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La Jornada Maya
Foto: Raúl Angulo Hernández

Lunes 4 de septiembre, 2017


[i]Nota de la Redacción:[/i]
[i]Esta misiva fue entregada el pasado viernes en esta redacción, después de hacer lo propio en las oficinas del FICMY, en donde no quisieron firmar de recibido, señalaron los firmantes.[/i]


Por Gerardo Novelo, Katia Rejón, José Bart Gamboa y Valentina Álvarez

En esta edición del Festival Internacional de Cine de Yucatán tuvimos la oportunidad de participar como jurado joven para elegir la mejor película de la Selección de largometrajes mexicanos de ficción y documental. Durante cinco días vimos 13 largometrajes a los que dedicamos tiempo para ver, analizar y discutir.

Para nosotros fue una gran oportunidad, vimos una serie de películas que probablemente no hubiéramos visto de no participar en el festival. Trabajar con José Perruccio también fue una gran experiencia, pues se desempeñó con profesionalidad en todo momento; conocernos entre nosotros y alimentar las discusiones con puntos de vista diferentes son cosas que apreciamos y agradecemos al festival.

Nuestra participación desde un principio fue tomada como algo serio, profesional y que requería de nuestro compromiso un cien por ciento. De esa manera lo tomamos todos y todas, algunos pedimos permisos en nuestro trabajo o escuela para asistir a las funciones.

Finalmente, el lunes 21 de agosto en la madrugada deliberamos por mayoría una de las películas de ficción. Desde que supimos que sólo podríamos entregar un premio nos pareció incongruente que tuviéramos que elegir una película entre dos categorías distintas, ficción y documental. Solicitamos la posibilidad de elegir una de ficción y otra de documental, puesto que era muy complicado elegir entre dos filmes de lenguaje tan diferente. No fue posible.

Para el día de la premiación y clausura, el martes 22 de agosto, nos sentamos atrás de los jurados de la selección internacional atentos a nuestro llamado para leer el acta de premiación, pues se supondría que subiríamos al escenario como hicieron el resto de los jueces.

La premiación se realizó sin ningún protocolo, la directora del festival, Karla Paola Medina, interrumpía a todos, aparecían patrocinadores cada cinco minutos. El nombramiento de los premios, así como la proyección de las películas ganadoras, se percibían desorganizados, sin mencionar los errores que cometió la también maestra de ceremonias al nombrar selecciones y títulos.

Casi una hora después, nombraron la película que nosotros habíamos elegido. La directora y maestra de ceremonias llamó al escenario a otro jurado. Para nuestra sorpresa, no sólo habían elegido una película de la misma categoría que nosotros, además habían dividido el premio en ficción y documental (lo que a nosotros no se nos permitió). El jurado -que ya había subido con anterioridad al estrado por otra categoría- explicó por qué había otorgado el premio a esa película. Hasta este punto nosotros no estábamos enterados de que la misma categoría recibiría dos premios idénticos, uno por nosotros y otro por un jurado diferente haciendo ver el premio del Jurado Joven como menos relevante.

Nunca subimos al escenario y el premio que elegimos se realizó posteriormente en el coctel de esa noche, aunque varios de nosotros no pudimos asistir. Nos dijeron que la razón por la cual no pasamos fue porque no había tiempo. Esto hizo más evidente el hecho de que el festival le dio prioridad a los patrocinadores y visitantes a un “Jurado Joven” de la península. Pues mientras no hubo tiempo para que nosotros otorgáramos el premio, sí lo hubo para que otros participantes hablaran dos o tres veces, como la representante de la embajada de Australia y una de las juezas de la categoría internacional, aun cuando no estaban en el programa ni estaban preparadas para otro discurso tal como ellas mismas lo dijeron ante el público.

Si fue un malentendido, si hubo otra razón por la cual nuestro trabajo fue ignorado, no lo sabemos. Pues la organizadora del festival nunca se acercó a nosotros para aclarar la situación, pedir disculpas, nada. Hasta la fecha no hemos recibido la constancia de participación, que a estas alturas parece más un anexo prescindible o un recordatorio de nuestra participación frustrada.

Quienes firmamos esto, creemos en las buenas intenciones del festival, reconocemos la importancia de una plataforma tan grande que impulse el cine a nivel local. Sin embargo, esto no se va a lograr con una gestión tan descuidada desde el aspecto humano y técnico.

El festival puede contar con una cartera de contribuciones muy grandes, patrocinadores internacionales, invitados de lujo, pero si no hace un buen trabajo desde lo local, lo anterior no va a servir de nada. ¿Cómo se pueden dar a conocer proyectos cinematográficos jóvenes si el sistema de audio utilizado no corresponde a las necesidades técnicas? ¿Cómo se va a impulsar la crítica y el análisis de cine en la ciudad si el Jurado Joven ni siquiera es tomado en cuenta? ¿Cómo se va a atraer al público yucateco a ver producciones nacionales e internacionales si los colaboradores salen tan decepcionados del FICMY?

[i]Mérida, Yucatán[/i]


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