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del

Francisco J. Hernández y Puente*
Rubén Torres Martínez**
Foto: Fabrizio León
La Jornada Maya

Miércoles 11 de octubre, 2017

Pasaron 32 años y escasas horas para que la CDMX volviera a verse atrapada por la tragedia. Imágenes tristes y grotescas se generaban minuto a minuto; por centenas se fueron contando los muertos y por miles los damnificados. Apenas una semana antes Oaxaca y Chiapas, las entidades más pobres del país, sufrían el impacto violento de la naturaleza. En esas estábamos cuando llegó el 19 de septiembre en su versión 2017.

Decía Denis Diderot que es la naturaleza la que crea y modifica valores en las sociedades; se refería a los momentos en que amplios conglomerados humanos se enfrentan a desastres naturales y los individuos sacan lo mejor y peor de cada uno; depende de la sociedad en su conjunto definir cómo resuelve su circunstancia. Prueba de que el filósofo francés no se equivocaba fue el 19 de septiembre de 1985 cuando el gobierno de Miguel De la Madrid tardó más de 24 horas en reaccionar; para entonces el pueblo había tomado las riendas de la situación, la sociedad civil mexicana emergió en la Ciudad de México para nunca más irse.

La organización de colonos y damnificados del terremoto de 1985 fue, tres años más tarde, uno de los movimientos más poderosos en que se basó la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia de la República, y parte fundamental del naciente PRD en 1989; fue tal la magnitud y alcance de aquella movilización civil que hasta el día de hoy son muchos los cuadros emergidos de ese movimiento quienes continúan dirigiendo gran parte de la ahora CDMX.

Como ocurrió en 1985, el terremoto del pasado 19 de septiembre redistribuyó la baraja del juego político a nivel nacional con miras al 2018, al agrado en que hoy, a unos meses de celebrarse la elección más grande en la historia política del país, es que podemos hablar de sobrevivientes, damnificados y reposicionados.

[b]Sobrevivientes[/b]

En política no existen los muertos dicen los clásicos, sino sobrevivientes, como el propio presidente Enrique Peña Nieto junto con su secretario de Gobernación, Osorio Chong, y el jefe de gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera. La rápida reacción del presidente, así como la pertinente asesoría por parte del Ejército, Marina y Segob, permitió un control inmediato de la situación y que no se propagara la imagen de un gobierno incompetente como en 1985.

El presidente Peña se vio firme y bien asesorado al determinar suspender su gira por Chiapas y Oaxaca, pero sin detener en ningún momento las labores de rescate en aquellas entidades, para regresar a la capital del país y ocuparse personalmente de la coordinación labores de rescate. Peña mostró que tenía muy claro el plan de acción a seguir, se trató de un A, B, C que pocas veces se ve en las acciones de gobierno.

Por su parte, Mancera no dudó en solicitar la declaración de “estado de emergencia” para la ciudad, y se le vio activo sin buscar protagonismo electorero. Decidió posponer su renuncia para irse de campaña, y ahora está ocupado en las tareas de rescate y recuperación de la CDMX; algunas malas lenguas hablan de que ya no se podrá ir porque debe ocuparse ahora de ocultar toda la corrupción que en su gobierno se dio y que en parte sería responsable de la tragedia; el tiempo lo dirá, pero por el momento habrá de sacrificar proyectos personales y grupales, y su camino a 2018.

Es difícil que Mancera decida ir a competir por una candidatura presidencial. De la pulcritud con la que resuelva la reconstrucción dependerá su futuro, si lo hace bien, tendría potencial para colocarse en el gabinete del ganador de 2018 y con vida para 2024. Política ficción.

Osorio Chong, derrapó un poco al intentar improvisar una conferencia de prensa en el lugar de la tragedia, pero recompuso de inmediato y se le vio siempre pendiente, atento a la voz del jefe y discreto en su actuar. Se notó que había aprendido de las experiencias fallidas como la fuga del Chapo o el caso de Ayotzinapa. Alejado del grupo cercano al presidente se le ve ocupado coordinando a secretarios y gobernadores.

[b]Damnificados[/b]

Aquí hay que comenzar por el secretario de Educación, Aurelio Nuño, quien se vio torpe y oportunista; cayó en la trampa mediática de Televisa y estuvo horas esperando acudir al rescate de una niña imaginaria, con la que buscaría tomarse una foto y ganar en popularidad. Como si fuese personaje de una de las peores farsas griegas, Nuño quemó mucho de su capital político y quedó exhibido como lo que es: un improvisado, un secretario de Educación que ni un simple protocolo de seguridad conoce.

Graco Ramírez, no ve llegar la suya, pero además se mostró torpe al buscar centralizar la ayuda de manera “personalizada”, acudiendo a su esposa y al DIF estatal, cuando en esos momentos todo debe ser transparente para evitar las suspicacias y el enojo de por sí ya generalizado.

En esta lista también están los llamados candidatos independientes. Quienes tardaron en asomar la cabeza tímidamente para subirse en el tren de las donaciones partidistas.

Entre los partidos políticos, el Peje les ganó la jugada al ser el primero en proponer la donación de los recursos otorgados por el INE; ridículo se vio a Ochoa Reza del PRI al donar el 100 por ciento de los recursos asignados para 2017; le siguen el juego PAN-PRD-Convergencia, quienes también se dan golpes de pecho para tratar de reinventarse ante la sociedad. ¿Dónde estaban esos partidos y sus políticos cuando miles de ciudadanos salieron a las calles para comenzar el rescate? El caso más patético, como ya es costumbre, es el del PVEM, quienes ahora se cuelgan de un discurso engaña bobos de no tener confianza en el gobierno.

Diputados, senadores, delegados y alcaldes de las zonas afectadas. Una clase política que no está a la altura de la circunstancia. ¿De qué le sirve a un Ramírez Marín ser presidente del Congreso, si no es capaz de organizar una buena reacción por parte del Poder Legislativo? ¿En dónde radica la fuerza de Emilio Gamboa de quien no se ha sabido nada? Senadores del PAN y del PRD salieron a dar explicaciones de lo difícil que es devolver el dinero, y así saldrán excusas y más excusas, lo que una vez más demuestra el tamaño de nuestra clase política: enanos.

Los delegados y exdelegados de la CDMX, también tendrán que explicar por qué se colapsaron edificios que tenían escasos meses de haber sido estrenados. La desgracia fue mayor en gran medida, debido a todo el tufo de corrupción que hay en las delegaciones. Esos políticos que hoy buscan linchar al delegado de Tláhuac, son los mismos que se enriquecieron durante sus trienios al frente de una u otra delegación, sino pregúntenle a Mauricio Toledo, el famoso Tomate, ex delegado en Coyoacán.

[b]Reposicionados[/b]

José Antonio Meade, el secretario de Hacienda, se encuentra ante el reto de reorganizar las finanzas nacionales dando prioridad a la reconstrucción de las zonas dañadas; su trabajo de escritorio deberá ser impecable para mostrar sus cualidades de buen administrador y hombre con visión de futuro. Decidido a mantener un perfil bajo, Meade se encuentra ante una oportunidad única de ir en “caballo de hacienda” solo hacia la candidatura del PRI.

José Narro, sin dar golpes de protagonismo ha logrado contener el peligro de brotes de enfermedades y epidemias en las zonas afectadas. Además de ello, el presidente le ha solicitado que se ocupe personalmente de la zona sur del país, pero atendiendo al mismo tiempo el centro. Es de los pocos secretarios que los medios han seguido, y es al que se le ve don de mando y de gestión al saber cuándo dar lugar al Ejército o Marina, o bien Cruz Roja, o cuando es que él personalmente debe intervenir.

Entre los delegados podemos decir que los reposicionados son Xóchitl Gálvez, Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum; el resto de delegados y ex delegados quedaron expuestos a la maraña de corrupción que en mucho contribuyó a hacer más grande el número de víctimas, mortales y damnificados. Gálvez desde el inicio de su administración se dedicó a denunciar y clausurar, llegando incluso a echar abajo edificios de condominios que no cumplían los requisitos mínimos de construcción. Por su parte, Monreal y Sheinbaum fueron de los pocos delegados que de inmediato se dieron a la tarea de activar los protocolos de seguridad. Fue la misma Sheinbaum quien rápidamente detectó que la historia de la niña Frida Sofía no podía ser real y por ello fue sumamente cauta.

Una vez más México sacó lo mejor que tiene: su gente. Los llamados millennials, siempre tan criticados, nos callaron la boca al tomar las calles y ser ellos los que comenzaron labores de rescate y auxilio, son ellos quienes continúan con dichas labores; será a ellos a quienes les tocará la reconstrucción material de la ciudad; el tejido social, gracias a ellos, está fortalecido.

*Economista y Profesor del CEPHCIS en Mérida
**Politólogo e Investigador del CEPHCIS en Mérida


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