Educación para la auto exploración

Rafael Aluni Montes
Ilustración: Elizabeth Himes
La Jornada Maya

Viernes 4 de agosto, 2017

Me doy cuenta de que puedo atraer la atención hacia mí, a mi postura, a mi respiración a mis tensiones; mis sentidos se abren y aparece un mundo nuevo, desaparece la dicotomía dentro-fuera. Me percato de la unidad, multi-nivelada, multidimensional y por un momento: el silencio, el vacío fértil, me permiten la comprensión de qué soy, en relación a todo lo existente. Gracias a ello puede surgir este percatarse de la integración holónica, Holodimérgica.

Este acercamiento hacia mí, en la totalidad, fue aprendido a través de desaprender los acuerdos sociales, en especial los que me separaban de la Realidad. Algunos hacían énfasis en decirme qué era que, fue tortuoso saber: las cosas no son lo que son. Tú decides su empleo y porvenir. Así cómo yo, existen seres humanos que han trascendido su educación formal escolarizada por medio de una educación centrada más allá del ego. Darse cuenta momento a momento de uno mismo es siempre útil; el cultivo de la atención es el camino. Somos nuestra atención, si ella es fragmentada, estoy fragmentado; si se va al pasado, estoy en el pasado; cuando está aquí y ahora, estoy presente, estoy en presencia del Gran Espíritu, esencia de todas las cosas.

¿Cómo llevar este conocimiento a las escuelas, a las aulas, a cualquier espacio de enseñanza-aprendizaje? ¿Cómo respetar las necesidades de los individuos más que tratar de adaptarlos y hacerlos sumisos? ¿Cómo generar espacios donde podamos coincidir en intereses y necesidades? ¿Cómo facilitar experiencias para fortalecer nuestra individualidad y al mismo tiempo mostrar nuestra interdependencia? ¿Cómo darle valor a nuestros sentimientos, emociones y deseos; a la naturaleza salvaje viva dentro de mí y con ella a mis potencias probablemente únicas?

El ser humano es multidimensional, dinámico, complejo, dialéctico y en constante auto construcción. Es un holón, y esto significa totalidad y al mismo tiempo una parte de un ser más grande. Esta cualidad, convendría fuera deducida por cada ser humano en cada ámbito, especialmente en el educativo. ¿Cómo facilitar al estudiante un darse cuenta de las diferentes dimensiones humanas y se percate de que cada una genera la ilusión de ser la respuesta total? Soy el silencio y al mismo tiempo mi cultura, soy mi biología y al mismo tiempo mis pensamientos, sentimientos y emociones; soy mis acciones y también el lugar en donde estoy. ¿Cómo mostrarle al estudiante que cuando estudiamos cualquier dimensión están presentes las demás, la interdependencia, la eterna interacción, la inseparabilidad entre ellas? ¿Cómo enseñarle que la realidad percibida está en función de la interrelación de todas mis dimensiones? Existen distintas Realidades en función del estado de conciencia.

Así puedo distinguir cuándo se me presentan evidencias integradas o fragmentadas. Algunas de ellas me pueden conducir a lugares insospechados, a la razón o a la racionalización. Esta última, normalmente me lleva a defender referencias socio-culturales, estas bien podrían actualizarse y reformarse con el conocimiento actual. La auto crítica emerge, crece, se desarrolla y evoluciona.

En esa mutidimensionalidad humana hay un concepto útil en la auto exploración y es el de personalidad. Esta se entiende de manera general como el conjunto de factores heredados y adquiridos que conforman a un individuo. Para conocernos conviene preguntarnos acerca de nuestras tendencias actitudinales hacia cualquier objeto. Ser curiosos de nuestras potencias intelectuales, físicas, emocionales, conductuales, etc.

¿Cómo enseñar la importancia de cada individuo? Cuando sabemos que la persona es un paso evolutivo en su familia.

En esta situación ya no nos preguntamos si somos inteligentes, eso es un hecho. La pregunta es: ¿en dónde, en qué áreas soy más inteligente? ¿Cuáles son mis fortalezas, mis virtudes? Una educación actual debería facilitar los medios para un auto conocimiento. Y en el proceso, respetar las tendencias de cada individuo. Ir de la masificación a la persona concreta, única.

Al hablar de facilitar experiencias para la auto exploración, puede suceder una visualización de sólo actividades externas, pero aquí estoy pensando también en incluir aquellas que favorecen la quietud, la contemplación, el silencio, el no hacer nada, el sólo Ser en el momento, el cultivo de la lentitud, la parsimonia. En esta visión, favorecer en los individuos entrar en calma, lo más frecuentemente posible. Es conveniente enseñarlos a entrar en contacto consigo mismos y a partir de ahí con el mundo circundante, ya sea este material o simbólico.

La auto observación debe incluir el mundo invisible personal, social y planetario, dado que es en esos mundos en donde se descubre la unidad, la relación íntima con el todo. También ahí puede nacer una actitud de cuidado por la creación, y aprender a apreciar la existencia. Cultivar esa mirada hacia uno mismo, permite trascender los estándares de percepción, el mundo conocido y descrito por nuestros mayores, podemos entrar directamente al mundo inefable y hacernos conscientes de nuestra participación en su creación. Descubrimos la capacidad co-creadora de la percepción. Nace un sentimiento de responsabilidad. De escala y humildad, es decir, los niveles de participación personal relevantes y aquellos en donde no participo activamente.

Se alimenta la madurez personal, en donde cada vez es más clara la interdependencia del estado de consciencia y la realidad vivenciada, así me doy cuenta de mi capacidad de elección: recurro a mis propios recursos en lugar de demandarlos del exterior.

Toda la experiencia humana esta ahí, esperando a ser redescubierta y es cuando ese mundo simbólico aparece. Los símbolos de cualquier cultura son enciclopedias diseñadas especialmente para vivir la vida de una manera armónica, placentera, con sentido, amorosa, plena. Una educación moderna nos sensibiliza al mundo simbólico, nos abre a la intuición para ver las relaciones entre eventos que aparentemente no tienen relación, a la sincronicidad, a la percepción de integración con la consideración N + 1 dimensional, (la no conexión en la dimensión anterior aparece integrada en la siguiente), a la cimática, a la expansión del presente.

Los arquetipos son posibilidades actuales para resolver la vida cotidiana. Tenemos muy cerca la mirada mexica-olmeca, maya, tolteca y a los abuelos y abuelas que la han cultivado por muchos años. En ella se puede uno adentrar para reconocer esos arquetipos sanadores de lo individual, lo social, lo cultural y lo planetario. Todos sus símbolos están vivos en el diario vivir, en la danza, en la caminata ritual, en el temascal.

En este contacto íntimo con nosotros es ineludible el considerar los espacios arquitectónicos. Algunos son más adecuados para determinadas actividades, hay lugares en donde mi poder personal es más evidente, donde me siento más vital; entonces, podría pensar en diseñar escuelas, hospitales-sanatorios, fábricas, cámaras de diputados, de senadores, con las características espacio-geométricas idóneas para apoyar la actividad, potenciando las cualidades humanas necesarias para los trabajos pertinentes.

Finalmente, fomentar la auto exploración que lleva a descubrir la auto organización subyacente en cada ser humano, para descubrir las capacidades de auto renovación y auto trascendencia. La educación actual debe, y nos conviene a todos los seres grandes y pequeños del planeta, promover la auto exploración y con ello un profundo auto conocimiento, esta es la vía de desarrollo evolutivo, la demanda de los tiempos actuales y la posibilidad de contribución.

Las buenas vibraciones les acompañan.

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