La noche de los asesinos

Ricardo Peralta Saucedo
Foto: Archivo
La Jornada Maya

Ciudad de México
Lunes 23 de enero, 2017

Reza el dicho: “Cuídate de los buenos, que a los malos yo te los señalaré”. En 1921 nació uno de los criminales más connotados; de niño vivió en Córdoba Veracruz, creció en la colonia Tacuba de la Ciudad de México, odiando a las mujeres; tuvo que casarse por evitar un juicio por estupro, él y su pareja perdieron al bebé un día después de la boda, se divorciaron.

Su repulsión se recrudeció al pasar los años; su primera víctima, [i]Berta[/i], fue una sexoservidora rubia de 16 años; murió al ser ahorcada en el baño del estudio del homicida; sin vida, la violó y sepultó a menos de un metro de profundidad en el jardín. Su segunda víctima tenía 14 años, ejercía el mismo oficio, murió también ahorcada y sepultada al lado de la primera, Graciela Arias Ávalos, a quien pretendía sentimentalmente y quien lo rechazaba; la asesinó dentro de un Ford modelo 1939 y la enterró junto a las otras dos.

La segunda guerra mundial pasó a segundo término en las noticias de la época, uno de los asesinos seriales que en menos de 20 días había dado muerte a tres menores de edad era la enorme tragedia que marcaba la prensa de la Ciudad de México.

Gregorio Cárdenas Hernández, mejor conocido como [i]Goyo Cárdenas[/i], fue recluido en Lecumberri; antes estuvo en el manicomio La Castañeda, de donde se fugó; después de su reaprehensión, estando interno estudió derecho, obtuvo su título de abogado en 1980, defendía reos, se casó en prisión y fue padre de 5 hijos, estuvo 34 años preso. Fue llevado a la Cámara de Diputados como ejemplo de readaptación social.

[i]Goyo Cárdenas[/i] cumplió su promesa de demandar a quienes escribieron el guión de su vida para una puesta en escena; señaló que la obra lo señalaba como culpable de los crímenes por lo que fue imputado; el autor de la obra sólo estuvo detenido una noche y tuvo que pagar una indemnización; el asesino, seguía odiando.

En la historia criminal de México, este multihomicida fue imputado, procesado y sentenciado con las constancias de la verdad histórica. Cumplió su sentencia, rehízo su vida, tuvo la oportunidad de comenzar de nuevo. Sus víctimas, no. Todas menores de edad, muy jóvenes, encontraron el mismo destino en manos del criminal.

Una noticia que ha cimbrado a la sociedad mexicana y que ha reavivado la llama del odio contra otro criminal similar, es la del presunto uso de medicamentos apócrifos suministrados a menores de edad, a niños con cáncer.

En caso de ser cierta la nota, hay que ser objetivos en su señalamiento. Imputar que el contenido del medicamento es agua destilada y que fue utilizado para enfermos oncológicos, resulta poco probable y acreditable, pues el agua forma parte de las sustancias que naturalmente se encuentran en el torrente sanguíneo; si se acredita que ciertos medicamentos forman parte de un lote adquirido de manera ilegal, con un precio inferior, o con algún interés pecuniario de parte de las áreas de adquisiciones del sector salud veracruzano o del propio hospital, y que se comercializó como fármaco oncológico suplantado por agua, sería más bien una de las líneas de investigación.

Otra vez la corrupción asoma su nariz en una situación que pone en entredicho dos administraciones estatales la de Javier Duarte y el ahora ex cónsul en Barcelona, España, Fidel Herrera; del primero sabemos que sigue prófugo de la justicia federal, incluso la presencia de su antecesor en el país, le da oxígeno, ya que la atención se centrará él.

También se señala que miles de pruebas para detección de VIH falsas fueron utilizadas en el lastimado Veracruz; de resultar real, rayaría en las similares características criminales de un asesino serial, de un asesino de menores de edad, de poner en riesgo la salud pública.

Que no se distraiga que el móvil de este tipo de delincuentes y colaboradores, es principalmente el dinero: cueste lo que cueste. Por cierto, según notas periodísticas, Fidel Herrera dijo que haría frente a las acusaciones en su contra, que los va a demandar…

[i]Ciudad de México[/i]

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