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del

Carlos Mena
Foto: @CarlosJoaquin
La Jornada Maya

Martes 20 de junio, 2017

Un muy respetado hotelero de Quintana Roo me decía que el arranque de la administración de Carlos Joaquín iba a ser muy difícil, debido a las deudas heredadas de la administración borgista y el recorte adicional a las finanzas del gobierno federal por la disminución del precio del petróleo y el endeudamiento creciente que también se ha presentado en el sexenio.

La realidad es que la gran industria hotelera de Quintana Roo empuja a las economías de Yucatán y Campeche, pero el rápido crecimiento de la construcción de hoteles está encadenado a grandes obras públicas estatales de agua, carreteras y asentamientos humanos de apoyo, además de las necesidades sociales de educación, salud y pobreza, que siempre son la primera prioridad del gobierno estatal, por lo que las finanzas estatales siempre están presionadas.

Pasa en los negocios: no es lo mismo un negocio estable que uno creciendo. Cuando hay más ventas tienes que contratar más gente y comprar más inventarios; éste es el paradigma del éxito turístico de Quintana Roo.

La primera ciudad afectada cuando hay poca liquidez en el gobierno del estado es Chetumal; su principal empleador es el gobierno. Además, los insumos de las grandes secretarías principalmente se consumen ahí; de hecho, al ser una ciudad chica de estructura social sólida, la administración pública es el principal tema de interés y preocupación de los empresarios y la decisión de inversión privada está ligada a si el gobierno está invirtiendo y pagando.

No conozco ni al secretario de Finanzas, ni al tesorero, ni al gobernador. Sí conozco a sus amigos yucatecos de la adolescencia que hoy son ejecutivos empresariales y de finanzas de impecable prestigio y con experiencia en organizaciones sociales altruistas. Lo que también conozco es que los empresarios de Chetumal, por primera vez en años, están siendo pagados en tiempos razonables y la administración joaquinista sí está pagando a proveedores bien documentados, lastimados por la caótica administración financiera del sexenio anterior.

En lo personal creo que no puede haber crecimiento social sin crecimiento económico, pero no puede haber crecimiento económico sin una administración financiera estatal sólida y viable. De hecho, en el diagnóstico inicial de la administración financiera, el nuevo gobernador sentenció que las finanzas públicas presentan “la antítesis de la responsabilidad hacendaria” y se pretende “evitar el dispendio, falta de orden y asignación que originan la desaprobación y cuestionamiento del gobierno”.

Intentar estudiar la evolución financiera de Quintana Roo es prácticamente imposible. En la página de web del gobierno anterior están fotos ilegibles de los estados financieros, que datan de 2013, cuando en Yucatán están perfectamente catalogados todos los estados financieros de los años pasados hasta 2016. Estoy seguro que esto cambiará.

Reconocer el problema y el primer diagnóstico de la administración del nuevo gobernador es acertado. El orden, la austeridad y la dispersión de las compras a Pymes locales son muchos más valiosas que las anteriores obras faraónicas con dinero prestado o, lo peor, sin pagar, que arruinaron a muchas empresas; principalmente del sur del estado. Reitero, es pronto para sanar las heridas, pero la medicina y método es el correcto.


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