Las iglesias de Telchac a través de la mirada de Schirp

Mtro. Arq. Raúl Enrique Rivero Canto
La Jornada Maya

Viernes 26 de mayo, 2017


Aumenta el calor en el Mayab y con él también crece el deseo por estar frente al mar en un tradicional pasadía en el puerto. Ya sea para pasar la temporada en familia o simplemente unas horas con los amigos, la visita a la playa resulta casi obligada. Esto puede remontarse a los años previos a la llegada de la Revolución a Yucatán. En agosto de 1913, el inmigrante alemán Wilhelm Schirp Laabs (Aachen, 1886 – Ciudad de México, 1948) realizó un viaje a Telchac Puerto junto con algunos de sus amigos. Pero este paseo fue especial pues Schirp llevó su cámara fotográfica con la cual pudo capturar y legar para la posteridad numerosos recuerdos de su paseo por la costa yucatanense.

Como es de esperarse, entre las fotografías de Schirp aparecen escenas de la vida diaria en la playa, como bañistas, caminantes junto a las palmeras e incluso un truck frente a la playa. También incluyó un par de iglesias. A pesar de que en ese tiempo era costoso y difícil realizar una fotografía, Schirp se animó a fotografiar edificios que cualquiera diría que eran parte de la cotidianeidad. Recordemos que durante el siglo XIX fueron los viajeros extranjeros los que estuvieron a la vanguardia en las exploraciones de nuestros edificios del pasado, pues los veían con admiración y sorpresa, mientras que para la población local eran el pan de cada día. Incluso ahora, nuestros monumentos artísticos e históricos suelen ser más apreciados por los turistas que por la sociedad yucatanense que permite su destrucción.

Los templos a los que me refiero son la sede parroquial de San Francisco de Asís, en Telchac Pueblo, y la capilla de San Juan Bautista, en Telchac Puerto. El primero fue un convento franciscano que a finales del siglo XIX era la sede parroquial a cuya jurisdicción pertenecían Telchac Pueblo, Dzemul, Sinanché y Telchac Puerto. La fotografía de Schirp nos permite ver al conjunto religioso antes de los estragos de la persecución religiosa de la segunda década del siglo XX. En el centro de la imagen se encuentra la fachada principal de la iglesia con su portada y ventana coral. En lugar de torres campanario, el templo cuenta con tres esbeltas espadañas, su principal rasgo formal, siendo la central de mayores dimensiones. Sin embargo, en la fotografía sólo se ven dos pequeñas campanas en la espadaña del lado izquierdo. A la izquierda de la iglesia se encuentra el antiguo convento franciscano en ruinas, del cual nada sobrevivió, y en el lado derecho se ve la capilla adyacente y la entrada al antiguo cementerio, también desaparecido. El templo permanece abierto al culto católico hasta nuestros días.

Curiosamente, Schirp confundió en sus anotaciones a este templo con el de San Juan Bautista en Motul. La forma de las espadañas, junto con la volumetría del inmueble nos ayudó al equipo binacional que estudia la Colección Schirp, investigadores y alumnos de la Universidad de Augsburgo y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), a aclarar la confusión.

Por otra parte, la capilla de San Juan Bautista en Telchac Puerto puede ser completamente desconocida en la actualidad. Esto no es raro pues su uso religioso fue efímero. Sin embargo, es un inmueble que muchos vemos al llegar a Telchac para disfrutar de sus playas y sus platillos. Me refiero al edificio que hoy es usado como Casa de la Cultura y que está contiguo al muelle. Sólo algunos lugareños y visitantes lo recuerdan como el “ex obispado”, siendo tal denominación el único vestigio del origen del edificio.

En abril de 1891, el obispo Crescencio Carrillo y Ancona se entrevistó con el hacendado Juan de la Rosa Ortega como parte de la visita pastoral a Telchac Pueblo. Es probable que de esa conversación haya surgido la necesidad de contar con un templo digno para el culto en el cercano puerto homónimo para lo cual el señor Ortega, principal terrateniente de la zona, prestó todo su apoyo al prelado. Al iniciar 1892 ya se contaba con todo lo necesario para su construcción. Una vez consagrado recibía esporádicamente la visita de un sacerdote, quien no debía faltar el día 24 de julio para la pomposa fiesta patronal.

Junto a la pequeña capilla se construyó un anexo formado por cinco piezas con muros de mampostería y techumbre de vigas de hierro y de madera. Las turbias vueltas del destino permitieron que tras el vendaval revolucionario la capilla y sus anexos fueran utilizados por una sociedad mercantil como bodegas de las mercancías que de ahí embarcaban. A finales de la década de los veinte del siglo pasado todavía conservaba parte del altar. Schirp, quien por cierto fue íntimo amigo del benefactor Juan de la Rosa Ortega, al fotografiar la costa de Telchac desde un bote, retrató también este inmueble, quedando en el extremo derecho de su fotografía. Junto a él se encuentran algunas casas, dos techadas con tejas planas, y frente a ellas los pobladores observan atentos al fotógrafo en la barca.

Seguramente aún hay mucho más que decir sobre estos templos, es por ello que hacemos una invitación pública para que todo aquel que tenga algún dato sobre sus historias lo comparta a mi correo electrónico: [email protected].

Más allá de su indudable valor como testimonio histórico, las fotografías de Wilhelm Schirp nos recuerdan que los caminos de Yucatán están repletos de monumentos artísticos e históricos que forman parte de nuestro patrimonio cultural. Tal vez la próxima vez que vayamos a Telchac Puerto u otra playa, debamos imitar a Schirp y detener nuestra mirada en esos edificios fascinantes que son huellas del pasado y joyas del presente, pero aún más, podríamos fijarnos a detalle en nuestros espacios cotidianos pues ellos serán nuestra herencia cultural para las generaciones del futuro.