Prevención en accidentes de tránsito

José Miguel García Vales
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 15 de noviembre, 2017

Hay una noticia que con certeza veremos en la prensa local: los incidentes de tránsito. Cada día, las planas de las secciones policiales de los periódicos, dan cuenta de un peatón atropellado en el periférico de Mérida, de una colisión en el Centro Histórico porque un conductor no respetó la señal de alto, las lesiones de un motociclista o una voltereta fatal en una de las vías de la red estatal de carreteras.

El factor humano, el de infraestructura, el vehículo y el normativo-legal-institucional, son los cuatro elementos que inciden en los accidentes de tráfico. En el reporte Experiencia de éxito en seguridad vial en América Latina y el Caribe, realizado por el Banco interamericano de Desarrollo y la Asociación Española de la Carretera, se decantan por la aplicación de políticas públicas enfocadas en lograr una mejora en el comportamiento de los usuarios de la vía (conductores, peatones, ciclistas, etcétera). Es decir, se trata de reducir el factor humano implicado en el 70 y 90 por ciento de los accidentes de tráfico.

Uno de los indicadores más confiables para comprender el problema, es el de la tasa de mortalidad. No sólo se trata de saber cuántos accidentes suceden, sino cuál es el impacto. En muchos casos, el impacto mayor es la muerte. En el mundo, la tasa de mortalidad por cada 100 mil habitantes en accidentes de tránsito es de 17.4. Los extremos de este promedio son África, con una tasa de 26.6 y Europa con 9.3. América Latina tiene la segunda tasa más baja por región, 15.9. En México, la tasa es de 13.3 muertes por cada 100 mil habitantes.

Yucatán, de acuerdo al Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes, tuvo la misma tasa que el país correspondiente a 2015. Esta tasa toma en cuenta las defunciones de peatones, que representan el 36 por ciento del total de Yucatán, ciclistas (11 por ciento), de motociclistas (38 por ciento), así como de los ocupantes de automóviles (15.3 por ciento). En Mérida, es más peligroso ser peatón que en el resto del estado, pues en la capital, del total de los fallecidos por accidentes de tránsito, el 45 por ciento caminaba en sus calles y banquetas.

Además de que estos datos reflejan la mayor vulnerabilidad de peatones, ciclistas y motociclistas frente a los ocupantes de vehículos, hay otro dato que nos debe preocupar. En Yucatán los accidentes de tránsito son más letales. La tasa de accidentalidad por cada mil vehículos para el país es de 9.9; la de Yucatán es de 8.0. Esto significa, que a menor número de accidentes en Yucatán con respecto a México, los fallecidos alcanzan el mismo nivel.

Podemos aprender de buenas prácticas latinoamericanas para reducir los accidentes, proteger peatones, ciclistas y concientizar a motociclistas y conductores. Con una metodología que cuantifica la efectividad de las políticas, el reporte del BID y la AEC, hace un repaso por experiencias como la de profesionalización de conductores de taxi en Argentina, capacitación a pilotos repartidores de comida en motocicleta de Guatemala o la campaña de inteligencia vial de Colombia.

En total 36 experiencias, que permiten hacer tres recomendaciones de máxima prioridad y efectividad: 1) microvideos, campañas de concientización y educación vial en las escuelas, con el apoyo de organizaciones civiles y medios de comunicación, 2) capacitación a conductores profesionales (taxistas, operadores de autobús, repartidores) y 3) regular la formación para la obtención de licencias, incluyendo evaluaciones multidimensionales y habilidades mínimas.

Será inevitable que la sección de policía de los periódicos siga reportando incidentes de tránsito, pero es posible que en lugar de ser norma cotidiana, pasen a ser una excepción.

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