David Brooks
Foto: Ap
La Jornada Maya

Nueva York, Estados Unidos
Lunes 2 de octubre, 2017

El peor tiroteo masivo de la historia moderna de Estados Unidos cobró por lo menos 59 vidas y más de 500 heridos en La Vegas, ocurriendo en un país donde se registra en promedio un incidente de múltiples víctimas por arma de fuego cada día.

La matanza sacudió al país, donde escenas de sangre, gritos y lágrimas dominaron las noticias con testigos contando una y otra vez la lluvia de balas que provenían desde un alto piso del hotel Mandalay Bay sobre un enorme festival de música country al aire libre con unos 22 mil asistentes que se realizaba la noche del domingo en el centro turístico de casinos, hoteles y teatros de Las Vegas.

El responsable fue identificado por las autoridades como Stephen Paddock de 64 años de edad, habitante de Mesquite, Nevada, un estadunidense anglo sin antecedentes criminales. Aun no se sabe de las motivaciones de Paddock.

El músico Jason Aldean estaba cantando cuando primero se escucharon disparos de una arma automática poco después de las 22 horas locales la noche del domingo. Los músicos abandonaron el escenario y miles en el público trataban de huir. La policía desesperadamente buscaba ubicar el origen de las balas sin saber si eran varios los atacantes, por fin llegando al piso 32 del masivo hotel Mandalay Bay (con más de 3 mil habitaciones en 44 pisos).

El sherif Joseph Lombardo, del Departamento de Policía de Las Vegas, informó inicialmente que Paddock tenía por lo menos 10 rifles en su habitación, más aparatos para montar armas entre su arsenal -pero poco más tarde se reportó extraoficialmente que había hasta 20 rifles en el cuarto que ocupó desde el 28 de septiembre. “Creemos que el individuo se mató a sí mismo antes de nuestra llegada”, declaró Lombardo, al confirmar que por ahora se supone que había actuado de manera solitaria.

La policía indicó que otras 18 armas de fuego, explosivos y miles de municiones fueron encontrados en la casa del presunto autor en Mesquite.

El presidente Donald Trump envió un tuit esta mañana con sus “condolencias y simpatías a las víctimas” en Las Vegas. Poco más tarde declaró que lo sucedido “fue un acto de pura maldad” e informó que viajará a esa ciudad el miércoles.

La tarde de este lunes, el condado Clark donde se ubica Las Vegas declaró estado de emergencia, mientras cientos se presentaron para donar sangre a los hospitales, y se buscaban terapistas para ofrecer servicios para tratamientos de traumas sicológicos.

Uno tras otro asistente describían escenas escalofriantes. “Todos estábamos corriendo, podías ver cómo la gente era impactada por balas”, comentó una mujer a medios locales, otra, después de describir su huida entre la sangre, dijo: “¿Quién pensaría que la gente haría algo como esto en Estados Unidos?”.

Una sección del “Strip” en el centro de la zona de los grandes casinos y hoteles, fue clausurada por la policía, mientras algunos casinos suspendieron operaciones. Se reportó que hubo algunos vuelos desviados durante la emergencia ya que el aeropuerto está cerca de donde ocurrió la matanza.

La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) informó que por ahora no existen indicaciones de que el ataque estaba vinculado a alguna organización internacional “terrorista” (a pesar de versiones de que el Estado Islamico se había atribuido la responsabilidad).

Reporteros, analistas y ciudadanos -y con mucha mayor angustia inmigrantes y todo musulmán- repiten lo que se ha vuelto un ejercicio automático inmediatamente después de un incidente como este: esperar (y secretamente orar, si uno es inmigrante o musulmán) a que el responsable sea identificado -si es extranjero o sobre todo si es musulmán la palabra “terrorista” ya define la respuesta oficial con ello justificando todas las medidas anti-musulmanas y anti-migrantes y los programas de seguridad que se han acumulado desde el 11-S. Pero si resulta ser otro estadunidense blanco, el tono cambia a uno de buscar entender que lo llevó a provocar una tragedia, y consolar a los afectados.

El hermano de Paddock, Eric, entrevistado por CBS en su hogar en Florida comentó que estaba “estupefacto” con la noticia, sin ningún idea de la motivación. Según el hermano, reporteros y unos oficiales, Paddock estaba viviendo sus años de jubilado dedicándose al “video-poker” en los casinos, a veces apostando decenas de miles en una sesión. De acuerdo con su hermano, había trabajado como contador y como inversionista en bienes raíces y le gustaba comer burritos en Taco Bell. Reveló a la vez que durante un tiempo, su padre fue un asaltante de bancos que estaba en la lista de “los 10 más buscados” de la FBI cuando se fugó de la prisión.

Comprar y portar armas, aún dentro de un hotel, es legal en el estado de Nevada e informes preliminares indican que algunas de las armas de Paddock fueron adquiridas legalmente.


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