de

del

Hugo Martoccia
Foto: Óscar Rodríguez
La Jornada Maya

Lunes 7 de enero, 2019

A mediados de octubre pasado, el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador visitó Cancún. En unas pocas horas, como suele suceder en donde pone un pie, desplegó todas las fichas políticas y electorales que marcarían el rumbo del estado, al menos, en este 2019.

En aquella visita corta pero intensa, López Obrador tuvo gestos de enorme cordialidad con el gobernador Carlos Joaquín, pero dejó que otros morenistas sometieran al mandatario estatal y su familia a un destrato casi impropio.

Nadie olvida la foto previa del viaje de AMLO en avión hacia Cancún, a un lado de la senadora Marybel Villegas, con quien compartió vuelo. Un día antes, la senadora había tenido durísimos conceptos contra el gobernador en la tribuna del Senado. Esos hechos, en conjunto, fueron, casi a la vez, un golpe y una caricia política para el mandatario estatal.

Luego, en la reunión formal con autoridades locales, el presidente dio a conocer una a una la enorme batería de medidas sociales que su gobierno tomaría (y que ya están en marcha) y que serán, sin duda, un armado electoral imbatible en su estrategia nacional.

Todos salieron de esa reunión convencidos de que no hay forma alguna de pelear mano a mano con semejante ejército. Y entendieron, por si aún hacía falta, que un hombre con una voluntad de poder y una capacidad de construcción política y electoral excepcionales, se iba a sentar en la Silla Presidencial.

En ese mismo día, más tarde, ya apuntó de irse, AMLO rearmó su partido para la elección local de 2019. Frente a un grupo de personas, le dijo al entonces delegado de Morena, Rafael Marin, que ya comenzara a concentrarse en su tarea en el Gobierno Federal, y dejara el partido.

En los hechos, eso tuvo un significado inquietante: quitó a un negociador nato, de buen trato con el gobierno estatal, y le entregó el partido a la dirigente nacional, Yeidckol Polevnsky, que se caracteriza por ir al choque con quien se le ponga en frente.

Para que se entienda: en el caso de Quintana Roo, quien se le pondrá en frente será la alianza oficialista encabezada por Carlos Joaquín, que buscará mantener el control en el Congreso del estado. Ambos tendrán el mismo objetivo: ganar la elección de junio de este año. El encontronazo electoral es de pronóstico reservado.

Todos esos hechos, que dejaron armado el tablero político de los meses venideros, sucedieron en apenas unas pocas horas. Esa es la forma de ejercer el poder de López Obrador. Su centralidad política es total.

Privilegia, en sus palabras, el diálogo y los acuerdos, pero deja en claro, con sus actos, que las decisiones las toma con la fortaleza de la aplastante mayoría que obtuvo el 1 de julio.

Una anécdota reciente lo pinta de cuerpo entero. Días atrás, cuando dio a conocer el decreto de la Zona Libre de la frontera norte, reconoció que hubo algunas diferencias en su gabinete. Y dejó una frase memorable.

“No crean que no hay resistencias, yo tengo resistencias hasta dentro del gobierno. Nada más que cuando digo: esto va...es porque va. ¡Me canso ganso!”.

Ese hombre es el rival electoral de todos para la elección de junio próximo. De ese tamaño es el desafío de ganarle una elección a Andrés Manuel López Obrador, en una tierra que considera electoralmente propia.

[b]AMLO y Morena[/b]

Nadie pone en duda lo que significa políticamente AMLO en Quintana Roo. Ha ganado cada una de las elecciones en las que se presentó para presidente. El 1 de julio pasado, literalmente, arrasó en las urnas.

Pero la duda es cuánta distancia hay entre él y la dispersa Morena Quintana Roo. En números, la distancia es abismal. El 1 de julio, AMLO logró más de 485 mil votos en Quintana Roo. Sus candidatos a las presidencias municipales apenas poco más 285 mil, y el 60 por ciento de esos votos los obtuvo Mara Lezama en Cancún, que no compitió contra nadie.

En esos 200 mil votos de diferencia, está la esperanza de los otros partidos de arrebatarle a Morena su poderío local. La otra esperanza es, como se dijo, la dispersión del partido.

Un morenista que participó de la multitudinaria reunión en el salón Turquesa de este sábado, lo expreso con palabras simples: “Hay demasiados grupos, demasiados intereses, y ni siquiera hay dirigencia”, dijo.

Otro participante de ese evento minimizó la situación. “Yeidckol tiene la película completa”, dijo. Según esa versión, la dirigente nacional sabe exactamente lo que sucede en Quintana Roo, y en pocos días designará la nueva dirigencia estatal.

Ni siquiera la molestan, dicen, la proliferación de listas de precandidatos que hay en el partido. Cada grupo tiene la suya, y la muestra como la más importante. Pero, en realidad, todos tienen en claro que la decisión final será de Yeidckol, con la venia, por supuesto, de AMLO.

Tan claro es eso, que en una reunión privada le preguntaron a Mara Lezama si ya tenía sus nombres para las diputaciones. “No, todavía no. Estoy esperando a Yeidckol para hacerla con ella. Todo el mundo hace listas, pero es Yeidckol la que va a tomar la batuta acá”, dijo la alcaldesa. Poco que agregar a ese comentario.

[b]Los alcaldes[/b]

Mara Lezama es justamente la única de los alcaldes del partido que no genera, por ahora, mayor preocupación. A pesar de que algunos morenistas no están del todo de acuerdo con las líneas generales de su gobierno, es la única que mantiene la gobernabilidad y el control de su municipio.

Laura Beristain, en Solidaridad, es una incógnita diaria; nadie sabe cuál será la ocurrencia de ese día, la declaración fuera de lugar, o el nuevo desatino administrativo o político que tiene preparado.

Lo de Othon P. Blanco es aún más grave. El alcalde que la gente votó dejó el cargo, y el Gobierno es un barco a la deriva que necesita todos los días del auxilio financiero del estado para sobrevivir.

Pero el ejemplo de la debilidad institucional e ideológica de Morena, y de su vulnerabilidad, no son ni siquiera los alcaldes. Un ejemplo más claro y pernicioso es el del síndico de Solidaridad, Omar Sánchez Cutis.

Trabaja todos los días para debilitar al gobierno de Laura Beristain y al partido, en una suerte de traición por goteo. La vida política de Sánchez Cutis acabará seguramente en menos de tres años. Pero eso no implica que no tenga algún momento de estrellato, y que su papel, políticamente indefendible, no pueda tener una altísima rentabilidad en otros aspectos.

¿Cuantos infiltrados de ese tipo podría poner el oficialismo estatal en Morena? ¿Quien garantiza que los futuros diputados del Verde Ecologista, flamantes aliados de Morena, no destruyan la probable mayoría del partido de AMLO en el Congreso local?.

Esas preguntas son cruciales. La falta de fortaleza ideológica y orgánica del partido, deja demasiados flancos abiertos por donde atacarlo.

[b]El gran elector[/b]

Las preguntas para hacerse de cara a la elección son pocas, pero sus respuestas difíciles ¿Cuanto impactarán los planes sociales del Gobierno Federal en el electorado? ¿Podrá AMLO, por primera vez, trasladar sus votos a los candidatos sin estar en la boleta? ¿Cuántos candidatos de Morena serán propios, y cuántos infiltrados? ¿La gente votará por AMLO, o por Morena Quintana Roo?. Esas pocas respuestas definirán la elección.

Un importante dirigente perredista tiene, aún así, pocas esperanzas. Lo dijo sin demasiadas vueltas en las últimas horas. “Nosotros, el PES, el MC, Confianza y el MAS, vamos a estar peleando por el registro; el PRI es un lamento, y el PAN está desdibujado. ¿Cómo vamos a ganar así?”.

En esos dos últimos párrafos está quizá planteada la complejidad de la elección que viene, para uno y otro bando.

AMLO tiene todo para ganar otra vez la elección. La única esperanza de sus opositores es la debilidad institucional, ideológica y electoral de un sector importante del morenismo local. El poder de “El Gran Elector” versus la debilidad aparente de su partido.

Uno de esos márgenes significa la continuidad del “cambio” en Quintana Roo. El otro, la definitiva llegada de la “transformación”, y, posiblemente, el inicio de una nueva era política en el estado.

[i]Cancún, Quintana Roo[/i]
[b][email protected][/b]


Lo más reciente

Asisten 240 mil personas a la Filey 2024

Se ofrecieron más de 10 mil títulos de autores locales, nacionales e internacionales

Astrid Sánchez

Asisten 240 mil personas a la Filey 2024

Cada vez más hoteles de Cancún apuestan por la sustentabilidad: I Love México Travel

Más o menos 65 por ciento de los viajeros ya basan su decisión con pensamiento ecológico

Ana Ramírez

Cada vez más hoteles de Cancún apuestan por la sustentabilidad: I Love México Travel

Prevalece la informalidad entre las mujeres emprendedoras, señala Amexme

El organismo otorga capacitaciones constantes y seguimiento de casos

Ana Ramírez

Prevalece la informalidad entre las mujeres emprendedoras, señala Amexme

Prepara Sustentur octava edición del Sustainable & Social Tourism Summit

Se llevará a cabo en León Guanajuato del próximo 3 al 6 de julio

Ana Ramírez

Prepara Sustentur octava edición del Sustainable & Social Tourism Summit