El fuero y la (des) igualdad

Jesús Hernández Martínez
Foto: Tomada de la cuenta de Twitter @CongresoQRoo
La Jornada Maya

Lunes 26 de junio, 2016

La eliminación del fuero constitucional en Quintana Roo, como ya también se hizo en otros estados, es una buena medida. Sin embargo, en poco ayudará a disminuir la desigualdad social, como afirman los titulares de los poderes Ejecutivo y Legislativo, tratando de convencer a la población, y a ellos mismos. Falta, y faltará por largo plazo, un reparto más equitativo de los abundantes recursos de nuestra entidad.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, unas 110 mil personas, el siete por ciento de los quintanarroenses, viven en pobreza extrema; es decir, no tienen ni para lo más indispensable y, en contra de lo que se proclama oficialmente, que les llegará el beneficio económico que genera la actividad turística, en realidad algunas de esas familias, ni siquiera saben cuál es la actividad económica más rentable de Quintana Roo.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), las familias en pobreza extrema (el término políticamente correcto para la miseria) se localizan en los municipios conocidos como rurales, básicamente en la zona maya.

Hace unos días, la XV Legislatura desapareció el fuero constitucional para los funcionarios que gozan de esa prerrogativa; en la práctica la nueva medida entrará en vigor en cuanto la avalen las administraciones municipales y devuelvan los documentos respectivos al Congreso.

El argumento más socorrido de las autoridades que tuvieron que ver con la eliminación del fuero fue que la medida ayudará a disminuir la desigualdad social, pero no explican cómo.

Una de las banderas del Ejecutivo, que ya adoptó el presidente de la Gran Comisión de la XV Legislatura, es disminuir la desigualdad social; lo que, de alguna manera, pretende que todos los quintanarroenses mejoren sus ingresos y, en consecuencia, su calidad de vida obteniendo mejores empleos. La referencia básica es el turismo que sí es exitoso. por el contrario, las actividades agropecuarias no generan ganancias.

En realidad, Quintana Roo se ubica entres los cinco estados donde se pagan mejores salarios, unos 12 mil pesos mensuales, cuando menos para los recién egresados de alguna institución de educación superior pero, el sector turístico, de acuerdo con el desempeño de sus empleados, paga sueldos muy por encima del que se menciona.

También es cierto que, de acuerdo con datos recientes de IMSS, Quintana Roo ocupó en el último trimestre el primer lugar nacional en generación de empleos, pero esa mejoría en el desarrollo no se refleja en toda la población. La zona maya, en la que se practica la agricultura de manera improvisada, sigue relegada de la abundancia de las actividades turísticas.

Puede ser, según los especialistas que estudian la idiosincrasia de la población maya que, por su cultura, los campesinos se conformen con los cultivos de subsistencia. No persiguen comercializar productos como el maíz, sino sólo lo utilizan para su consumo.

No es pesimista el panorama, salvo para las 110 mil personas a las que, “la revolución no les ha hecho justicia” y, la desaparición del fuero constitucional, tampoco se las traerá.