Arboricidio en Mérida

Texto y foto: Katia Rejón
La Jornada Maya

Miércoles 16 de mayo, 2018

En días recientes, algunas personas se manifestaron en redes sociales por la construcción de unos contenedores de la empresa Bepensa a unos cuantos metros de una ceiba en el Parque Industrial Yucatán. Si bien, el jefe de obra confirmó al periódico que no se tocaría al árbol, los inconformes temen que éste pueda sufrir algún daño por la excavación tan cercana a sus raíces.

La mencionada ceiba ha tirado todas sus hojas, como hace esta especie en primavera. Mide unos 20 metros y junto con algunos árboles más pequeños salpica un poco de vida a la carretera.

En entrevista, la bióloga Lilia Carrillo Sánchez comentó que las raíces de la ceiba son del mismo tamaño de la copa, y la importancia que tienen estos árboles en la península es evidente puesto que es conocido como el árbol sagrado de los mayas. “Es un árbol majestuoso que tarda muchísimos años para llegar a medir 20 metros. Y crece dependiendo de las condiciones de su alrededor. Un árbol así en una selva puede crecer hasta 50 metros y sus raíces contrafuertes hasta cinco metros”, agregó.

Aunque no hay un inventario o estudio de la población de este árbol en la ciudad, es poco probable que exista alguno con las condiciones favorables para su máximo crecimiento, pues la ciudad carece de selva y todo lo que hay es vegetación secundaria; es decir, monte. Pedazos de árboles chicos y hierba que muchas veces no se considera parte de la flora que debe preservarse, quizá porque en vez de flores hay plantas.

El caso de la ceiba en el Parque Industrial llama la atención no sólo por el potencial daño que puede haber al ser vivo, sino porque evidencia que cada vez más personas se pronuncian en contra del crecimiento desmedido y falto de regulación de la ciudad que provoca arboricidios o desalojo de los habitantes.

Apenas hace una semana, los vecinos de San Gertrudis Copó denunciaron a las autoridades la irrupción de los presuntos propietarios de una empresa desconocida, que amenazaron a los vecinos y demolieron la casa de siete familias.

“En Temozón Norte cortaron un flamboyán de 70 años, frente a la iglesia, y nadie dice nada. En Progreso, en la entrada había 25 árboles entre los que había dzitbalché, flamboyanes, se los llevaron de corbata”, explicó la fuente que se manifestó en contra de la construcción de Bepensa.

En 2016 ocurrió lo mismo con la tala de 10 árboles en la carretera Mérida-Umán, a un costado de una empresa de materiales, la cual taló los árboles “legalmente”, pues en ese entonces los medios locales dieron a conocer que Seduma aprobó el corte. Sucedió que la empresa envió un escrito solicitando el permiso pues un estudio determinó que “los árboles ponían en riesgo la tubería de gas natural”.

O en 2015, cuando talaron árboles de más de 30 años de edad en Paseo Montejo porque también estorbaban la fachada de una agencia de autos. Ese mismo año se denunció la tala de otros árboles para la construcción de un supermercado en Circuito Colonias.

Actualmente, candidatos como Renán Barrera Concha, del PAN, han propuesto la siembra de árboles en la ciudad. Algunos expertos entrevistados para este artículo opinaron que, de ser así, tendría que realizarse bajo una estrategia y asesoramiento de biólogos puesto que no es “sembrar por sembrar”.

El año pasado, Sayda Rodríguez Gómez, directora de la Unidad de Desarrollo Sustentable, comentó en una entrevista a los medios de comunicación que la caída de algunos árboles en época de lluvias, sobre todo flamboyanes y almendros, era el resultado de una mala planeación al momento de plantarlos en las principales calles.

El problema de los arboricidios se relaciona directamente con las altas temperaturas de la ciudad, pues de acuerdo con la bióloga Lilia Carrillo los árboles pueden reducir hasta 4º la temperatura, y en zonas donde hay más concentración de árboles hasta 12°. De ser así, cualquier día caluroso de 35° en la ciudad podría sentirse, entre árboles, como una navidad yucateca de 23° a la sombra.

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