos particulares en los varones. Su consumo es ancestral en el gigante asiático, pero en los últimos años su demanda se disparó; aunque por su alto costo se mantiene como un producto exclusivo para ciertos sectores de la población. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en 2011, China y Hong Kong importaron 5 mil 800 toneladas de hai shen, el nombre en mandarín del equinodermo.

José de Jesús Camacho Osuna, presidente de la Confederación Nacional de Sociedades Cooperativas Pesqueras de México, señaló que “la gran demanda de los orientales por el recurso, principalmente en China, se da porque ellos dicen que es un platillo exótico, afrodisiaco y le venden historias a la gente”.

Camacho Osuna afirmó que el pepino de mar “no tiene un sabor especial, sólo sabe a mar, pero con los condimentos que ellos utilizan se preparan platillos exquisitos”.

Jean-Francois Hamel, miembro de la Sociedad para la Exploración y Valoración del Medio Ambiente (Seve, por sus siglas en inglés), radicada en Newfoundland, Canadá, declaró que la alta demanda del producto en China se debe a que los habitantes del norte y del sur tienen gustos diferentes.

En el norte se prefiere la especie que se da en el Mar de Japón, conocida científicamente como [i]Apostichopus japonicus[/i], mientras que los chinos más australes eligen los animales provenientes de la región del Indo-Pacífico, Sudamérica y México, cuyo sabor es más tropical, señaló. Debido a que “cada vez hay más gente rica [en China], más consumidores tienen acceso porque supuestamente es bueno para la salud”.

China, además de ser el principal consumidor e importador de pepino de mar, también es el principal productor. Mediante granjas acuícolas, consiguen 200 mil toneladas al año, cantidad que no es suficiente para abastecer el mercado y por ello recurren a la compra de otros países, señaló el doctor Hamel.

La gran demanda del pepino de mar ha ocasionado problemas de sobreexplotación del equinodermo, arriesgando la estabilidad económica de las comunidades que viven de su captura.

Alejandro Flores Nava, oficial principal de pesca y acuacultura para América Latina y el Caribe en la oficina regional de FAO, en Chile, manifestó que “la alta demanda y los altos precios, fundamentalmente del mercado chino, es el principal detonante de los problemas de presión sobre las poblaciones de pepino de mar”.

Flores Nava enfatizó que las propiedades nutricionales y afrodisiacas asociadas al pepino de mar no están comprobadas científicamente, pero son el principal factor para la demanda. El precio por kilo procesado ronda los 500 dólares, algo incomparable con otras especies, expresó.

Miguel Ángel Olvera Novoa, responsable en investigaciones sobre el cultivo del pepino de mar en el Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados del IPN Unidad Mérida (Cinvestav), indicó que las características del organismo le hacen susceptible a la sobreexplotación.

“El pepino de mar carece de movilidad, por lo que puede ser fácilmente capturado. Esto es una ventaja para el pescador, porque no requiere de un arte de pesca específico, sólo necesita una embarcación, un visor y un sistema de buceo, así que puede recoger todos los animales que pueda en función de su capacidad tecnológica para bucear”, declaró.

Muchas veces se encuentran grandes concentraciones del pepino de mar en agregaciones reproductivas; es decir, zonas donde se acumulan las poblaciones para garantizar el éxito reproductivo, declaró. Cuando los buzos acceden a esas regiones y realizan la captura, impiden la restauración anual de la población y provocan la sobreexplotación, explicó.

En Yucatán, el alto volumen de captura ha provocado que las autoridades impongan una veda indefinida. Mario Aguilar Sánchez, titular de Conapesca, reconoció en septiembre que las prospecciones del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca) han determinado que el litoral yucateco carece de las condiciones para abrir una temporada de captura. “Se determinó que no se reúnen las tres condiciones necesarias para una captura de temporada que son biomasa, talla y densidad.”

Delfín Quezada Domínguez, comisionado de pesca y acuacultura del gobierno del estado, manifestó que la información ofrecida por el Inapesca expresa que sí hay la posibilidad de una veda permanente. Ante ello, buscará reunirse con el director del instituto, Pablo Arenas Fuentes, para solicitar que un equipo independiente haga las prospecciones sobre el pepino de mar en la entidad y comparar ambas investigaciones, situación con la que el sector pesquero yucateco está de acuerdo.

Quezada Domínguez reconoció la importancia de respetar la veda, ya que si llega a ser violada, lo mismo sucederá con las otras especies y se creará un “precedente terrible para las pesquerías”.

Ricardo Domínguez Cano, presidente de la Unión de Pepineros en Yucatán, señaló que el pepino es una alternativa y suple a las temporadas malas de otras especies, por lo que no dependen de él.

Armando Wakira Kusunoki, director de Inapesca Yucatán, afirmó que durante una reunión con investigadores, se mencionó que si la situación no se cuida, se podrá agotar como ha sucedido en otras partes del mundo.

Deben respetarse los períodos de veda, así como involucrarse la sociedad y pescadores, comentó. “Para lograr el éxito debe darse el sentido de pertenencia a los pescadores, que se sientan dueños de los recursos y los protejan y cuiden”.

Flores Nava, de la FAO, reconoció que es complicado alcanzar la demanda internacional con la capacidad biológica de pepino de mar que existe en la entidad. A pesar de ello, pescadores locales y de otros estados han sido atraídos por los altos precios y presionan las poblaciones del animal, añadió.

Según Ramón Rodrigo, chef en la costa yucateca y colaborador de La Jornada Maya, “en un principio, en Sisal, se habla que cada lancha capturaba una tonelada por viaje. Había lanchas que hacían dos viajes, eran más de 200 lanchas; lo que significaba cerca de 300 toneladas diarias. Cada kilo se vendía a 80 pesos el kilo, se movían 24 millones de pesos diarios. Procesado se vendían a 400 pesos el kilo, de la tonelada sólo quedaba del 35 a 40 por ciento, pero a ese precio generaban 45 millones de pesos diarios”.

A pesar de la veda en Yucatán, los pescadores furtivos continúan extrayendo el preciado recurso, poniendo en alerta a las autoridades, la sociedad, los investigadores y quienes viven del mar.

[b]La fiebre del pepino de mar: furtivismo y descomposición social[/b]

El rosa de los flamencos es símbolo de Celestún, municipio costero limítrofe con el estado de Campeche y con una población de 7 mil habitantes. Sin embargo, su situación social actual no es precisamente “color rosa”, debido a los problemas provocados por la descomposición familiar, delincuencia y corrupción.

“La delincuencia se ha generado porque, tal como sucedió con el oro, ahora es la fiebre del pepino, y las noticias de la prensa despiertan el interés de los delincuentes, por lo que da temor la situación y saben que se maneja mucho dinero”, manifestó Emilia Solís Couoh, maestra de primaria en Celestún, quien ve diariamente cómo la descomposición social ha afectado a sus alumnos.

Reconoció que socialmente se vive un ambiente con desintegración familiar, alcoholismo, drogadicción y deserción escolar. “Vivimos incertidumbre a la hora de pescar, por la delincuencia y la corrupción”. La gente debe ser prudente en cómo maneja su dinero, porque hay asaltos y robos. “La pesca furtiva es un perjuicio económico, social y ambiental”, agregó la maestra.

El furtivismo del pepino de mar no es un problema exclusivo para Yucatán, como reconoció el doctor Hamel, quien dijo que en Sudamérica, Ecuador y el Indo-Pacífico también hay captura ilegal. “Si no tienes guardias protegiendo el producto, no puedes estar muy seguro que habrán delincuentes que aparezcan de noche y roben los animales, porque son muy valiosos”, manifestó.

En China probablemente no está generalizado debido al temor de la gente hacia el gobierno y los fuertes castigos que se enfrentan, pero es algo que las compañías deben resolver para proteger su inversión, indicó.

Juan Carlos Murillo Posada, investigador de Islas Galápagos, en Ecuador, señaló que los empresarios chinos comienzan a pagar a los furtivos para la captura ilegal cuando la población local desconoce el potencial del pepino de mar, por lo que cuando se dan cuenta, un par de años después, y comienza a ser oficial, el recurso ya se ha sobreexplotado. “Lamentablemente ha causado los mismos problemas en todas partes del mundo”.

Camacho Osuna afirmó que en el Pacífico mexicano y las costas de Baja California no se encuentran con el problema de la captura furtiva por las profundidades a las que se encuentra y la falta del equipo entre los delincuentes para sumergirse.

Sin embargo, señaló que en Yucatán la poca profundidad en la que habita el equinodermo facilita su extracción, y los furtivos tienen a su alcance los instrumentos para bucear.

La corrupción es el factor fundamental que ha provocado la descomposición social de la costa yucateca con la presencia de furtivos, declaró el presidente de la Unión de Pepineros de Yucatán, Ricardo Domínguez Cano.

“Corrupción es todo aquel que participa en la comercialización del producto que sale de Yucatán y participan tanto sociedad como autoridades”, acusó.

La necesidad que tienen los habitantes de la franja costera para trabajar ha obligado que los pescadores se introduzcan al negocio, afirmó. “La sociedad está necesitada de trabajar y a raíz de esa necesidad se puede decir que los grupos que trabajan en el estado ocupan a la sociedad para extraer el producto”.

Señaló que en las leyes hay vacíos que permiten el fácil acceso a la captura de pepino de mar a personas no relacionadas, por lo que incurren en delitos ambientales. A pesar de ello las autoridades trabajan constantemente para eliminar el problema, con acciones de las policías estatales y municipales, agregó.

En temporada, un kilo de pepino de mar fresco se puede vender a 30 o 50 pesos a los exportadores, pero como producto final tiene un costo de 350 pesos, comentó. Dependiendo de la talla, un equinodermo adulto puede pesar entre uno o dos kilos, añadió.

Ramón Rodrigo, chef de la costa yucateca, indicó que la lancha se llevaba el 20 por ciento de las ganancias de la venta del equinodermo. En un buen día, un buzo puede ganar entre seis y 10 mil pesos, los cargadores 300 pesos, al igual que los destripadores; mientras que los sancocheadores entre mil y mil 500 y los saladores de mil 500 a 2 mil 500.

“Fueron muy pocos los que supieron cuidar e invertir su dinero. La gran mayoría se quedó sin nada; invirtieron en coches, casa, lanchas y motos que más tarde mal vendieron por el derroche de dinero en fiestas y mujeres. Llegaban a cerrar restaurantes completos para festejar”, relató el chef.

Domínguez Cano señaló que a lo largo de la costa yucateca hay cooperativas, comités náuticos y federaciones de pescadores, los cuales son autorizados por la Conapesca para capturar al equinodermo.

Quezada Domínguez comentó que durante la temporada de 20 días llevada a cabo en mayo del año pasado, en la que participaron 2 mil pescadores con el permiso correspondiente, se capturaron 600 toneladas de pepino de mar, cuota establecida por Inapesca. Pero Domínguez Cano resaltó que los furtivos llegan a superar en tres o cuatro veces a quienes actúan de forma legal.

En el furtivismo del pepino de mar los primeros señalados son personas ajenas a Yucatán, provenientes de Quintana Roo, Campeche y Tabasco, quienes llegan a la entidad para explotar el recurso.

Olvera Novoa declaró que “es importante el control de los pescadores, que desafortunadamente son personas de otros lugares no interesados en cuidar el ecosistema, como lo haría un habitante de las comunidades locales”.

Mientras que Camacho Osuna afirmó que “no es un problema sólo de cooperativas, sino de la gente de fuera que encuentran allí una oportunidad de hacer dinero fácil, poniendo en riesgo la vida de los pescadores, eso es lo lamentable”.

Flores Nava, de la FAO, expresó que el gobierno tiene la labor de concientizar a las comunidades sobre la protección del pepino de mar, así como aplicar con firmeza la ley, de acuerdo con lo establecido por las investigaciones y el límite permitido de captura.

Quezada Domíngez señaló que el gobierno estatal ha mantenido la calma social por medio de redes de amistad y confianza entre autoridades y ciudadanos, con trabajo vinculado con la Secretaría de Seguridad Pública.

A raíz de la captura furtiva del pepino de mar se ha generado otro problema que directamente pone en riesgo la vida de los pescadores: la descompresión.


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