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del

La Jornada Maya
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán

Jueves 30 de marzo, 2017


[b]SIC[/b]


Carmen Lira Saade
Directora General
[i]La Jornada[/i]

Fabrizio León Diez
Director General
[i]La Jornada Maya[/i]

Ricardo Tatto
Columnista
[i]La Jornada Maya[/i]

Estimados Carmen y Fabrizio: Me atrevo a escribir esta carta por el pesar y vergüenza que tengo desde el día lunes en que leí el artículo “Mérida, una ciudad viva” firmada por el Sr. Ricardo Tatto y publicado por [i]La Jornada Maya[/i].

Les pongo en contexto: la Ciudad de Mérida, cuyo Centro Histórico es el segundo más grande del país solo por detrás de la Ciudad de México, ha visto un renacer en los últimos veinte años gracias a la apuesta de miles de personas que se han dedicado a restaurar casas poniendo en ellas su entusiasmo, conocimientos, tiempo, patrimonio, sus vidas.

Pasé mi infancia en un Centro Histórico fantasma; a las casas abandonadas les salían ramas por puertas y ventanas. Casonas intestadas, en pleito familiar, abandonadas a su suerte para vivir en un Norte más lustroso. Desde el año 2000, el Municipio y la Sociedad civil nos dimos a la tarea de rescatar el Centro de esta esplendorosa ciudad, los resultados son ampliamente conocidos: tenemos un Centro Histórico en restauración, reconstrucción, renovación. Cada vez que abre un nuevo negocio, se muda un nuevo vecino, nos alegra que la “mancha de la restauración” este creciendo. En los últimos cinco años, bares y antros han encontrado es esta zona de la Ciudad una oportunidad de negocio y han sido beneficiados por la reconstrucción del Centro Histórico.

Cabe mencionar que el Centro ha sido rescatado en buena medida por personas que han venido de otras ciudades y países, pero también se ha visto beneficiado por yucatecos que aprecian la belleza y valor arquitectónico de esta ciudad. El destino de estos predios es múltiple: residencias, hoteles, restaurantes, tiendas de artesanías, ropa, casas de cambio, agencias de viajes, etc. Mérida ha sido considerada por CNN Money y Forbes la mejor ciudad para el Retiro en 2017.

En este contexto ha surgido una pugna: por un lado los bares y antros en total incumplimiento del reglamento municipal, ponen música a alto volumen, al aire libre, todas las noches. Por otro lado los hoteles y residentes del Centro Histórico que han visto gravemente afectado su sueño con música que supera los 100 decibeles hasta altas horas de la madrugada, piden que se respete el reglamento y se ciñan a los máximos permitidos (65 decibeles). Autoridades, residentes del Centro Histórico y empresarios hoteleros han sostenido diversas reuniones para llegar a un acuerdo que permita que todas las partes convivan armónicamente y se respete la ley municipal.

El día de ayer recibí un correo electrónico de parte de un grupo de Residentes del Centro Histórico que contenía el link con el artículo “Mérida, una ciudad viva” firmado por el Sr. Tatto. Como comunicóloga de carrera he observado la gran cantidad de quebrantos a los principios básicos del periodismo que comete el Sr. Tatto; ustedes, con su oficio, sabrán distinguirlos mejor que yo. Como yucateca, vecina y persona, me siento francamente indignada y avergonzada con los que su articulista llama “expats”.

Los “expats” son, según el Sr. Tatto “…expatriados jubilados que sólo vienen a Mérida a morir en climas y tipos de cambio benéficos para sus intereses…”, "élite blanca". No tienen idea el golpe que ha propinado a nuestros vecinos quienes han logrado tan solo responder a monosílabos ante tal crueldad. No he podido ser capaz de disculparme suficientemente, de explicarles tal mezquindad, de convencerlos de que es tan solo una opinión a título personal que desafortunadamente fue publicado por un medio tan digno como La Jornada Maya, quiero pensar que sin supervisión. Les pregunto: ¿el contenido de este artículo suscribe la postura de su periódico?, ¿Consideran que con estos descalificativos abonan a la buena vecindad y el cumplimiento de la Ley en Mérida?

No sé si Fabrizio haya leído este texto antes de publicarlo, pero les pido lo lean y sean ustedes mismos quienes juzguen no solo la infame calidad de este producto (que yo no podría llamar periodístico sino que relegaría al género del publirreportaje pues el Sr. Tatto escribe como abogado defensor de una de las partes y no como un periodista imparcial, que busca todos los ángulos y opiniones del tema). Este es un texto ofensivo, falaz, antiético, xenófobo, clasista y cruel.

En nombre de la Comunidad Internacional de Residentes y Hoteleros quiero pedirles que el Sr Tatto y el Periódico La Jornada reconsideren lo que han publicado y pidan una disculpa a las personas que han denigrado y ofendido en sus líneas. Como bien ha dicho una vecina del Centro Histórico: “Elegimos a Mérida para vivir, no para morir”.

Quedo a la espera de su respuesta, atentamente,
Geovanna Campos [email protected]
Vecina del Centro Histórico de Mérida
Yucateca.


Puede leer el artículo referido y los comentarios recibidos aquí


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