Gana Macron

Eduardo del Buey
Foto: Tomada de la web
La Jornada Maya

Lunes 8 de mayo, 2017

Europa y el mundo pueden tener un suspiro de alivio.

Marine Le Pen y su Frente Nacional fueron derrotados en las votaciones, y Emmanuel Macron será el siguiente presidente de Francia.

Sin embargo, antes de dejar que nos gane la euforia, 38 por ciento de los sufragantes franceses votaron por Le Pen, dándole a ella y a su agenda política la credibilidad electoral que hasta ahora no tenía. El primer objetivo de Macron debe ser convertir al 62 por ciento del electorado que votó por él de ser anti-Le Pen a que estén a favor de sus políticas, lo cual no será una tarea fácil. Francia se mantiene dividida entre aquellos que buscan la continuidad y los que quieren reformas radicales en su mentalidad, sus instituciones democráticas y sus partidos políticos.

De hecho, ésta es una elección que Macron pudo haber perdido fácilmente.

En primer lugar, el supuesto [i]hackeo[/i] de los medios de comunicación de su partido y la posterior mezcla de mensajes reales con falsos pudo haber influido al electorado como lo hizo en Estados Unidos. Afortunadamente, ese [i]hackeo[/i] llegó muy tarde, o los votantes franceses se acostumbraron gracias a las advertencias de las actividades rusas durante las campañas presidenciales recientes de EU.

En segundo lugar, en la última semana de la campaña, Macron les dijo a los votantes que sólo quería su voto si ellos creían en él y en su causa. El antiguo presidente Jacques Chirac, quien venció al padre de Le Pen, Jean Marie, en la segunda vuelta de las elecciones del 2002, dijo a los franceses en ese entonces que no interpretaría su voto como un mandato masivo para gobernar como él deseaba – su meta era de ganar una gran mayoría y eliminar a Le Pen como una amenaza para Francia. Al escribir en The Guardian el 1° de mayo, Olivier Tonneau reportó que “Macron ha hecho lo contrario: estableció valientemente que él sólo quería votos basados en el compromiso genuino. Así, corrió un riesgo mayor: ha retado a la gente que se opone a él (y son varios) a abstenerse”.

Sin embargo, él ganó a pesar de este [i]faux pas[/i] político.

A pesar de su victoria, no tiene un apoyo político fuerte por sus ideas o políticas propuestas. De hecho, sus propuestas laborales al ser ministro de Economía se enfrentaron a manifestaciones públicas. Mientras que él promete reformas grandes por Francia, sus predecesores han tratado de seguir un camino parecido y sólo se han encontrado con fuertes resistencias en las calles.

Macron tiene otro reto: la falta de un partido político formal.

Con las elecciones parlamentarias programadas para junio, ahora debe crear un partido que pueda ganar la mayoría de escaños para ayudarlo a pasar la legislación que necesita para convertir sus promesas en realidad. Eso, o llamar a los partidos de oposición moderada a una coalición con cualquier presencia parlamentaria que él mismo ponga para legislar en su favor.

Esto no será fácil.

La economía francesa se ve obstaculizada por leyes laborales antiguas y provee poca flexibilidad para que la economía se adapte a los cambios creados por la globalización y la tecnología. Los sindicatos tomarán el papel de una oposición fuerte frente a los esfuerzos de reformas económicas, y las élites, como siempre, no querrán ceder sus privilegios por incertidumbre.

Los dos partidos principales sufrieron derrotas humillantes y tendrán que decidir si forman una coalición con Macron en el Parlamento o reconstruyen sus identidades.

Las lecciones de la muerte del Partido Democrático Liberal Británico después de formar una coalición con los conservadores muy posiblemente le recordará a la oposición sobre los posibles peligros que existen con el fortalecimiento de la posición de Macron a sus expensas políticas.

Además, Macron se enfrentará a una Unión Europea (UE) que está en una encrucijada.

Siendo él pro-Europa, también llama a reformar la UE en tiempos en los que ésta debe permanecer unida en las negociaciones con el Reino Unido, que se dirige al Brexit. En una era en que muchos han acusado a Francia y otros países de perder contacto con el electorado, es obvio que la burocracia de Bruselas se enfrenta al mismo dilema en Europa.

Sin embargo, en más de un año, ha logrado venir desde la nada a ganar la presidencia francesa. Ha demostrado una habilidad de aumentar un movimiento político en un país con partidos históricamente bien definidos.

También, su victoria puede servir como un grito de protesta porque las fuerzas antipopulistas ganen las elecciones en otros lugares y eviten las políticas de odio y divisiones que aún quedan con los mismos argumentos que llevaron a un desastre mundial el siglo pasado.

Pero ¿puede transformar a su movimiento en una organización política viable y vibrante capaz de gobernar Francia?

Para esto, podría observar a los EU, donde un presidente y congreso republicanos parecen tener problemas actuando juntos, a pesar de que Trump haya creado un movimiento parecido sin experiencia política previa.

Macron tiene un camino difícil que debe realizar por sí mismo y debe aprender el arte de crear coaliciones y consenso, si es que quiere dejar huella.

George Santayana alguna vez observó que aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla.

En este caso, la historia apenas tiene algunos meses de edad.

Es mejor que Macron aprenda rápido si quiere convertir la victoria de ayer en una para mañana y más allá, y si quiere transformar a Francia en la entidad política que los votantes aparentemente quieren.