Jafet Kantún
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 21 de diciembre, 2018

Junto al parque de la colonia Esperanza, todas las mañanas, por más de tres décadas, don Mariano se desempeñó como voceador de periódicos. Mucha gente le conoce, tanto por su conexión con distintos medios de información, como por verle todas las mañanas en el lugar. Aún así, lo que más ha distinguido a Mariano Tejero Arceo durante sus 57 años de trabajo, es su llamativo gusto por los disfraces, el cual saca a relucir en navidad, carnaval y recientemente año nuevo.

Y es que don Mariano tiene una longeva tradición. Del 20 al 24 de diciembre de cada año, desde 1988, acude a su puesto a vender rotativos con un saco rojo, pantalones del mismo color, botas y cinturón negros, barba blanca y gorro de tela; gritando “jojojo” y con música navideña en su puesto. “¿Qué pasó Santa?”, le saludan los clientes que pasan a su lado.

El voceador se viste de Santa Claus cada navidad, es un gusto personal que comenzó hace mucho tiempo en familia, contó en la entrevista que brindó a [i]La Jornada Maya[/i]. No se debe a nada sumamente especial, simplemente se comenzó a disfrazar para sus hijas; les daba regalos, hasta que un día en la década de los 60 acudió un 24 de diciembre por la madrugada a la base del periódico para recoger su paquete de diarios vestido de Santa.

[b]Nacimiento de una tradición[/b]

A sus compañeros les llamó la atención, se divirtieron, les gustó, “a todo dar ese Santa Claus porque va a recoger periódicos, comentaron. Y así se fue don Mariano en su moto a repartir por el centro, Santa Ana, Alemán y lo que ahora es la López Mateos. La tradición la continuó cada año desde ese entonces “mañana es día 20, mañana no viene don Mariano, viene Santa Claus”, decían sus clientes. Primero en su moto y luego en su puesto, donde hasta el año pasado acudió sin falta. Este año, por motivos de salud no podrá cumplir 50 años haciéndolo; “pero el año que viene, primero dios” se logrará, señaló.

“Yo me siento bien, es un aliciente, pero me gusta más porque la gente ‘maa mira que bonito Santa Claus, una foto’. Y así hasta la fecha”. Muchos niños acudieron todos los años a su puesto, acompañados de sus padres, con tal de tomarse una foto con don Mariano.

Su familia le acompaña esos días. Acuden con él al puesto de periódicos con boinas rojas o con su bufanda. “Me acompañan con su disfraz”, señaló.

[b]Sastre de oficio[/b]

Mariano Tejero, hombre de 78 años, originario de Valladolid, es sastre de oficio. Comenzó trabajando para un conocido y luego en Umán trabajó haciéndole vestimentas a un ejidatario. Cuando llegó a Mérida a laborar conoció a una vendedora de periódicos que le recomendó dedicarse a lo mismo. Y así comenzó como voceador un 24 de enero de 1961.

En su su casa tiene cinco trajes de Santa, algunos ya viejos y otros mucho más nuevos, todos hechos por él. Posee unas almohadillas especiales que se mete dentro del traje, rodeándole el tronco y las extremidades inferiores, con tal de hacerlo ver gordito. Se pone resistol y pelo blanco en las cejas y se acomoda la barba.

[b]Cada año un disfraz diferente[/b]

Para carnaval hace hace lo mismo. Acude a su puesto disfrazado, cada año de algo diferente. Entre fotos memoriza trajes de Memín Pinguín, de venado e incluso de Osama Bin Laden. Recordó que cuando la ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho se embarazó, él acudió ese año con un hipil, terno y con una panza de preñada. Últimamente comenzó a vestirse de viejo para año nuevo, y antes de eso una vez se vistió de bebé.

Como Santa, en algunas ocasiones repartió dulces a niños sin pedir nada a cambio. Platicando con La Jornada Maya contó que para fines de año escolar compraba mil pesos de dulces y los repartía entre los niños, siempre vestido de Santa. En estas fechas, con sus clientes organiza rifas, regala calendarios o bolsas.

Asimismo, distinguió a don Mariano que nunca tuvo sólo un periódico para el que trabajase. Vendía de todo y nunca dejó su responsabilidad de ofrecer la información a los lectores. Incluso en el 88 y en 2002, con los huracanes Gilberto e Isidoro, “nunca le falté a mi periódico. Llueve o truene”, afirmó.

Por motivos de salud lleva aproximadamente cuatro meses sin acudir a su puesto, el cual atiende ahora su familia. No obstante, afirmó que se encuentra por terminar un tratamiento, por lo que próximamente se lo podrá volver a ver frente al paso peatonal en la calle 59, a contraesquina del Súper Willys.


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