“The answer is blowing in the wind”. Bob Dylan

Víctor Caballero Durán
Foto: Valentina Álvarez Borges
La Jornada Maya

Martes 1 de noviembre, 2016

En Yucatán, quienes no somos grandes compositores, somos melómanos. En esta tierra se vive y se respira la música de una forma muy especial. Todos los habitantes del estado tenemos un compositor o cantante preferido, llámese Armando Manzanero, José José, Luis Miguel, John Lennon, Frank Sinatra o Freddie Mercury, para aquellos que formamos parte de la vieja guardia; Adele, Justin Bieber, Coldplay, Bruno Mars, para las generaciones más jóvenes y nativos digitales. (En este punto debo confesar que estos cuatro últimos nombres los conozco gracias al playlist de mis hijas, ya que forman parte del repertorio que escuchamos regularmente durante los trayectos en coche).

Abordo este tema de la música y la composición porque las noticias de cantautores han ocupado las primeras planas a nivel internacional, nacional y local. Por ejemplo, hace sólo unos días, el anuncio del Premio Nobel de Literatura 2016 a Bob Dylan fue nota de ocho columnas en los medios de comunicación de todo el mundo. Este reconocimiento, el más importante en el ámbito de las letras, le fue otorgado al autor de canciones como [i]Like a Rolling Stone[/i], [i]Knockin' on Heaven's Door[/i] y [i]Blowin' in the Wind[/i]. La Academia Sueca señaló que el premio le fue otorgado “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”. La distinción ha dividido las opiniones, algunas a favor; otras en contra. Incluso se afirma en algunos periódicos que es la primera vez en la historia que el anuncio del Nobel de Literatura incrementó las ventas en las tiendas de discos y no en las librerías.

Claro que en esta tierra la noticia de la muerte, hace apenas un par de meses, de Juan Gabriel nos pegó de manera muy especial. Para muchos de nosotros canciones como [i]Amor eterno[/i], [i]Querida[/i], [i]Hasta que te conocí[/i] o [i]Siempre en mi mente[/i] constituyen la música de fondo de importantes etapas de nuestras vidas y, también, fueron, son y seguirán siendo los acordes idóneos a la hora de dedicar una serenata. Por si fuera poco, los conciertos que brindó en el Parque Kukulcán, en Xmatkuil o en el Coliseo ya forman parte de la memoria artística y cultural de nuestra entidad. Presenciar uno de sus conciertos era toda una experiencia: por la calidad del espectáculo, por su talento interpretativo y por los músicos que lo acompañaban.

Por supuesto, a nivel local también han sucedido acontecimientos relevantes como la entrega de la Medalla Eligio Ancona al maestro Armando Manzanero, un reconocimiento a más de seis décadas de notable trayectoria durante las cuales ha dejado su huella en el cancionero universal. Del mismo modo, la semana pasada, fue noticia en Yucatán el deceso de la maestra Judith Pérez Romero, fundadora de Las Maya Internacional y destacada pianista y compositora.

Ciertamente, el mejor homenaje que les podemos dar a todos nuestros grandes cantautores, artistas y creadores, es que como sociedad nos aseguremos de contar con un modelo educativo integral y con los centros de formación que permitan a los jóvenes talentos desarrollar sus competencias artísticas y culturales. Es preciso garantizar que existan y funcionen adecuadamente los semilleros de quienes, en unos años, serán nuestros futuros grandes cantantes, compositores y trovadores.

En Yucatán contamos con una amplia gama formativa al respecto. Por ejemplo, a través de la Coordinación de Educación Artística se trabaja en 663 escuelas primarias de todo el estado, para que los alumnos adquieran los conocimientos y las habilidades de las artes visuales, la expresión corporal, la danza, el teatro y la música. También, por medio de un servicio itinerante se acerca esta propuesta pedagógica a las escuelas multigrado y se organizan actividades como concursos de villancicos y de interpretación del Himno Nacional Mexicano, muestras de ensamble y el tradicional Paseo de las Ánimas, entre otras iniciativas.

El Centro Estatal de Bellas Artes, que en este 2016 celebra sus primeros 100 años de vida, se ofrecen cursos de iniciación y talleres técnicos de guitarra clásica y popular, música, piano, trompeta, violín, violoncello, batería, música latinoamericana y conjuntos corales.

Dentro de sus instalaciones funciona la Escuela de Música Yucateca, cuyo programa académico tiene una duración de tres años, dividido en nivel básico, intermedio y avanzado. Las materias obligadas son: Guitarra, Solfeo e Historia de la Música, mientras que las optativas son: Requinto y Rondalla. Su matrícula está conformada por alumnos de sexto año de primaria, estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad, quienes al concluir su formación podrán tocar con destreza algún instrumento musical, así como leer y escribir partituras.

Es decir, la formación de nuevos talentos musicales y artísticos marcha a buen ritmo en la entidad. Lo cual es de suma importancia para Yucatán. Un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre la influencia del arte en la educación, arrojó que es mayor el nivel de logro educativo de los estudiantes que participan en actividades artísticas, que la música mejora las habilidades de lectura, escritura y el aprendizaje de nuevos idiomas y que las artes, en cualquiera de sus vertientes, mejora nuestro estado de ánimo y nos hace -en consecuencia- una sociedad más creativa, innovadora y pacífica.

Así, mientras en Mérida, en la antigua sede del Congreso del Estado, el Gobierno de Rolando Zapata Bello construye el Palacio de la Música, a unos pocos kilómetros, en el Centro Estatal de Bellas Artes, se forman quienes en el futuro seguirán nutriendo y enriqueciendo la tradición musical de Yucatán y de México. De esta forma, también nos aseguramos de que el Palacio de la Música -y nuestros playlists- se mantengan actualizados y a la vanguardia.

Mérida, Yucatán

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