Kantunil: un reportaje y una esperanza

José Luis Domínguez Castro
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 12 de abril, 2017


El pasado primero de marzo, [i]La Jornada Maya[/i] (LJM) publicó un interesante reportaje sobre la comunidad de Kantunil, importante población situada en el centro del estado de Yucatán, realizado por el joven periodista Paul Antoine Matos. En él se daba cuenta de algunos de los problemas que aquejan a dicha comunidad, especialmente a consecuencia de la construcción de la supercarretera a Cancún, lo que hizo que mucha gente dejara de pasar por lo que en otra época fuera un importante cruce de caminos, con los consiguientes efectos para su economía: disminución de las actividades comerciales, descenso en los ingresos de sus habitantes, incremento de las oportunidades de empleo local, abandono del pueblo por parte de muchos de sus jóvenes, etc.

Soy un lector asiduo de [i]La Jornada[/i] desde que se fundó en la ciudad de México, hace más de 30 años y soy un incansable promotor de su edición regional que nos ha venido a enriquecer a los lectores peninsulares de periódicos de papel. Sigo con atención las notas y reportajes del mencionado reportero, a quien conozco personalmente y sé de sus inquietudes por llegar a ser un profesional de la comunicación. Pero también, en mi calidad de defensor del lector, he leído con profunda atención la réplica que el C. Waldo David Vega Reyes, ha enviado a la redacción de LJM, por lo que quisiera compartir mis reflexiones sobre el particular.

Celebro, en primer lugar, que las letras del periódico lleguen a los ciudadanos de los municipios del interior de nuestro estado y con mayor razón tratándose de un promotor de la cultura de la población mencionada. Entiendo también el malestar expresado ante el reportaje y la indignación generada al leerlo. Cuando se dan a conocer algunos puntos negativos de nuestra patria o de nuestra “matria” (región o municipio), no obstante que éstos puedan ser visibles a cualquier transeúnte, a ninguno de nosotros nos gusta que sean éstos registrados, pero sin contrastarlos con otros elementos positivos y mucho menos que sean enfatizados (sea con la redacción del contenido, o bien con el tamaño del encabezado), hasta convertirlos, quizá en un estereotipo.

Aguardo la esperanza de que este incidente motive más a Paul Antoine para ser más cuidadoso y seguir ahondando en las fortalezas y debilidades que caracterizan la vida cotidiana de nuestros municipios y a documentar bien sus trabajos. Esto diferenciará sus notas de aquellos que no ven más allá del reporte de alguna inauguración o de alguna visita casual de un funcionario público o de un candidato prometedor, notas por lo demás abundantes en la mayoría de los medios que conocemos.

Qué interesante sería también, para nosotros como lectores, que con la ayuda de ciudadanos reconocidos y respetados en sus comunidades como es el caso de Waldo Vega y a través de reporteros comprometidos, nos acerquemos a conocer las realidades del campo y los rincones más olvidados de nuestras ciudades, todos los que estamos interesados en el desarrollo de nuestro estado y en el bienestar integral de todos sus habitantes. Hago votos para que LJM continúe ofreciéndonos información veraz sobre lo que sucede en nuestras villas, pueblos y haciendas, sabiendo que es el municipio, la célula básica de nuestra vida democrática.