Katia Rejón
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 6 de marzo, 2019

"Hoy en día el arte no puede ser para satisfacer a nuestros cuates, tiene que trascender. El arte que no tiene visión de comunidad está destinado a ser para unos cuantos", afirma Cristóbal Ocaña Dorantes delegado en México del Instituto Internacional de Teatro (ITI UNESCO) y director de la Compañía Umbral Danza Contemporánea A.C. fundada en noviembre del 1989 en la Ciudad de México.

Este año, la compañía cumple su 30 aniversario y lo celebrará desarrollando las 50 iniciativas artísticas que el director y bailarín ha llevado a cabo para promover la danza en México. Cada una de ellas se ha desarrollado a favor de la diversidad y pluralidad de la sociedad y en especial atención a los grupos vulnerables. La primera actividad en el marco de su aniversario será el XII Festival Danza de la Edad de Oro en la que participan agrupaciones independientes de personas de la tercera edad. La muestra dancística que abarca ritmos como belly dance, danza contemporánea, music hall, carnaval con influencias del charleston, se llevará a cabo el próximo 9 de marzo de 17 a 20 horas en el teatro José Peón Contreras y tendrá un costo de 100 pesos el boleto.

Participarán adultos mayores de Kopomá, Maxcanú, Tekax, entre otros municipios del interior del estado. "La gran mayoría de los adultos mayores se encuentran descuidados por la sociedad. Los abuelitos están destinados a cuidar a los nietos, preparar la ropa, limpiar la casa. Un gran porcentaje no cuenta con seguro social o una casa. Nuestro trabajo se dirige a personas que no son tomadas en cuenta", expresa Ocaña.

Este proyecto, uno de los 50 desarrollados por la Compañía Umbral, inició hace 12 años en Tekax con el objetivo de fortalecer las danzas del salón de los años 40 y 50. La primera vez se realizó con cinco agrupaciones y en esta edición participarán 26 grupos. "Por las facturas que cobra el cuerpo, no pueden zapatear o agacharse, pero pueden hacer cosas que otros cuerpos no: bailar con la verdad de su espíritu. Eso es lo que ha fortalecido el proyecto", agrega.

Cristobal Ocaña cuenta que trabajó diez años como cantante y bailarín en el teatro de Bellas Artes. "Te puedo decir con certeza que el arte es elitista, pero eso me ayudó a concientizar qué es lo que no quiero hacer. Contribuir a la sociedad diversa se ha posicionado como mi única intención hasta lo que resta de mi vida", asegura.

Su compañía de danza contemporánea surgió en una época en la cual también emergieron otros grupos independientes "que permitieron verter las distintas historias y ópticas de creadores artísticos" al margen del arte oficial.

En 1996 montó una obra en Yucatán que combinaba procesos folclóricos con contemporáneos, lo que resultó polémico para los críticos de la época, según explica. Decidí quedarme en las provincias mexicanas, vi algo especial en Yucatán pues hay un florecimiento permanente y renacimiento constante de la creación artística”, comenta. Así, llevó a cabo otros festivales como la celebración del Día Internacional de la Danza Umbral-ITI-Unesco en Mérida. "Convoco al ayuntamiento, al gobierno estatal, al clero y a la universidad para que durante 12 horas continuas en sedes del Centro Histórico -Pasaje Pichetas, atrio de la catedral, parques, universidad, teatros- haya un ejército de danzantes que hicieron la primera muestra del gremio en la entidad", cuenta.

Actualmente también realiza el Festival de Folklore Internacional Danza Llanera con sede en Hoctún, Hunucmá, Tekax, Valladolid, Maxcanú, Halachó, Izamal, Kopomá, Tizimín, Progreso y Chocholá, en el que también participan los 32 estados del país, de Tijuana a Oaxaca, con un intercambio cultural entre pueblos prehispánicos .

Desde los últimos 15 años ha estado enfocado en las comunidades mayas indígenas, han trabajado en 40 de los 106 municipios, y algunas comisarías. El Festival de Danzas Llaneras lleva 12 años y se explaya para explicar cómo hay un sincretismo de las fiestas patronales y las fiestas paganas, cómo los invitados de Oaxaca le dan a probar tacos de chapulines a los mayas, y escuchan sus lenguas en las ceremonias. El festival, dice, es una fusión de comunidades.

Desde los 17 años está comprometido con las causas sociales, pertenece al Círculo Cultural Gay del Museo Universitario del Chopo, todavía le duele cuando habla del asesinato de su amiga, defensora de los derechos humanos, que todavía no se ha esclarecido aunque ya pasaron 18 años.

También trabaja con personas con VIH, con niñas de 5 a 15 años que viven en el refugio Casa Cristal por haber sido violadas por familiares. A través de la danza, trabajan esa “región vulnerada” que es su cuerpo, muchas han pasado por procesos quirúrgicos. Han participado en actividades escénicas, ganado premios y concursos.

"La historia no permite equivocarnos. Vemos una tras otra, tras otra necesidad no cubierta por el gremio", afirma, después de hablar de unos cuantos proyectos que forman parte de las 50 iniciativas de Compañía Umbral, que busca cubrir lo más posible de esas necesidades.


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