Paul Antoine Matos
Foto: Archivo La Jornada Maya
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 26 de noviembre, 2018

En Yucatán hay dos cámaras hiperbáricas con capacidad conjunta para atender a 22 pacientes en descompresión, con diabetes o alguna otra enfermedad. Pero no se usan.

La primera de ellas, la del Hospital General Agustín O’Horán, en Mérida, entregada durante la administración de Ivonne Ortega Pacheco. Durante la gestión de Rolando Zapata Bello, en ningún momento fue utilizada, a pesar de los constantes casos de descompresión por buceo del pepino de mar.

Dicha cámara hiperbárica tiene capacidad para atender a 20 personas al mismo tiempo. Durante la campaña electoral, el gobernador actual, Mauricio Vila Dosal, declaró que es un ejemplo de la crisis de salud en Yucatán, porque se gastaron 80 millones de pesos en un equipo que no sirve para nada. Hasta ahora, la administración de Vial Dosal no ha anunciado ninguna acción para retomarla y ponerla a funcionar, por lo que continúa en abandono.

La segunda es la que donó el ahora senador Jorge Carlos Ramírez Marín al municipio de Progreso, apenas en el verano pasado. Con capacidad para dos personas, dicha cámara hiperbárica fue otorgada a la administración municipal previa, pero el gobierno actual de Julián Zacarías la mantiene sin operar.

Ana María Frías Salazar, presidente del Consejo de Administración de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas Pesqueras, Turísticas, Acuícolas y Artesanales de Yucatán, declaró que la cámara hiperbárica de Progreso no opera ni está instalada, sino que se encuentra en un local del ayuntamiento costero.

“Deberían ponerlas a andar, hacen falta, es para salvar vidas. Si no se hace, es por negligencia”, declaró. Consideró que hay para instalarla como el Centro de Salud de Progreso o el Stella Maris.

“No hemos oído ni de la dirección de pesca ni de él para instalarla; en Progreso hay pescadores legales e ilegales, que son vidas humanas en riesgo”, enfatizó. Hay muchas muertes a través de las descompresiones, reconoció.

En el caso de la costa, al tener equipos precarios para bucear, los pepineros y otros pescadores corren el riesgo de sufrir una descompresión que puede significarles la muerte. Yucatán cuenta con una cámara hiperbárica pública en Tizimín, que cubre la zona oriente del estado, y una más en el O’Horán, con capacidad para una persona.

En otros hospitales hay cámaras hiperbáricas, pero son instituciones privadas, cuyo costo de uso asciende a los tres mil pesos.

Las cámaras hiperbáricas, además de ayudar en la atención a personas que sufren descompresión, también son utilizadas por pacientes con cáncer, VIH-SIDA, diabetes, traumatismos, entre otras situaciones de salud.


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