Integración o Interacción. Parte 3

Eduardo del Buey
Foto: Lilia Balam
La Jornada Maya

Lunes 30 de octubre, 2017


[i]El 24 de octubre tuve el gran honor de participar en una mesa redonda en la Conferencia Mundial Sobre la Cosmogonía y la Mitología de las Culturas Milenarias en la Preservación del Planeta en el Gran Museo del Mundo Maya de Mérida. Mi ponencia se centraba en la necesidad de que los pueblos indígenas participen plenamente en las economías del siglo 21, pero conservando sus valores, culturas, e idiomas.[/i]

[i]Este tercer artículo presenta mis ideas sobre el tema, que considero puedan interesar a mis lectores yucatecos.[/i]


Como hemos observado en el segundo artículo, los negocios son un aspecto de la vida en el que los pueblos indígenas de Canadá ya están incursionando.

Pero, ¿cuál es el impacto de la globalización en las culturas tradicionales?

Las redes sociales se están asegurando de que las Primeras Naciones puedan compartir sus culturas y valores de manera global con sólo una pequeña inversión de tiempo y dinero. El conservar sus lenguas puede lograrse usando de manera efectiva las redes sociales para registrar, grabar y compartir su literatura, teatro, música y opiniones con el resto del mundo.

Aun cuando las culturas tradicionales hubieran podido morir gracias a la asimilación y el abandono, las Primeras Naciones actuales celebran y comparten sus culturas en línea, enseñan sus lenguas y no sólo conservan sino que comparten y realzan sus valores a través de la tecnología.

Las escuelas no indígenas pueden usar la red para que la gente esté consciente de que existe una cultura indígena en sus estudiantes, permitiendo así que todos los alumnos participen de la riqueza de sus propias culturas indígenas y rompan las barreras.

Las escuelas indígenas pueden conectarse en línea para compartir sus experiencias y cosmogonía, y para desarrollar nuevos productos culturales que aseguren no sólo su supervivencia, sino también el desarrollo de nuevas formas de expresión.

Los distintos grupos pueden compartir el orgullo de ser indígenas y compartir sus experiencias sobre cómo sobrevivir como minorías en las culturas no indígenas mayoritarias.

Al introducir estudios nativos en las escuelas públicas, los distintos niveles del gobierno contribuirán a una mayor comprensión de los valores y la historia indígena por parte de los conciudadanos no indígenas, y desacreditarán los estereotipos que han llevado a la segregación y a la discriminación.

Al alentar el diálogo entre las Primeras Naciones y los demás canadienses, podemos contribuir considerablemente a rectificar algunos de los agravios que se han cometido contra las Primeras Naciones del Canadá.

Esto es el principio. Pero es sólo el principio.

Quedan todavía muchas cosas por hacer.

Gran parte de la juventud indígena de Canadá y de otras partes del mundo continúa sintiéndose marginada. Dicha juventud tiene un pie en la cultura indígena y el otro en el mundo no indígena. El desempleo y el abuso de sustancias tóxicas son problemas reales a los que se enfrentan muchas comunidades indígenas. La violencia doméstica y contra la mujer ataca las raíces mismas de la vida familiar y tribal, y crea estereotipos que conducen al racismo y fomentan la división.

La integración forzada a todo lo convencional no da resultado. Así lo demuestra la historia del Canadá.

La juventud indígena debe sentirse orgullosa de sus raíces, y debe sentirse completamente a gusto con su cultura. Si bien, su cultura puede vivir junto a la cultura convencional, la cultura indígena debe interactuar con la otra en términos de igualdad y no ser vista como una cultura subordinada.

Los estudios han demostrado que cuando a los jóvenes indígenas se les enseña en su propia lengua, y se les permite disfrutar de sus propios íconos culturales, se desarrollan mejor que los jóvenes que se ven forzados a estudiar en un idioma no nativo, lo cual les hace sentirse marginados, tanto en su propia cultura como en la cultura no indígena a la que se pretende atarlos.

Sólo cuando los jóvenes indígenas se sientan empoderados y tengan confianza en su propia identidad, podremos todos juntos crear el tipo de entorno económico y social en el que todos compartamos un sentimiento fundamental de respeto y pertenencia.

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