Pepe Elorza
Foto: Especial
La Jornada Maya
Miércoles 11 de julio, 2018
Los guettos negros, asentados en las goteras de las ciudades del sur americano, cantan y bailan canciones a fines del Siglo XIX; así parecen venerar la llegada del XX. Un fervor religioso invade la atmósfera y su cultura empieza a mostrarse. Treinta años ha que son libres; a Leadbelly nadie lo conoce, pero canciones como [i]Cotton fields[/i] se tocan en las calles de muchas ciudades. Cantan en las iglesias, pero también en los antros; despunta Bessie Smith. Generan una cultura negra americana, cuyo énfasis está en la emoción compartida y un dejo vocal, donde las notas se deslizan.
Con el paso de los años surgen los éxitos y el blues asciende socialmente, se suaviza, se refina, se blanquea. [i]Summertime[/i], quizá sería emblemática y la irremediable paradoja de ser obra de un blanco neoyorkino (George Guershwin) y ¡tan negra!
Luego, el blues llegó a México. La Banda de Luis Arcaraz es la favorita. El tremendo conjunto con trombones y saxos, dirigidos al estilo americano, recorre el [i]stage[/i]. Es invitado a tocar en los eventos importantes de aquel omnipotente gobierno. Imaginemos a Ávila Camacho bailando swing, fox-trot, beguine o blues. También suenan en la naciente radio, las pocas estaciones de entonces. Programan con gran frecuencia, durante los elegantes y muy carreteados treintas, [i]Bonita[/i] y [i]Quinto Patio[/i], que encabezan aquellos primeros [i]ranks[/i]. En aquellos mismos años, por cierto, dos de las joyas de esa generación dorada también acuden al género: el maestro Agustín Lara, quien compone la hermosa canción [i]Azul[/i]; mientras Gonzalo Curiel realiza [i]Caminos de ayer[/i].
Hace unas semanas, a un amigo músico chiapaneco se le ocurrió subir al bendito Facebook de Zuckerberg y de nosotros, una grabación, muy poco conocida de la gran Amparo Montes, cantante tapachulteca; última gran intérprete de Lara, famosa creadora de la Cueva, donde ella y muchos otros célebres de esa época (entre los setentas y noventas) cantaban sus famosos boleros y de vez en cuando un blues; lo supongo, porque ahora que la escucho a ella, acompañada por la marimba del maestro Emigdio D’Aquino, interpretando una canción dedicada a su natal Huixtla, me sorprende gratamente; primero porque doña Amparo se escucha cómoda, la ruta melódica no le es extraña, la aborda con naturalidad. En cuanto a la rítmica, la intuye para decir mejor los versos del maestro que hablan del amor al terruño. Por su parte, don Emigdio, a base de golpes secos, trata de imprimir un dramatismo que la marimba resiente al hallar otra voz.
Todo un tema: la pérdida de la ingenuidad.
Huixtla proviene de vocablos Nahuatl Huix (Espina) y Tlan (Lugar).
[b][email protected][/b]
El pleno inició la discusión de 71 reservas, aunque 22 serán enviadas al Diario de los Debates
La Jornada
No se reportaron heridos durante la supuesta entrada del 12 de abril en El Paso
Ap