Daños colaterales en cacería de Uber

Eduardo Lliteras Sentíes
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Martes 28 de febrero, 2017


Un mes sin su auto, sin saber dónde está y sin poder sacar los documentos de trabajo o las llaves de la casa que en él se quedaron. Así se encuentran Eric R. Valdés Segura y sus padres, quienes el pasado 25 de enero circulaban sobre el periférico de Mérida, dirigiéndose a entregar un diseño que le habían solicitado y con la intención de posteriormente celebrar el cumpleaños de su padre, hasta que fueron detenidos a la altura del kilómetro 43 por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), a bordo de la patrulla 6031.

El auto, un Chevrolet Sonic modelo 2013 color gris plata, con placas del Estado de México MPJ8616, llevaba dirección al aeropuerto. El primer motivo que los policías indicaron para la detención fue el engomado; cuando se les mostró que éste se encontraba en el vidrio delantero, pasaron a señalar el humo o polarizado de los vidrios. La respuesta de la familia fue que ambas ventanas delanteras iban abajo, como marca el artículo 69 de la Ley de Tránsito y Vialidad del Estado de Yucatán.

Además, toda la documentación estaba en orden: licencia de conducir vigente, tarjeta de circulación y seguro vigentes también.

Como explica Erik en una carta entregada en Palacio de Gobierno en el despacho del secretario general de Gobierno, Roberto Rodríguez Asaf, y dirigida al gobernador Rolando Zapata Bello: “Tras verificar el oficial que todos los documentos estaban en regla, los agentes de dicha patrulla argumentaron que el vehículo contaba ‘con dos reportes’. Sin embargo, no pudieron explicar de qué ‘reportes’ se trataba”.

Posteriormente, llegaron otras patrullas y una grúa de la SSP, los que actuaron con “alevosía y ventaja”, como se afirma en la carta, para llevarse el vehículo, lo que hicieron con ellos arriba debido a que decidieron no dejar que se llevaran el auto “así nomás, debido a la actitud de los oficiales”.

Por si fuera poco, tras llegar a las instalaciones de la SSP en el periférico, donde se les canalizó para acudir al Departamento Jurídico para que les pudieran explicar las razones del decomiso del vehículo, ya que no tenían ni multa ni un recibo, el oficial responsable desapareció. A partir de ese momento no volvieron a ver su auto. Acudieron a los corralones de la SSP, ubicados en la avenida Jacinto Canek, y en el Corralón 2 les dijeron que no tenían ni idea de en dónde pudiera estar el auto.

Ha pasado un mes, entre vueltas a la SSP, a la Fiscalía General del Estado, donde denunciaron a los agentes y su forma de proceder, y a la Dirección de Transporte del Estado (DTEY), y del vehículo, ni sus sombras.

Posteriormente se enteraron que el patrullero de marras había escrito en un reporte (que nunca les mostraron) que el auto había sido detenido porque “era UBER”. Es decir, porque utilizaba dicha aplicación, lo cual es totalmente falso. Primero porque Erick Valdés Segura es diseñador gráfico y no se dedica a ninguna labor vinculada al transporte y menos aún utiliza la aplicación, como ha podido demostrar fehacientemente.

Sin embargo, la DTEY, a donde les indicaron que debían acudir para la liberación del vehículo, les dice que sigan dando vueltas. Mientras se ha negado a realizar la petición a UBER para que confirme que dicho vehículo no utiliza su plataforma.

Como afirman en la carta, y durante la conversación que mantuvimos, piden que se les finque responsabilidad a los agentes de la SSP en caso de que le puedan dar mal uso a su vehículo. Además, Erick Valdés –una persona tranquila y de mirada afable así como sus padres- mostró los vídeos que grabó el día en que le hurtaron el auto en el periférico de Mérida, “la ciudad más segura”, según dicen, donde además se respeta la ley, según dijo recientemente el secretario general de Gobierno.

En dichos vídeos se corrobora la historia aquí sucintamente narrada. Como nos comentan: “Vinimos a Mérida pensando que era un lugar tranquilo, sin abusos como los que ocurren en otras partes de la República, pero vemos que no es así”.

Al día de hoy, no les han entregado el auto, y nadie, absolutamente nadie, ninguna autoridad, les puede decir dónde está. Mientras tanto, Erick se ha quedado sin su vehículo, el que necesita para transportarse, para ganarse la vida, temiendo además que resulte con daños.

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