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Los curvatos de Chetumal

El tradicional almacenaje de agua de lluvia mitiga la escasez en época de sequía
Foto: Juan A. Xacur M.

Juan A. Xacur M.

En esta época de sequía y falta de agua vale la pena recordar la manera tradicional con que se almacenaba agua de lluvia en Chetumal: el curvato.

Y es que parece increíble que en una isla, como lo es nuestra capital, rodeada en su mayor parte por cuerpos de agua dulce, suframos continuamente de escasez de agua: El río Hondo, las lagunas de Bacalar, Mariscal y Guerrero rodean la ciudad, sin contar la Bahía, que es salada.

Cuando la ciudad se fundó al amparo de la Marina Nacional, los primeros habitantes se abastecían en las instalaciones de la Flotilla del Sur, donde a cambio de leña se les proporcionaba agua desalinizada. 

Con el siglo XX llegaron los curvatos a Quintana Roo para almacenar agua de lluvia. Existen testimonios de que se construyeron también en Cozumel, Isla Mujeres y Felipe Carrillo Puerto, así como en la costa. El curvato más grande se construyó en la década de 1940, medía tres metros de altura y tenía más de cuatro metros de diámetro; perteneció a la compañía maderera Caobas Mexicanas y se encontraba ubicado en la avenida Héroes entre Carmen Ochoa de Merino y Othón P. Blanco en Chetumal.

En la década de 1930 se levantaron aljibes de mampostería. El mayor, el Lázaro Cárdenas, ubicado en donde hoy se encuentra la Plaza Chetumal y en él participó activamente la población con trabajo gratuito; el primer surtidor público de este aljibe, conocido como hidrante, se ubicó en la esquina de Héroes y Othón P. Blanco.

En los años 50, poco después del huracán Janet, se introdujo el sistema de agua potable con su enorme tanque alto que servía de regulador y que se observa en la Efraín Aguilar y que hoy pide a gritos, por su mal estado, su demolición o mantenimiento, ya que amenaza con caerse. Este primer sistema se surtía de agua del kilómetro 19, y posteriormente en los 80 se comenzó a extraer agua de González Ortega. En los años 90 se construyeron nuevos tanques reguladores en la Avenida Insurgentes y a la entrada de la ciudad por la carretera federal. En la actualidad el sistema de agua recibe del kilómetro 19 líquidos para la parte baja de la ciudad y para todo lo demás de González Ortega. Ya nadie nadie tiene aljibes ni curvatos, porque confían en la Comision de Agua.


¿Pero cómo era un curvato? ¿Cómo se fabricaba?

Está hecho de madera de ciprés o de cedro, tiene forma de barril o tonel y se estructura con duelas verticales, rebajadas por los cantos y unidas con aros metálicos sobre una base circular. Durante la primera mitad del siglo xx, esta especie de barril estacionario fue indispensable en Belice y Quintana Roo. La conformación rocosa calcárea del suelo hacía del líquido del subsuelo una sustancia insalubre. En una época difícil y de medios limitados para adquirir agua potable, Payo Obispo (hoy Chetumal) adoptó el curvato de Honduras Británicas (hoy Belice). Los primeros llegaron de Inglaterra, eran de madera de ciprés y se vendían desarmados en Belice, pero debido al alto costo que tenían y ante la abundancia de madera en la región, los payobispenses aprendieron pronto a fabricarlos. 

 

Foto: Facebook Chetumal y su Identidad



Para hacer un curvato, según un “curvatero”, primero se alinean maderas gruesas formando un cuadro, se pone un clavo en el centro y luego se traza una circunferencia para cortar los tablones del fondo. Luego se traza una duela, se corta, encala y se cepilla y con esa plantilla se saca el resto. Las duelas se ensamblan una a una, en la base; en las uniones se aplica una sustancia impermeabilizante que los curvateros llamaban nevalik en criollo beliceño(en inglés, never leak: nunca gotea) para que selle la madera una vez que se hinche cuando se le vierta el agua. El curvato no lleva clavos, tampoco tapa. En la parte superior se colocan unos travesaños de madera y luego unas láminas que se doblan en la boca, ahí sí lleva clavos pero esos los pone el dueño del curvato. 

El curvato puede desarmarse y ser transportado de un lugar a otro. Siempre que se arma uno se coloca sobre unos soportes de madera para que haya ventilación en la base y no se pudra. Con mantenimiento, un curvato puede durar más de medio siglo. Hoy en día sobreviven algunos en la zona baja de Chetumal.

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