Aborda Woldenberg desencanto de los jóvenes con la política

Juan Manuel Contreras
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 14 de marzo, 2018

Hoy en día, en México impera un enorme y extendido malestar en todos los sectores sociales con la democracia, pues muchas de las promesas de los candidatos han sido incumplidas y son demasiadas las expectativas que se han desvanecido. Pese a lo anterior, no existe un régimen político capaz de ofrecer un cauce a la expresión de la diversidad ideológica que cruza y modela las sociedades modernas.

Durante la presentación de su último libro, [i]Cartas a una joven desencantada con la democracia[/i], José Woldenberg Karakowsky, flanqueado por Dulce María Sauri y Ariel Avilés Marín, -tres personajes que desde sus trincheras fueron partícipes del momento de transición política que representó el año 2000-, emitieron sus reflexiones sobre el texto y sobre el panorama electoral relativo a uno de los sectores más importantes para el ejercicio democrático: los jóvenes.

En su libro, Woldenberg, considerado uno de los politólogos más prominentes del país, explica a una joven anónima cuáles son los valores y los principios; las perspectivas y los retos de la democracia mexicana.

Consciente de que las nuevas generaciones principalmente experimentan la política como algo totalmente ajeno e irrelevante para sus realidades cotidianas, Woldenberg se da a la tarea de buscar conectar con ellas, explicándoles, por ejemplo, que la no participación es también un acto político en sí, solamente que con la consecuencia implícita de que serán siempre los demás quienes tomen las decisiones por ellos.

Dulce María Sauri, ex gobernadora de Yucatán, resaltó lo interesante del encuentro entre los panelistas, pues en el año del cambio Woldenberg fungía como presidente del consejo general del entonces IFE, Avilés presidía el consejo estatal electoral y ella era presidente del comité ejecutivo nacional de un PRI, que fue derrotado por Vicente Fox en la inédita contienda.

“Aquí estamos, casi 18 años después, para realizar una especie de balance del tiempo transcurrido. ¿Cómo fuimos de la ilusión desbocada por la mera alternancia en la presidencia, a atender un manto de desesperanza en el futuro?”, cuestionó.

Sobre el proyecto editorial, mencionó que éste brinda prometedoras pistas para entender la configuración de dicha coyuntura crítica sobre nuestra historia.

“A modo epistolar, se desgastan los argumentos y las zozobras. Son 17 cartas escritas entre el 17 de enero y el 10 de abril del 2017; dos generaciones concurren en este libro: la del autor, identificada con el movimiento del 68, y otra; la de la destinataria de las cartas, que podría ser parte de los llamados millenials”, explicó.

Para Sauri Riancho, el fantasma de la desilusión flota sobre el libro. “No es un juego gramatical el que induce su lectura, las preposiciones marcan grandes diferencias. La joven amiga aparece como desencantada con la democracia, tal como la percibe su generación. Algo ajeno y distante, incomprensible e incluso aburrido”.

La ex mandataria hizo hincapié en la responsabilidad que recae sobre todos los sectores sociales para defender las instituciones que garantizan los dos principios de la democracia: pluralidad y competencia equitativa.

“Los partidos tienen una gran responsabilidad el día después de la elección. No se puede y no se debe ganar a costa de cualquier cosa, el “haya sido como haya sido” del 2006, fue enormemente costoso para la sociedad, para la democracia y para sus instituciones”, sentenció.

“El 68 cumple 50 años, su conmemoración pasa por la revaloración de proceso de cambio que ha vivido México: insuficiente, desigual; pero hasta ahora, esencialmente pacífico”.

Reconoció que el cumplimiento de la formalidad electoral no es suficiente para garantizar la pervivencia de la democracia en México, pero sin la legitimidad que emana de la voluntad ciudadana, no se podría conformar un gobierno capaz de enfrentar los enormes retos del estado democrático y social.

“La cuota de sangre que cotidianamente se vierte en las calles del país, no proviene de las disputas por el poder político, sino de las insuficiencias de ejercicio de gobierno, por el déficit social que acompaña la actuación de las autoridades. Mientras conservemos las prácticas democráticas para la transmisión pacífica del poder, esto podrá ser superado”, puntualizó.

Por su parte, Ariel Avilés agregó que la democracia ha sido un sueño del pueblo mexicano desde los lejanos días de la lucha de independencia, y su definición más certera puede encontrarse en un documento esencial para el país: los Sentimientos de la Nación.

“El sistema electoral de México ha sufrido, en los últimos 40 años, cambios profundos en su manera de operar. Desde la reforma política concebida e impulsada por Jesús Reyes Heroles desde la Secretaría de Gobernación”, expresó previo a llevar a los asistentes por un recorrido por la historia de los procesos electorales del país.

Al hacer uso de la palabra, el autor explica que el libro intenta dar respuesta a un sentimiento generalizado a flor de piel. Un malestar que parece expansivo y que puede orientarse en direcciones muy diferentes.

En el libro, Woldenberg parte de una constatación que le parece de una magnitud tan grande como una catedral, ya que en materia política, México vivió en el 2000 una auténtica transición democrática al pasar de un sistema de partido casi único a un auténtico sistema de partidos plural.

“Pasamos de elecciones en donde no había competencia, donde ganadores y perdedores estaban predeterminado, a elecciones auténticamente competidas; ambos fenómenos hicieron que el mundo habitado por una sola fuerza política se convirtiera en uno donde se recrea una cierta diversidad ideológica”.

El politólogo considera que quien afirma que dicho cambio se trata de uno meramente electoral, no comprende la centralidad que las elecciones tienen dentro de un sistema político, porque a partir de esos cambios, las propias instituciones republicanas diseñadas en la constitución, han modificado su carácter.

“Hay un enorme malestar con la vida política, no solamente con la vida política en general; sino con los actores e instituciones que hacen posible la reproducción democrática. Todos deberíamos saber que no hay democracia posible sin partidos, sin políticos, sin congresos y sin gobiernos”, sentenció.

El libro intenta explorar cuáles son los nutrientes legítimos de este malestar. “No se trata de hacerle al exorcista y llamar a que el malestar se disuelva como por arte de magia, sino tratar de ubicar cuales son las fuentes que ocasionan que esa construcción de democracia se encuentre tan erosionada”.