Paul Antoine Matos
Foto: Roger Mora
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 13 agosto, 2018

"¡Gracias a nuestros clientes que nos abrieron los ojos! Cada día aprendemos algo nuevo, hoy aprendimos que la vida útil de un popote es de 15 a 20 minutos, mientras que su tiempo de degradación es de, al menos, 100 años, conscientes del daño que esto representa para nuestro ecosistema y para la fauna marina, hemos tomado una determinación: No más popotes en #elcardenal".

El 10 de julio pasado, la cantina "El Cardenal" tomó una decisión ecológica: eliminar el uso de popotes en sus bebidas, en sustitución, se dan popotes hechos de pepita de aguacate, pero sólo a aquellos clientes que lo piden, tras realizar una publicación en sus redes sociales donde se muestran los popotes y un mojito de pitahaya, los usuarios reaccionaron: “Sin popotes papus, no dañes más el medio ambiente”; “¿y los popotes biodegradables?”; “a las tortugas bebé no le agrada”.

El socio de "El Cardenal", Said Farah Ceh, declara que tras la publicación sus redes fueron bombardeadas con cuestionamientos de por qué se usan los popotes. “Nadie necesita un popote; es más un capricho”, asegura, “La gente es más consciente del daño que hacen los popotes, pero en general los plásticos”, indica. Después de publicar el video, fueron contactados por la empresa Biosur, que les propuso incorporar los popotes hechos de pepita aguacate, que se degradan en menos de un mes.

Reconoce que comprarlos sí incrementa el valor porque son más caros: una caja con 6 mil popotes de plástico cuesta 256 pesos, es decir menos de 10 centavos por unidad, mientras que los de pepita de aguacate son casi dos pesos por popote. Por lo tanto, es un gasto compartido, menciona. “Aunque gastemos un poco más por los popotes, pero seremos más conscientes con el consumo”, expresa.

Ahora en "El Cardenal" no se entregan popotes, si el cliente lo solicita, éste cuesta un peso y es producido con pepita de aguacate Said Farah señala que es “una manera de compartir la responsabilidad con las personas”. “No creo que a nadie por el hecho de que digas que sube un peso su consumo, represente un problema. Es tanta la conciencia, que la gente usa el mismo primer popote que se le vendió. Hay personas que deciden revolverlo con un tenedor y listo”, expresa.

El siguiente paso será ver cómo aplicar a los desechables, porque alguien pide una comida y no se la gasta, indica. Biosur, por ejemplo, vende popotes, tenedores, cucharas y cuchillos hechos de materiales biodegradables. Reconoce que por economía, optaron por el unicel, conscientes de que no es bueno para el medio ambiente, pero ahora buscan alternativas para eliminarlo.

[b]Iniciativa Canirac y ayuntamiento de Mérida[/b]

En cuanto a la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac) Yucatán, su presidente, Alejandra Pacheco Montero, indica que desde hace cuatro años se inició, con el ayuntamiento de Mérida, una iniciativa para reducir al mínimo el consumo del plástico, reconoce que cambiar la conciencia de los dueños de los restaurantes es difícil, porque también los clientes están acostumbrados al uso de plásticos efímeros. Sin embargo, en cuanto a los popotes hay comercios que ya no los ofrecen y dejan a sus clientes la decisión de utilizarlos.

Considera que son efímeros debido a su uso rápido y sus tiempos de degradación que pueden ser de hasta mil años, asegura que el popote “no es el único ni el más trascendente”, y que desde los restaurantes no es fácil cambiar la mentalidad. Un ejemplo común de plástico que se utiliza en gran escala, comenta, como el unicel y el PET, el cual es más económico y práctico, pero deben encontrarse alternativas como el cristal que sea reutilizable, o cajas de plástico de larga duración que puedan volverse a usar.

En Yucatán, la Canirac tiene 300 comercios afiliados; muchos de ellos dan servicio a domicilio o colocan la comida para llevar en envases de unicel. Al respecto de las alternativas como los popotes hechos de pepita de aguacate, menciona que es posible considerar esta opción pero que al ser 10 veces más caros, no son tan viables debido a su precio estándar.

Con el ayuntamiento de Mérida, dice, se trabaja también en la iniciativa de ofrecer certificados a restaurantes sustentables que realizan buenas prácticas para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), en cuanto a la basura, indica que el objetivo es reducir el porcentaje de los desperdicios y evitar al máximo lo orgánico, por lo que en la Canirac se trabaja desde la conciencia. Otra área que permite la reducción de las emisiones es el veganismo, porque se promueve el consumo de otro origen distinto al animal, agregó.

[b]Vida Zero Waste[/b]

Nash Sustentable, quien desarrolla un proyecto de comercialización de productos sustentables y rige su vida mediante la ideología Zero Waste (que tiene el objetivo de reducir al mínimo el impacto generado con basura) considera que la tendencia de dejar de usar popotes, o encontrar alternativas sustentables, es positiva porque lo que ocurre actualmente es que es desechable y “prácticamente innecesario”.

Supone que quienes deciden usar popotes lo hacen porque les da asco no usarlos, pero eso no evita que se tenga contacto con las bacterias, entre los plásticos más contaminantes, menciona las botellas de PET, las colillas, las tapas y las bolsas de plástico. Sin embargo, reconoce que es difícil cambiar la cultura porque en los supermercados los despachadores aún no tienen la conciencia respecto al uso de las bolsas, por lo que siguen entregándolas aunque no las pidan.

Considera posible el uso de las alternativas porque así es como vivían los abuelos y bisabuelos, previo al auge del plástico, se trata de paso a paso ser consciente sobre lo que se genera, indica, expresa que todos los productos causan impacto medioambiental, pero se puede ser responsable. Una alternativa positiva en Yucatán es el uso del henequén, regresar a la fibra para cepillos de dientes o bolsas, añade.

Propone como opción para reducir el uso de plásticos y de desechos el consumir local, fomentar la economía local, usar tuppers y botellas de agua resistentes, o telas enceradas con cera de abeja que las hace impermeables, ir al mercado, entre otros. Ella usa shampoos, jabones reciclados, y 50 por ciento de la basura de su hogar es orgánica, por lo que la usa como composta.

También menciona que se puede revisar la basura que se genera y rechazar la que no se necesita. En Mérida se reciclan los plásticos 1, 2 y 4, así como el metal y el vidrio, añade. En tres meses, dice, generó apenas una bolsa de un kilo de basura. Al principio sí fue un esfuerzo, pero luego no lo notó, añade.


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