Akumal, la tortuga de los huevos de oro

Carlos Meade
Foto tomada de la web
La Jornada Maya

Martes 7 de marzo, 2017


El conflicto que afecta a Akumal desde hace 4 años tiene causas diversas y complejas; decir que es un enfrentamiento entre los habitantes del poblado y los dueños de los negocios de la bahía es simplificar demasiado las cosas, dejar fuera a actores fundamentales y sólo ver el movimiento aparente y engañoso del conflicto

Primero hay que decir que el Centro Ecológico Akumal es una asociación civil creada originalmente con interés en la conservación, pero pronto desvirtuada en los hechos y dedicada a defender los intereses de las empresas asentadas en la bahía. El consejo directivo de esa institución está integrado por los propios empresarios: Carlos Ortiz Salinas, Laura Bush Romero, Ernesto Marcos y Terry Richardson, entre los más influyentes en su interior.

Por otra parte, los habitantes del poblado no representan una fuerza unificada por intereses comunes. A la mayoría de ellos les preocupa que se presenten conflictos ya que se ven afectados en su trabajo. Un alto porcentaje de estos pobladores labora para los hoteles, condominios, residencias y restaurantes de la bahía y el camino a Yalkú.

Un pequeño grupo de pobladores, muy beligerante, está integrado por cooperativas y tour operadores sin registro alguno y ha sido apoyado por el PRI municipal y estatal, por lo menos durante el sexenio de Borge Angulo. Con ese respaldo, han aplicado medidas de presión drásticas, como el cierre del acceso a Akumal, en tres ocasiones.

Se ha hablado del interés del exgobernador de hacerse de un pedazo de tierra en la bahía, apoyando grupos de presión y usando prestanombres. A raíz de la información que se ha ventilado en los medios sobre sus múltiples fechorías, no hay que tomarse a la ligera ese rumor.

La lucha de estos grupos de tour operadores locales se ha enfocado a aprovechar la presencia de tortugas en la bahía, compitiendo con las empresas establecidas, que hace 25 años venden tours de [i]snorkel [/i]y buceo en el arrecife; negocio que ha generado fortunas a sus propietarios.

Como resultado de esa ambición compartida, la bahía se vio invadida de snorkelistas y la zona comercial de Akumal se convirtió, desde hace 3 años, en un caos inmanejable.

Otras organizaciones ambientalistas, ajenas al CEA y a sus intereses encubiertos, como Yaxché, Árbol de la Vida, A.C., exigieron la intervención de la delegación de la Semarnat para establecer un plan de manejo de la bahía y moderar y regular las actividades de todos estos actores que sólo ven sus intereses de corto plazo.

La autoridad responsable tardó años en reaccionar, dejando que el problema escalara y ahora que la Profepa dice vigilar que se cumpla un plan de manejo, los grupos en pugna, en lugar de discutir sus diferencias en el seno del comité de manejo, vuelven a la confrontación violenta. Al parecer, ninguno de los actores parecen dispuestos a normar sus actividades a través de un plan de manejo. Y la autoridad se muestra incapacitada para contener y dar cauce institucional a estas disputas.

El conflicto reciente se da a poco más de un mes de que la Profepa vigila las actividades en la bahía y a pocos días de que decidió prohibir la venta de tours hasta que los operadores se comprometan en serio con el cumplimiento del programa de manejo, ya que que pudo detectar que el límite de nados autorizado se duplicó.

Quienes conocen Akumal desde hace más de 40 años afirman que nunca había habido una población de tortugas viviendo de manera permanente en la bahía.

Algunas personas ingenuamente creen que la actual población de tortugas, alrededor de 50 ejemplares, se debe al programa de protección de la tortuga marina que se ha aplicado desde hace alrededor de 20 años. Los expertos opinan que, en realidad, la destrucción del hábitat de las tortugas a lo largo de la costa, debido al establecimiento de agresiva y depredadora infraestructura turística, ha provocado que las tortugas se refugien en los pocos lugares donde hay aguas tranquilas y alimento (pasto marino) como el caso de Akumal, aunque no sabemos hasta cuando, sobre todo si la bahía se sigue explotando de esa forma irresponsable y mezquina.

Por lo pronto, la población de tortugas ya muestra síntomas de estrés. Ellas no parecen muy felices de que, todos los días, cientos de personas las hostiguen, las persigan y destruyan su hábitat pisoteando el pasto marino o levantando sedimentos con sus aletas.

Mientras tanto, la ambición de empresarios insaciables, el oportunismo y las raterías de políticos encumbrados y la emergencia de grupos locales que exigen una parte del botín, están matando a la tortuga de los huevos de oro.

[i]Mérida, Yucatán[/i]