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La Jornada Maya

Lunes 17 de diciembre, 2018

Hay "pequeños" detalles que a veces parecen irrelevantes, pero al verlos con atención nos damos cuenta que lo modifican todo. Si luego resulta que esos detalles de minucia están en la Constitución del estado, sus reverberaciones pueden ser enormes.

Ése es el caso del artículo 28 de la Constitución Política del Estado de Yucatán, artículo que en años recientes se reformó para que el informe del gobernador sea el tercer domingo de enero, y ya no en septiembre.

¿Por qué los informes eran en septiembre? La respuesta histórica la encontramos en una lógica institucional muy elegante y republicana. El informe de gobierno no debe ser un acto imperial y tampoco la lista celebratoria de lo logrado por el autócrata y sus burócratas.

El informe debe ser una herramienta de trabajo, una en la que el Poder Ejecutivo le informa al Poder Legislativo cómo están las cosas públicas; y sobre esa base -la de conocer la realidad- el Poder Legislativo inicia sus sesiones, pensando en las leyes y los recursos que se necesitan para mejorar y transformar a la sociedad. Así de simple, sin tanta algarabía.

Si el informe es en septiembre, el gobernador de Yucatán va a rendir informe al Congreso, cuando el Congreso está iniciando sus trabajos del primer periodo legislativo. De esa forma, los diputados conocen las prioridades de la administración pública y de la sociedad, para poder atenderlas y trabajar en ellas. También en ese mismo primer periodo legislativo -el de septiembre a diciembre- los diputados aprueban el presupuesto del año siguiente. Todo hace lógica. Así ocurre a nivel nacional y en la mayoría de los estados: se informa al Congreso cuando el Congreso inicia sus sesiones y antes de que apruebe el presupuesto del año siguiente.

Un informe en enero rompe esa lógica y hace manifiesto que el informe es un espectáculo para lucir al gobernador y no para ponerse a trabajar. Un informe en enero ocasiona que el Congreso Local inicie sus sesiones sin recibir un informe sobre cómo están las cosas y lo obliga a aprobar un presupuesto en diciembre -también- sin información ni prioridades frescas sobre el desarrollo del estado. El presupuesto se aprueba en diciembre y resulta que el Congreso se entera sobre cómo va la administración pública hasta enero. No hace sentido, ninguno.

La Constitución no quiere espectáculos, quiere que el gobernante vaya al Congreso en plan de trabajo y explique la situación que enfrentamos como sociedad. Nada de mensaje del gobernante a “su pueblo”. Queremos trabajo, no lucimiento.

Peor aún, un informe en enero crea un lío de tiempos. Resulta que la Constitución se llena de excepciones, pues el gobernador rinde su primer informe hasta después de 15 meses en el cargo; porque si toma posesión en octubre, es ridículo que dé un informe a tres meses de haber ocupado el cargo y, entonces, habrá que darle más tiempo. Y las cosas se ponen peor en la falta de elegancia normativa: en su último año, el gobernador da dos informes muy apretados, uno en enero y luego otro en septiembre (apenas siete meses después), a tan sólo unos días de irse. Qué necesidad de esas piruetas y malabares.

Volvamos al orden constitucional que hace sentido e invitaba a que el informe sea informe de trabajo, para trabajar. Un esquema cuya concepción puede trazarse hasta Apatzingán y fue ratificado por la Constitución de 1857 y de 1917. Un formato que era bueno y que, si no funcionaba no era por las leyes, sino porque el Congreso era una dependencia sometida al gobernante priísta en turno. Eso ya pasó.

Que el gobernador vaya al Congreso cuando el Congreso inicia sus trabajos; que el presupuesto del año siguiente se apruebe después de que el Legislativo y la sociedad conozcan un reporte detallado de lo que ha pasado y se necesita hacer. Que sea en septiembre, como el orden y la lógica lo señalan. Tener un informe de trabajo y no récords y presunciones. Eso es un detalle valioso, pequeño.

[i]*El papel arde a los 233 grados centígrados, tal como lo hace en la inmortal novela de Ray Bradbury, Fahrenheit 451.[/i]

[i]Mérida, Yucatán[/i]
[b][email protected][/b]


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