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Joan Serrat Montagut
Foto: Albert Salamé
La Jornada Maya

Domingo 23 de abril, 2017

Cuenta la leyenda que hace muchos años, en la Edad Media, la época de los inexpugnables castillos y las grandes historias, un dragón malvado llegó a un pueblo llamado Montblanc, en el corazón de Catalunya, decidido a devorar a todas las mujeres jóvenes del lugar. Su hambre era voraz y después de tragarse a todas las hijas de cada familia le llegó el turno a la princesa, la querida hija del rey, quien decidió entregarla al monstruo, atándola a un árbol en las afueras de Montblanc. El dragón se acercó a la princesa abriendo la boca y atemorizando a la joven cuando, de repente, apareció Sant Jordi encima de un corcel blanco. El caballero se acercó al dragón y le clavó una lanza en el lomo, matándolo al acto. De la sangre que salió disparada de la herida brotó un enorme rosal. Sant Jordi le dio una de las rosas rojas a la princesa y, como ocurre siempre en todos los cuentos, vivieron felices para siempre.

En cualquier rincón del mundo, la vida colectiva está hecha de leyendas y saberes comunes que atesoramos y que aún somos capaces de transmitir generación tras generación. Forman parte de nuestra identidad, de nuestra esencia genuina. En Catalunya, la leyenda de Sant Jordi es uno de los pilares identitarios más importantes, pues da lugar a una fiesta celebrada cada 23 de abril, que es un homenaje casi sacro a la lectura, al amor y a la convivencia. En el Día de Sant Jordi, que muchos reivindican también como el día patrio de los enamorados y también como una plataforma de reivindicación independentista, las calles de todos los pueblos y ciudades de Catalunya se llenan de puestos de venta de libros y de rosas, de encuentros literarios, de [i]perfomances[/i] poéticas, de juegos florales, de representaciones teatrales. Ese día, todas las personas que deambulan por estas calles de cultura se dejan seducir por el embrujo de los libros, objetos que quizás olvidan a lo largo del año. El Día de Sant Jordi la lectura palpita y la cultura se erige como una herramienta necesaria para asegurar la paz. Es un día, en el fondo, de activismo pacífico, de revolución cultural. Existe un orgullo especial de todos los catalanes por esta fiesta que se enraíza en lo profundo de nuestro ser colectivo y nos recuerda, desde la lejanía, lo bonita y especial que es nuestra tierra.

Mérida, como cada año, disfruta de esta experiencia horizontal, colectiva y participativa de amor por los libros en el marco del Día Internacional del Libro en la sede del Casal Català de la península de Yucatán, que este domingo abrió sus instalaciones para replicar una fiesta que viene de muy lejos, para así afianzar las culturas peninsular y catalana. El programa giró en torno a la edición independiente, con otras interesantes propuestas para grandes y a pequeños. La jornada inició con el espectáculo [i]Contando y enredando[/i] de la cuentacuentos Natasha Rodríguez, continuó con un concierto de genuina rumba [i]wayé[/i], a cargo de Pedro Álvarez y un conversatorio sobre edición independiente a cargo del colectivo Malas Impresiones y SOM Editorial Colectiva. De 15 a 17 horas se desarrollaron un taller de fanzines y otro de encuadernación.

Paralelamente, los asistentes disfrutaron de las paradas habituales de Mercasal y también puestos de publicaciones de edición independiente. Aparte, quien quisiera donar un libro recibió a cambio una rosa, siguiendo la tradición catalana. Todos los libros recibidos serán entregados, a su vez, a la biblioteca de la comunidad de Sanahcat y al proyecto de Espacio Comunitario de Aprendizaje [i]U Yich Lu’um[/i].

La fiesta de Sant Jordi coincide, además, con el vigésimo aniversario del Casal Català de la península de Yucatán, entidad que de manera ininterrumpida ha pretendido ser un foco de debate, participación, reflexión y activismo cultural. En estas dos décadas repletas de experiencias y recuerdos se han organizado conferencias, ciclos de cine y eventos de todo tipo en los cuales la cultura era, es y será la columna vertebral de nuestras intenciones, activando la colonia García Ginerés y propulsando experiencias de intercambio y de transformación. Estén atentos porque este año, desde el 23 de abril, propondremos actividades muy interesantes. En el recuerdo de esta fiesta librera y también del cumpleaños está la figura perenne de Manel Mercader, presidente honorario y fundador de la entidad, quien nos dejó hace un año.

Cabe mencionar que en Barcelona, declarada ciudad de la Literatura por la Unesco, se ha activado una plataforma ciudadana para pedir que la fiesta de Sant Jordi sea considerada por este organismo internacional como patrimonio inmaterial de la Humanidad así como lo es, por ejemplo, el Día de Muertos o la cocina tradicional mexicana. La fiesta catalana tuvo un papel decisivo para que en 1995 la Unesco proclamara el 23 de abril como el Día Internacional del Libro y de los Derechos de Autor. Un 23 de abril de antaño moría Cervantes y nacía Shakespeare. El Casal Català está ubicado en la calle 14 entre las calles 23 y 25 de la colonia García Ginerés ([a=http://casaldeyucatan.cat/]www.casaldeyucatan.cat[/a]). ¡Feliz Día del Libro y de la Rosa!

[i]Mérida, Yucatán[/i]


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