El voto francés, parte uno

Eduardo Del Buey
Foto: Ap
La Jornada Maya

Lunes 24 de abril, 2017

Los franceses votaron en la primera ronda de dos que habrá para las elecciones presidenciales, y los dos partidos principales han sido derrotados. Al momento de escribir, Emmanuel Macron (centrista independiente pro Europa), iba en primer lugar con el 24 por ciento de los votos, y era seguido de cerca por Marine Le Pen (extrema derecha), con el 22 por ciento. El candidato oficial del ala derecha, François Fillon, iba en tercer lugar con el 20 por ciento, mientras que el izquierdista radical independiente, Jean-Luc Mélanchon, iba en cuarto con el 19 por ciento de los votos.

Por lo tanto, los dos principales candidatos radicales parecen haber reunido el 44 por ciento de los votos, haciendo énfasis en la amargura que muchos franceses sienten hacia la inhabilidad de los partidos tradicionales para abordar los males actuales y mover al país hacia adelante.

Estas elecciones resultan un manojo de nervios para el sistema político francés, ya que han estado al margen del debate político y se han encontrado en una vorágine de disgusto público con el [i]status quo[/i].

De cualquier forma, esto no se traducirá en una victoria para Le Pen en la segunda ronda electoral a principios de mayo, ya que la izquierda radical no votará a favor de un candidato de la extrema derecha. De hecho, las encuestas indican que en esta elección, Macron podría ganar el 60 por ciento del voto frente a Le Pen con 40 por ciento. Si Europa es el principal problema en la mente de los votantes, algunos de los seguidores de Mélanchon podrían apoyar a Le Pen. Sin embargo, esto no sería suficiente para mitigar una victoria de Macron el próximo 7 de mayo.

El mayor reto al que se enfrenta Macron es que no cuenta con un aparato partidista real. Tampoco ha sido candidato para ningún puesto político antes. Su habilidad para trabajar con el Parlamento francés dependerá de un trabajo cercano con los partidos tradicionales que se espera obtengan buen número de curules. Uno esperaría que Fillon apoyara a Macron y asegure que pueda gobernar por los próximos siete años.

Lo que le hace falta a Macron con respecto a la experiencia política es lo que tiene de carisma y audacia. Como ya mencioné antes, nunca se ha lanzado por ningún puesto político. Sin embargo, el hecho de que entrara primero contra un agente político experimentado como Le Pen, con un aparato nacional del partido a su disposición, contará mucho en este país altamente dividido.

Francia es un país con muchas divisiones y sus principales partidos están en desorden.

El partido antiguo socialista y el conservador tienen la necesidad de reinventarse o unir fuerzas con los principales líderes (Macron y Mélanchon). Mélanchon se dice ser la nueva izquierda francesa y Fillon tendrá mucho que explicar al terminar su campaña presidencial gracias por las acusaciones en su contra sobre corrupción y nepotismo. La gran pregunta por los siguientes años será sobre el desarrollo de las nuevas fuerzas políticas en Francia y el papel que los radicales seguirán teniendo dentro del sistema político francés.
Los líderes europeos soltarán un suspiro de alivio. Con el BREXIT trabajando, lo último que necesitaban era la victoria de un candidato presidencial anti-Unión Europea (UE). Aunque si Le Pen gana su 40 por ciento predicho en la siguiente ronda, implicará que una gran minoría de los votantes franceses no tienen miedo de cuestionar el futuro de Francia en la UE.

¿Podría esto conducir a una renovación de la Unión Europea? Esto siempre es una posibilidad mientras que otros países europeos se enfrentan sus propias fuerzas populistas ant-UE. De hecho, quienes están a favor de la UE no necesariamente implica pro-corriente UE. ¿Es acaso la burocracia no electa de Bruselas una fuerza que gobierna sin haber sido elegida demasiado poderosa en un continente en el que el nacionalismo es, aún, una característica política a tener muy en cuenta? Todavía falta ver si el BREXIT y la demostración de fuerza anti-UE en Francia lleva a un examen de conciencia entre los que apoyan a la Unión Europea.

Pero lo principal es que estas elecciones han hecho mella en la supuesta tendencia hacia una democracia no liberal como en Hungría y Turquía que, aunque no es miembro de la UE, es todavía vital para la economía occidental y los intereses de seguridad. La reciente derrota de Geert Wilders en los Países Bajos junto con Le Pen viene en segundo lugar en la primera ronda y, si como se espera, en la segunda ronda, marca un muro de ladrillos contra los populistas y sus mensajes de odio y miedo.

La periodista francesa Christine Ockrent ha etiquetado esto como una victoria para los optimistas franceses, quienes ven en Macron una oportunidad para renovar el sistema político francés sin regresar al radicalismo basado en odio y miedo. Como Trudeau, en Canadá, representa la vuelta hacia la política más tradicional de inclusión y construcción de puentes.

Ahora esperamos que sea 7 de mayo.

[i]Mérida, Yucatán[/i]