Que no nos gane el silencio

La Jornada Maya
Foto: Raúl Angulo Hernández

Martes 16 de mayo, 2017

[i]“El silencio en México es un acto de muerte. [/i]
[i]No nos debe ganar el silencio”[/i]
Javier Valdez (1967-2017)


Otro más. Javier suma su nombre a Miroslava, a Cecilio, a Ricardo y Filiberto en 2017. Cinco entre los 121 periodistas asesinados desde el año 2000. El 2016, con 11, fue el año que rompió récords en crímenes contra reporteros.

Apenas el fin de semana, siete periodistas fueron agredidos y despojados de sus pertenencias en Guerrero.



A Javier lo conocíamos en [i]La Jornada Maya[/i]. No sólo por ser corresponsal de [i]La Jornada[/i] en Sinaloa. Se convirtió en un gran amigo de este periódico y, en especial, de una reportera joven. Esa reportera se volvió para él, más que una amiga, en una confidente.

Con sus primeros pasos en el periodismo, ella encontró en Javier un mentor para guiarla en su comienzo. A ella le dijo las siguientes palabras: “me interesa contar su vida, para mi ellos no son delincuentes ni son una experiencia, son seres humanos”.

Javier Valdez humanizaba a víctimas y victimarios. Sabía que detrás de cada entrevistado existía un ser humano, un alma transformada, descompuesta por las circunstancias sociales, económicas y políticas. Pero los veía sin juzgar.

Parecía un inmortal. Hacía periodismo crítico en Sinaloa. Sin él, todos nos sentimos más vulnerables.

No sólo están matando periodistas. Mujeres, estudiantes, empresarios, activistas también son asesinados en este México sangriento; un México lleno de odio.

El 10 de mayo, día de las Madres, Miriam Rodríguez, activista, fue asesinada en Tamaulipas por encontrar el cadáver de su hija desaparecida en una fosa común. Metió a la cárcel a los responsables; ellos se fugaron.

En Yucatán, Emma Gabriela fue asesinada frente a sus tres hijos, que tuvieron que saltar su cuerpo para encontrar ayuda. Venció al Estado al tener la custodia de sus hijos, tras una persecución judicial de su ex esposo, Marín Medina Sonda. En la UNAM, Lesby fue encontrada muerta junto a una cabina telefónica.

Nombres y nombres se suman a los muertos de México, mientras la impunidad protege a los asesinos. Todos estamos en la mira; periodistas o no; a mujeres y hombres se nos apunta con las mismas armas, sostenidas por las mismas personas.

Los periodistas mexicanos exigimos a las autoridades y a la sociedad civil garantías para ejercer la libertad de expresión e informar con la verdad de lo que ocurre en nuestro país, que ahora parece tan podrido. El otro México está harto.

Matan a periodistas, porque los periodistas revelan la verdad. Un grupo de periodistas de Animal Político mostró la corrupción en el gobierno de Javier Duarte, en Veracruz, el estado con más violencia contra comunicadores de México.

Miroslava, periodista, demostró el abuso de cárteles del narcotráfico a comunidades indígenas. El periodista Javier Valdez habló con los niños huérfanos del narco y expuso el daño del crimen organizado al periodismo.

Lo mataron, pero no ha sido silenciado; nuestra labor es que su voz, la del periodista y la persona, se siga escuchando. Es necesario gritar a la sociedad, ante la indolencia del Estado: ¡No nos dejen solos!

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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