Noche pasada por agua

Jhonny Brea
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Lunes 12 de junio, 2017

Sigo magullado del hombro. Eso está muy mal. Por el dolor resultó imposible planchar mis camisas, así que voy a tener que pagar en alguna planchaduría, y luego ver quién me expide una incapacidad temporal para las labores propias de mi sexo. Al menos de algunas, porque el brazo izquierdo funciona bien, pero me resulta muy incómodo alisar mi ropa como zurdo; ya son muchos años a la derecha. Si saben de alguna, pasen el dato, por favor.

En fin, estaba viendo mi presupuesto, cuando se asomó [i]La Xtabay[/i], con cara de “ya estoy fastidiada en casa”, que por lo general pone todos los fines de semana, justo después de la comida.

“Hoy es [i]La Noche Blanca[/i], Jhonny, hay mucho que ver y sobre todo, gratis”, me señaló mientras apuntaba al programa en la tableta. “Mira, vamos al concierto de Mario Bautista, seguro que va a estar buenísimo”, dijo con entusiasmo.

-“¿Y ése quién es?”, me animé a preguntar, pues por varios motivos ando más que desconectado de la información del mundo de la farándula.

- “La verdad es que no tengo la menor idea”, respondió de inmediato, “pero mira, si Armando Manzanero va a servirle de telonero, seguro que es de mucha calidad. A lo mejor es equivalente a la Filippa Giordano, y si es de esos cantantes europeos por eso no sabemos de él”.

Si de algo estoy seguro es que Armando Manzanero podría llenar solito un espacio como la zona arqueológica de Chichén Itzá para un concierto, así que el espectáculo que lo siguiera tendría que ser muy superior y obviamente atractivo para más, así que le externé a mi adorada que seguramente en la [i]Plaza Grande[/i] no habría cupo para un alfiler, y si estábamos pensando salir en familia, lo mejor era mantenerse a una distancia prudente, por el riesgo de salir con los engendros y que luego tuviéramos que estar reportando su pérdida con la policía municipal. Uno como macho omega adelanta los riesgos, no para caer en situaciones de pánico.

[i]La Xtabay[/i] soltó un largo suspiro, resignada a no estar en “la acción”, pero sin ceder en su pretensión de ir a la jornada nocturna. Así que nos pusimos a revisar el programa para ver opciones más amables con la familia.

Optamos por permanecer en la dinámica de padres que no han visto una sola película de las nominadas al Óscar, los Bafta o los Globos de Oro, pero ¡pregunten cuál nos falta de Pixar o Dreamworks! Hasta nos pueden tomar la lección de los horarios de Disney Channel. Pero bueno… optamos por ir al Museo de los Ferrocarriles, al espectáculo de los títeres bocones de Carlos Caballero, y de ahí nos iríamos caminando hasta Mejorada para comer algo en los Food Trucks y presenciar el concierto de María San Felipe.

Honestamente pensábamos que la lluvia iba a permitirnos el paseo familiar, pero conforme se iban acercando las ocho de la noche vimos que la afectación era más seria. Cuando llegamos al museo, uno de los encargados nos advirtió que los expositores de comida se estaban retirando, y mientras ya nos habíamos enlodado. Debo aplaudir, sin embargo, a la compañía, que pasaron el escenario bajo un toldo para realizar la función, pero el mal tiempo ya había hecho estragos en el ánimo de los rapaces. Están muy mal acostumbrados a tener los pies secos.

Intentamos dirigirnos al Palacio Cantón, siquiera para mantenernos resguardados, pero en cuanto [i]La Cutusa[/i] vio que debía atravesar a pie las obras de repavimentación de la calle 56, convocó a emprender la retirada. “¿Y si mejor compramos pan dulce, nos regresamos a casa y nos quedamos viendo Netflix?”, sugirió.

“Escucha a tu hija”, secundó [i]La Xtabay[/i], “a donde vayas sólo vas a encontrar sillas mojadas”. Y sí, el ánimo de la tropa no estaba para aventuras bajo la lluvia, así que emprendimos el regreso. A fin de cuentas, el paseo bajo la lluvia sólo les había producido fastidio.

Cuando por fin llegamos a casa, tanto [i]La Cutusa[/i] como [i]El Kizín[/i] estaban en sueño REM, así que cualquier intento por hacer que entraran a la casa por su propio pie habría resultado inútil.

“Cárgalos, corazón, tú puedes”, me animó [i]La Xtabay[/i].

¿Ya ven por qué mi brazo no termina de sanar?

[i]Mérida, Yucatán[/i]