René Ramírez Benitez
Foto: Expedia
La Jornada Maya
Viernes 14 de septiembre, 2018
Las universidades no son sólo espacios de formación técnica. Son más que un trámite, una etapa o privilegio para algunos. La Universidad es el centro principal de formación ciudadana y humana, es en ella donde el intercambio entre diferentes corrientes de pensamiento e ideas puede fluir con la mayor naturalidad. Es el espacio de innovación y génesis del conocimiento mismo.
En las universidades es donde se empujan cada vez más los límites del conocimiento y lo establecido. La universidad tiene un rol social imperativo; ahí podemos formar las nuevas corrientes ideológicas que impactarán el aparato del Estado, o en ellas nacen importantes ideas con un desenlace en lo público, ya sean iniciativas o modificaciones constitucionales o de política pública que fueron gestadas en sus aulas y por sus estudiantes o profesores.
Dentro de sus paredes incluso inician movimientos sociales que impactan cada fibra de la sociedad en general. En palabras del maestro Carlos Monsiváis “La Universidad es el espacio del conocimiento y la crítica que resiste, persiste y busca nuevas formas de inserción y transformación de los social”. En ese sentido, y vislumbrando la relevancia que tiene una universidad en el constructo e innovación social, el tema se ha convertido en parte del debate público actual tanto a nivel nacional y local.
La Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma de Yucatán están en la discusión por temas como la injerencia en su autonomía, que va más allá del entendimiento constitucional y que tiene inmerso un significado total, tanto técnico y presupuestal como ideológico, y también por la inseguridad que se vive dentro sus instalaciones.
Por múltiples temas que no lo habían sido lo suficientemente discutidos, la educación universitaria pública, que es fundamental, se ve atacada nuevamente por intereses políticos. Y no son del todo menores; lastimar a las universidades públicas es lastimar el futuro de la democracia. Porque como plasmaba la filósofa Ikram Antaki en su libro [i]El Manual del Ciudadano Contemporáneo[/i], nuestro poco entendimiento de la democracia en términos generales es parte y responsabilidad académica, y directamente de las universidades.
Si queremos progresar en términos intelectuales en lo colectivo, debemos apostarle a proteger las aulas universitarias de todo tipo de injerencia, tanto política o facciosa. La palabra universidad proviene del latín y tiene la misma etimología que universo y universal, y en un sentido significan “unidad”; en tiempos actuales de polarización y división, la unidad que debemos inculcar en la universidad es más necesaria que nunca. La educación libre y autónoma es la meta actual en la formación de sociedades más equitativas, justas y unidas.
[i]Mérida, Yucatán[/i]
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En videos difundidos se aprecia un incendio desde el interior de uno de los pabellones
Efe