David Brooks, corresponsal
Foto: Jesús Villaseca
La Jornada Maya

Washington, Estados Unidos
Jueves 14 de febrero, 2019

Este Día de San Valentín marca el primer aniversario del tiroteo masivo que apagó 17 vidas -14 de ellos menores de edad- en una preparatoria en Parkland, Florida, cuyos estudiantes rehusaron ser víctimas y detonaron un movimiento nacional contra la violencia por armas de fuego.

Ese movimiento, March for our Lives, fundado por un grupo de estudiantes sobrevivientes ese día, rehusaron aceptar sólo las oraciones y lamentos de políticos estatales y nacionales ahora tan rutinarios después de tantos incidentes parecidos por todo el país, y lanzaron un llamado elocuente y feroz bajo el lema de “nunca más” exigiendo nuevos controles sobre la compra y uso de armas en este país.

El movimiento se expresó a través de marchas y acciones masivas -entre ellas, más de un millón de estudiantes que salieron de sus aulas por todo el paso para marcar el primer mes desde la matanza el 14 de marzo y 10 días después se realizó la marcha nacional más grande sobre este tema con cientos de miles participando en Washington y otras ciudades el 24 de marzo.

A la vez, se realizaron foros por todas las esquinas del país, debates con polìticos algo temblorosos ante jóvenes que no cedían ante los trucos de la retórica oficial, acciones de desobediencia civil, y el impulso de una nueva legislación (legislaturas estatales aprobaron 76 nuevas leyes de control de armas en más de la mitad de los estados de la Unión) y encuentros con otras organizaciones sociales que se dedican a poner fin a la violencia.

Ante la renuencia de la Casa Blanca y el Congreso bajo control republicano de impulsar nuevas restricciones y mayores controles sobre armas a nivel federal, los estudiantes de March for Our Lives y sus aliados promovieron iniciativas para convocar una mayor participación de jóvenes en las elecciones legislativas del año pasado, contribuyendo con la ola electoral demócrata que recuperó la cámara baja en noviembre. Unos 24 candidatos pro armas fueron derrotados.

March for our Lives, con varios otros grupos encabezados por jóvenes, logró que en las elecciones intermedias en noviembre que la participación electoral juvenil llegara al nivel más alto desde 1982.

Sin embargo, la violencia con armas de fuego continuó por todo el país. Según el proyecto Desde Parkland (Since Parkland), desde que fueron asesinados 14 estudiantes en esa preparatoria, casi mil 200 menores de edad más han fallecido por violencia de armas en este país en el último año.

La organización periodística sin fines de lucro, The Trace, que impulsó el proyecto Desde Parkland, buscó evitar sólo presentar ese número como otra estadística más, y esta semana lanzó un sitio especial donde otros jóvenes -unos 200 adolescentes-participaron como reporteros para el proyecto- contaran la historia de cada una de esas víctimas [https://sinceparkland.org].

Este aniversario triste en Parkland fue marcado hoy en ese pueblo de diversas maneras, recordando con lágrimas, con furia, con heridas físicas y emocionales lo que sufrieron, y a los ausentes.

Continua el debate sobre por qué ocurrió, qué falló, y cómo evitar que esto se siga repitiendo a lo largo del país. Algunos insisten, incluyendo los de March for por Lives, en que se requieren controles reales sobre la compra y uso privado de las más de 300 millones de armas en manos privadas en este país. Conservadores, entre ellos la Casa Blanca, dicen que más armas son la solución, hay propuestas para armar a maestros.

Pero este día, muchos deseaban dejar de debatir y sólo llorar, abrazar y lamentar. El sitio de internet y las cuentas en redes sociales de March for Our Lives anunciaron que mantendrán silencio los próximo tres días incluyendo hoy (https://2019.marchforourlives.com] y que sus integrantes, incluyendo algunas de las figuras más reconocidas que impactaron el debate nacional como Emma González, David Hogg y Cameron Kasky, entre otros, no hablarían en público o con los medios.

A lo largo del año, March for Our Lives realizó una serie de giras por todo el país para contar sus historias, promover la participación de jóvenes como ellos en este movimiento y explorar nuevas alianzas con agrupaciones que de una manera y otra enfrentaban la violencia en este país.

Con ello, se iniciaron diálogos y a veces se establecieron vínculos con diversos grupos como Black Lives Matter, movimiento que surgió por la violencia oficial contra afroestadunidenses, con los Dreamers que compartieron la experiencia de la violencia oficial de políticas antimigrantes como los crímenes de odio en contra de sus comunidades, con la Coalición de Trabajadores de Immokalee que han logrado casi anular la violencia contra trabajadoras agrarias en los campos de Florida, y con organizaciones de madres de hijos asesinados por la violencia armada en Nueva York, Chicago, Baltimore, Los Ángeles y otras ciudades.

Ahora estos activistas forman parte de una gama cada vez más amplia de movimientos encabezados e impulsados por jóvenes en temas desde la violencia, a cambio climático, racismo y de defensa de migrantes de la generación más diversa en historia del país, y que desean un futuro para rescatar a este país de sí mismo.


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