Guerra, de baja intensidad, pero guerra

Eduardo Lliteras Sentíes
Foto: Leopoldo Peña
La Jornada Maya

Miércoles 1 de febrero, 2017


Ante la andanada de agresiones unilaterales del gobierno de Donald Trump hacia México, priva el desconcierto en nuestro país. Ya que se había olvidado la historia y se pensaba, ingenuamente, que las agresiones del pasado no podían volver a ocurrir. Pero, ¡oh sorpresa!, redescubrimos al viejo Tío Sam, listo con su garrote y su verborrea racista y falsaria, para aplastarnos. Ahora resulta que somos un vecino al que Trump no sólo desprecia profundamente sino al que considera débil en extremo, incapaz de gobernarse, dependiente de los Estados Unidos como una rémora de un tiburón, y con un presidente cobarde y corrupto. Todos los días nos receta acusaciones insostenibles, como la última (obviamente publicada en Twitter) en la que dice que México ha tomado ventaja de los EU por mucho tiempo y ya es suficiente, y menciona el masivo déficit que según Trump beneficia a nuestro país.

La realidad es que estamos ante una guerra, por el momento comercial y geopolítica, desatada como en el pasado; con alevosía y ventaja. De forma cobarde y tramposa, con justificaciones espurias que escondían y esconden los auténticos propósitos rapaces y depredadores, que han prosperado en medio de las divisiones, falta de organización y caos interno bien aprovechado y alimentado desde el norte.

Señala la revista italiana de geopolítica [i]Limes[/i], en un artículo intitulado "¿Por qué puede desatarse un conflicto en la frontera entre México y Estados Unidos?" que la frontera entre los EU. y México es ahora una de las cinco principales líneas de falla geopolíticas en el mundo.

“Con esto queremos decir una zona en la que hay corrientes subterráneas de tensiones permanentes que estallan periódicamente en un conflicto. La frecuencia y la intensidad de estas erupciones varía en función de la zona”.

En ese momento, la grieta México-Estados Unidos está latente, pero no va a ser para siempre, advierte Limes, y no sin razón, como demuestran los eventos con la nueva administración estadunidense, la que esconde tras su agresivo y racista discurso, propósitos e intereses económicos y geopolíticos.

Hay que acudir a las máximas instancias internacionales, a las Naciones Unidas, a la Organización de Estados Americanos, en demanda de ayuda para enfrentar a la potencia militar planetaria, que vuelve a dar una lección a los mexicanos que abdicaron de defender la soberanía de nuestro país, que desmontaron el Estado mexicano y decidieron convertirnos en un apéndice de la economía estadunidense en base a los bajos salarios y la nula regulación ambiental.

México corre graves riesgos como en el pasado. No nos equivoquemos, el presidente Trump actúa de la manera en que lo hace porque sabe bien que somos un vecino débil, ya que además le es muy rentable en términos políticos azuzar el desprecio y odio hacia su vecino del sur. Somos la víctima perfecta, y nos está utilizando todos los días para alimentar la sed de sangre de su electorado.

Como señala Naomi Klein en una columna publicada en The Nation e titulada “El gabinete de amigotes de Trump puede parecer fuerte, pero tiene miedo”, en Estados Unidos no estamos ante una transición pacífica de poder. Es un golpe corporativo. Los intereses que han pagado desde hace mucho tiempo a los dos partidos principales para imponer su agenda han decidido que están cansados de jugar el juego. Y han decidido convertirlo en un casino donde sólo ellos ganan.

Mientras tanto, el mundo observa con mucha atención la manera en que la potencia militar global, y su presidente sicótico, tratan a un vecino pacífico, “socio” comercial que aceptó un Tratado de Libre Comercio dañino para amplios sectores de la economía mexicana, y que hoy se encuentra con el discurso de que ha servido para que tomemos ventaja.

Como añade [i]Limes[/i], históricamente, una frontera terrestre tiende a cambiar de lado con frecuencia y quien la controla es el actor con mayor fuerza militar y política. En el caso de la frontera entre los EU y México, la última vez que la zona cambió de patrón fue al final de la Guerra México-Americana en 1848. Desde ese conflicto, México nunca ha estado en condiciones de desafiar a Washington.

Falta ver si el presidente de los Estados Unidos va a actuar de la misma manera beligerante y prepotente con naciones que sí le pueden responder, no sólo en el ámbito comercial, sino geopolítico y militar. De ser así, podríamos estar ante el serio riesgo de una conflagración en el planeta.

Mérida, Yucatán
[b]@infolliteras[/b]
[i]Facebook[/i]: [b]Infolliteras[/b]
[b]www.infolliteras.com[/b]
[b][email protected][/b]