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Texto y foto: Hubert Carrera Palí
La Jornada Maya

Martes 12 de julio, 2016

En el municipio de Champotón, a escasos 20 minutos de la capital del estado, hay un balneario paradisíaco. Payucán tiene un encanto singular, pese a la persistente contaminación y depredación de especies de que es objeto por parte de empresas al servicio de Pemex, otra dedicada a la venta de materiales para la construcción y de pescadores que usan artes prohibidas.

Su arenal es punto obligado de anidación de la tortuga blanca y carey, y pese al incesante buceo de día y noche, su azul profundo conserva todavía especies de escama como el pargo perro, boquinete, picudas, escasamente chernas y en estos momentos abundante caracol de la especie “Chibita”, el cual está siendo indiscriminadamente saqueado por buzos lugareños, pese a que es uno de los principales alimentos del pulpo, cuya temporada de captura está a la vuelta de la esquina.

El balneario Payucán depende de la Administración Portuaria Integral (Apicam). Además de guardar un velo místico, cuenta con una de las principales riquezas culturales orgullo de la ciudad de Seybaplaya. En la cima de los otrora abundantes y verdeantes cerros se encuentra el faro del Morro, símbolo de la identidad de ese pintoresco lugar y debajo de este vigía de la noche, profundas cuevas desde donde, cuenta la leyenda, en tiempos de norte se escucha el lamento de una bruja que fue encadenada al interior de estas cavernas como merecido castigo a sus tantas maldades.

Eran tiempos de abundancia, de muchos peces, de diferentes especies como el mero, abadejo, cazón de vientre, chakchi, de gatas, de un lecho marino cubierto de arena; de montes vivos, tupidos de árboles, de especies de animales como el yuc, hueches, chico sólo, conejos y pavos de monte… en fin, hubo tanto que ver…

Luego del paso del huracán Roxana las cosas comenzaron a cambiar paulatinamente. Llegó la barda del límite y con eso Monserrat marcó su territorio e inició la destrucción de los montes donde se acumulaban grandes yacimientos de material pétreo. A partir de ese momento ya nadie más pudo regresar al faro del Morro, y junto con él se acabó el encanto, el misterio de las cuevas donde en tiempos de norte se escuchaba el lamento de una bruja.

Fueron entonces rellenando mar adentro hasta lograr el muelle, para que grandes embarcaciones comenzaran a atracar y llevarse la riqueza natural concesionada a esa empresa, que hoy a más de 30 años, sin el más mínimo remordimiento, despide a trabajadores a su gusto y se declara en quiebra, frente a una autoridad laboral y ambiental pasiva y tolerante frente a estos actos de injusticia y depredación del entorno.

No sólo es Monserrat. No muy lejos, al otro extremo, más cerca de Seybaplaya, justamente entrando al balneario Payucán, se construyó otro supuesto monumento al desarrollo social: el Puerto de Altura y Cabotaje de Seybapalya. Hasta hace un año, ahí se desarrollaba una intensa actividad las 24 horas del día, con el desmantelamiento y reparación de plataformas móviles.

Pocos años duró el gusto; hoy Pemex está en quiebra, Campeche se ha despetrolizado y la actividad que generaba la empresa Comercializadora Petrolera del Golfo prácticamente ha muerto, y con ello cientos de fuentes de empleo.

Tiempo atrás, este muelle fue punta de lanza para el atracadero de cruceros que comenzaron a llevar y traer turistas desde Cancún, la Habana y viceversa; pero únicamente fue un destello, pues tras el fracaso en materia de promoción turística, se concretó millonario fraude en la compra de gasolina que se hacía a la lujosa embarcación, todavía durante el primer trienio del pasado gobierno estatal de Fernando Ortega Bernés.

Pese con todas esas heridas, el grave descuido en que lo mantiene la Apicam y el daño ecológico que le han hecho, Payucán sigue de pie. Todavía es un importante referente durante la temporada de playa y fuera de ella.

Hoy, jóvenes estudiantes de secundaria y preparatoria de la ciudad de Seybaplaya, apoyados por biólogos, luchan por rescatar este balneario con programas de limpieza de la playa y el resguardo de nidos de tortuga. Tratan de evitar a toda costa la sobreexplotación de algunas especies como el pulpo, cuya hembra es capturada con trampas prohibidas por los mismos pescadores; por esos hombres de mar que se quejan muchas veces frente a Palacio de Gobierno de la depredación de la que ellos mismos son causantes.

Sin embargo, frente a estos buenos y aplaudibles deseos, en tanto estas agrupaciones que no persiguen ningún lucro o interés económico no cuenten con el respaldo de las autoridades ambientales o de las mismas autoridades de esa localidad, este paraíso llamado Payucán seguirá estrangulado inevitablemente.

Ofrecer no empobrece, le responderían estos guardianes ecológicos al titular de la Semarnatcam, Roberto Alcalá Ferráez; al diputado por ese distrito, Juan Carlos Damián Vera, y al director de la Apicam, Alejandro Enrique Manzanilla Casanova.

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San Francisco de Campeche, Campeche


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