de

del

René Ramírez Benítez
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 8 de febrero, 2018

Al igual que muchos otros también vi ese video; también me indignó y preocupó. Y así como la persona que aparece en el video, creo que muchas veces la única forma de conseguir justicia es gritar, gritar y exigir hasta que no puedas más.

Es un video que está circulando en redes sociales en el cual se aprecia a una persona de la tercera edad en un evento sobre la Constitución en el Tribunal Superior de Justicia del estado, y que ante sus cuestionamientos fundados, sus clamores de justicia y su desesperación por ser escuchada, es sacada del recinto de la “justicia” por personal del poder judicial, e incluso, por la magistrada Ligia Cortés Ortega.

Podemos discutir y debatir sobre el caso particular de esta señora, el cual está relacionado al robo de sus fondos de ahorro, sin embargo, no es mi intención en esta columna discutir el [i]Crecicuentasgate[/i], (no me malinterprete, estimado lector, sólo que ese caso merece un texto propio), sino vislumbrar un sentimiento general que refleja este episodio, donde me atrevo a afirmar que es incluso un sentir popular ante las instituciones de procuración de justicia, y sobre todo, de la Justicia en general en Yucatán.

Para muchos, la justicia es eso que no llega, eso que se esconde detrás de la burocracia y los intereses particulares. Porque la justicia muestra la cara para aquellos que pueden costearla, que pueden pagarla, que están cerca del poder. Ejemplo de ello es el caso de José Guillermo Asencio Lara o Guille, como le decía su familia y amigos. A Guille lo asesinó la corrupción; a Guille no lo deja de matar una y otra vez la impunidad de su caso ante la Fiscalía General del Estado, el cual incluso no ha cumplido con determinaciones de la justicia federal, porque el caso de Guille es el caso de todos, en donde sólo una cúpula tiene acceso a un derecho tan fundamental como es la justicia. No sólo es imperativo para la vida social, sino para la democracia y las instituciones en las que está basada nuestra vida republicana.

Estos dos casos demuestran que son más allá que episodios aislados, y son un común denominador del cáncer en las instituciones de procuración e impartición de justicia. Estos dos casos reflejan algo mucho peor: nuestra constitución y nuestras leyes son sólo tinta y papel; son aquello que nos queda del pasado de luchas y exigencias; son promesas sin cumplir; son utopía. Y los funcionarios, cuyo objetivo es hacer cumplir dicho papel y tinta, y con ello limitar al poder y sus excesos, se han dejado seducir por él; sin embargo, en el escenario actual sólo nos queda ser como esa señora que grita ante su injusticia; o como los padres de Guille que no se cansan de luchar por darle un buen descanso ante el asesinato de su hijo.

Como sociedad nos queda imitar sus ejemplos y gritar, luchar y exigir. Acabamos de vivir un aniversario más de nuestra constitución política, y no encuentro mejor forma de festejarlo que luchando y hacer que se cumpla, porque, como decía René Chateaubriand “La justicia es el pan del pueblo; siempre está hambriento de ella”.


Lo más reciente

Amnistía y amparo: hacia la justicia

Editorial

La Jornada

Amnistía y amparo: hacia la justicia

Acelerón judicial de AMLO

Astillero

Julio Hernández López

Acelerón judicial de AMLO

¿Corren riesgos las candidatas?

Dinero

Enrique Galván Ochoa

¿Corren riesgos las candidatas?

La 'mañanera' de AMLO de hoy, 25 de abril de 2024

Ministro Luis María Aguilar ''guardó expediente'' de adeudo multimillonario de empresas de Salinas Pliego, dice el presidente

La Jornada Maya

La 'mañanera' de AMLO de hoy, 25 de abril de 2024