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Ricardo Peralta Saucedo
Foto: Archivo
La Jornada Maya

Lunes 20 de febrero, 2017


El terror que causaba en los gobiernos tan cerca y tan lejos de los Estados Unidos como México, era que sus jóvenes estuvieren influenciados por ideas socialistas, principalmente de la URSS o de Cuba, ideas “exóticas” como comúnmente se les llamaba en la época. El ser rojo, de izquierda, todavía mantiene un amargo sabor a moneda de cobre en algunos adversarios ideológicos; aunque ya no se entienda con certeza plena, si se refiere a una filosofía o (con todo sarcasmo) a ser diestro o siniestro. ¿Habrá a quien se la siga creyendo?

A la fecha, muchas formas de “solucionar” las demandas populares de algunas organizaciones sociales, se resuelven a través de dádivas a líderes corruptos, que a manera de extorsión, suspenden las protestas y movilizaciones a cambio de jugosas recompensas, económicas y/o políticas.

Así, ha mal-funcionado el país, el capital político del movimiento social se pone en riesgo cuando se prostituye como un acto mercantil, porque limita el ejercicio de la manifestación, detiene esa libertad que como trampa ratonera se activa y desactiva con un pedazo de queso.

Trataré de ilustrar brevemente tres fenómenos sociales y políticos que siguen en construcción en México, la defensa de la libertad de expresión, la lucha por la democracia y la política anticorrupción, entre cada uno de ellos, hay más o menos dos décadas de diferencia, donde hay detonadores del inicio de su edificación. Ninguna ha concluido, la última no termina de despegar. Pero en todas la sociedad civil es factor de catapulta.

El 2 de octubre, fue el comienzo de la descomposición de la legitimidad del sistema político en México, las decisiones extremosas, de una sola y autoritaria-mente, en una práctica añeja de cooptar liderazgos o infiltrar movimientos sociales y ponerles fin con la muerte, a través de francotiradores que dispararon masivamente causando caos entre el ejército, el Batallón Olimpia (con su guante blanco) y la policía de la Ciudad, dejó una estela de acontecimientos que aún siguen muy vivos. Inició en el México contemporáneo la demanda social por el derecho a la libertad de expresión a través de la protesta y dejó claro como motivo, la enorme lejanía y existencia de un movimiento juvenil comunista masivo.

“Al fin ganaron sus muertitos” escribió de manera ofensiva el ex presidente Adolfo Díaz Ordaz en sus memorias, después de los sangrientos hechos del 2 de octubre del 68; el costo para nuestro país pese a lo que se quería evitar, fue el escaparate mediático internacional por los Juegos Olímpicos que se inaugurarían apenas 10 días después.

México fue exhibido como un país donde su gobierno asesina a sus jóvenes por protestar en su contra.

Casi 20 años después, el terremoto de 1985 nos hizo volver a sentirnos con una solidaridad inusual, en la Ciudad de México y el país entero se lloraron las miles víctimas, se buscaban culpables, en esta ocasión salvo algunos casos de infraestructura de mala calidad, no hubo a quien señalar, la unión nacional salvaba una vez más a la nación, los que sufrimos el terremoto, sabemos que que contra la naturaleza lo único que viene a la mente es salir con vida.

La lucha por la democracia, estaba enfrentando a los herederos de la revolución mexicana, todos buscando el poder y la forma de gobernar. Las elecciones de 1988 fueron parteaguas en la diversidad electoral. La caída del sistema y los fraudes electorales marcaron el inicio de la transformación institucional, social, política y legislativa en la incipiente democracia de México. Aún en construcción.

No porque nunca hubiera ocurrido desde épocas inmemoriales en México, hay registros desde la colonia de hechos de corrupción, pero también de hechos de impunidad. Estos indivisibles fenómenos que se han acompañado como plaquetas a la sangre.

La Renovación Moral, sello distintivo del gobierno de Miguel de la Madrid, llevó a la cárcel al “General” (Hasta este nombramiento es corrupto) Arturo Durazo Moreno, un civil al que le fue asignado ese alto y digno rango militar sin merecerlo, también fue “Doctor Honoris Causa” distinción otorgada por una institución educativa… Se le aseguraron al ícono de la corrupción de los 80´s. inmuebles con diseño arquitectónico de Partenón romano de grandes dimensiones, donde los albañiles fueron policías a su cargo, un hombre ostentoso, ignorante y claro muy amigo del presidente López Portillo, sí aquel que defendería el Peso: “como un perro”.

Han pasado casi 30 años de este hecho. Los escándalos de corrupción cada vez son más frecuentes por la enorme impunidad que otorga el marco jurídico y el sistema político, la costumbre y no cultura, del mexicano a tolerar actos de corrupción.

Estamos hoy ante una afortunada y creciente masa de ciudadanos que estamos convencidos que la corrupción es multifactorial y multicircunstancial, es decir, hasta su percepción es difusa, pues es tal su práctica que se ha convertido en un hábito institucional.

Ese gran grupo ciudadano que ha sido testigo, en algunos casos desde el nacimiento del derecho de expresión, pasando por la lucha por la democracia y ahora inician junto con nuevas generaciones la creación de la política nacional anticorrupción.

Este nuevo Sistema Nacional Anticorrupción que después de la iniciativa constitucional y que empeñosamente han impulsado diversas organizaciones de la sociedad civil, catedráticos, padres de familia, estudiantes, empresarios y ciudadanos convencidos que nuestro país se encuentra en la peor crisis de credibilidad y de liderazgos, todo aquí si por un culpable siniestro: La corrupción.

De manera muy entusiasta el pueblo de México se levanta haciendo un frente común, para algunos seguirá siendo infructuoso cualquier esfuerzo, como si el país no tuviera remedio. Yo, apreciado lector opino lo contrario, esta nueva etapa, la gesta ANTICORRUPCION llegó para quedarse, debemos reconstruir el prestigio de nuestro país y de nuestra nacionalidad, frente a políticas públicas extranjeras debemos estar unidos, pero frente a conductas internas sólo hay un motivo: México. No dejemos que los francotiradores hagan un caos, que no nos amedrenten, esa película ya la vimos.

Mtro. Ricardo Peralta Saucedo. Catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAM

[b]Ciudad de México[/b]

[b]Twitter: @ricar_peralta[/b]

Web: [b]ricardoperalta.mx[/b]


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