de

del

Hugo Martoccia
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya

Lunes 11 de marzo, 2019

La crisis que vivió en los últimos días OPB fue como una especie de pintura de lo que es la política local en este momento. Un observador cuidadoso pudo ver sin filtro diversos movimientos, desde el acomodo de grupos internos de Morena, o la tenue mano del gobierno en el asunto, hasta la miseria política de unos pocos actores que quieren ganar con la ingobernabilidad y el caos.

Lo más extraño de todo es que el tema no merecía de semejante contexto. La licencia definitiva de Hernán Pastrana al cargo de presidente municipal no permitía demasiadas especulaciones.

La ley es muy clara: era su suplente, Otoniel Segovia, quien debía asumir el cargo. Pero ese hecho simple se contaminó por el viejo conflicto entre grupos internos de Morena. Los regidores vinculados al senador José Luis Pech, encabezados por la síndico Yensuni Martínez, encontraron la forma de generar un estado de inestabilidad para un hecho que no lo merecía.

Hubo cierta impericia en el encargado de despacho José Luis Murrieta, para preparar una sesión de Cabildo que debía ser casi de trámite. Esa impericia es la que le dio una fugaz legitimidad al intento de los grupos rebeldes de Morena para no tomarle protesta a Otoniel Segovia el mismo jueves.

El dirigente de Morena, Ricardo Velasco, intuyó desde un principio que no sería un tema sencillo, y se instaló en Chetumal. Tuvo a su cargo gran parte de la operación política que sostuvo a Otoniel Segovia. Y plantó su postura desde el inicio: “La ley no se vota; se acata”, dijo.

Esa operación política, y sus derivaciones, le dejó bien claro, a él y a todos, donde se ha parado políticamente cada uno de los grupos internos del partido. Algunos de ellos han decidido, abiertamente, romper al partido por dentro, si con eso logran sus objetivos.

[b]Los desvaríos[/b]

El jueves en la noche, luego de que el Cabildo se negara a aceptar el orden del día de la Sesión Extraordinaria que debía aprobar al nuevo alcalde, comenzó a surgir el rumor, creciente y preocupante, de que el municipio entraría en un proceso de ingobernabilidad, y que incluso se podría decretar su desaparición, lo cual requería del concurso del Congreso.

No quedó claro de dónde surgió esa versión, pero se propagó por los medios que normalmente se utilizan para las operaciones políticas desde el poder.

La mañana del viernes el tema era ya una versión sólida, pero también una amenaza política para todos. Los intentos por dar “golpe de estado” a los ayuntamientos tienen dos antecedentes históricos muy malos en Quintana Roo: cuando quisieron derrocar a Juan Ignacio García Zalvidea (intentaron desaparecer el Ayuntamiento) y cuando se le quiso negar a Jaime Hernández asumir como alcalde, aún cuando era el suplente de Gregorio Sánchez.

En ambos casos, la justicia amparó a los legítimos alcaldes. La idea de desaparecer el Ayuntamiento de OPB era, entonces, políticamente suicida.

En el Congreso frenaron cualquier intento real que pudiera existir sobre ese proyecto, porque entendieron que la situación estaba ingresando a un mundo de errores sin retorno. Un infierno político podía suceder si las cosas se hacían, como seguramente se iban a hacer, de mala manera.

No fue gratuito que la misma mañana del viernes el PAN diera una conferencia de prensa en la cual descartaba cualquier situación de ingobernabilidad en el municipio. El proyecto “golpista” murió antes de nacer, por suerte para la democracia estatal, que aún recuerda con amargura las desmesuras institucionales del borgismo.

[b]Los ausentes[/b]

En este escenario, tan conflictivo y cargado de versiones, lo primero que llamó la atención fueron las ausencias. Morena gobierna tres municipios del estado, y es la primera vez que tiene esa tarea. La defensa de sus administraciones municipales debería ser una prioridad de sus cuadros. Pero no fue así.

José Luis Pech, senador, y Patricia Palma, diputada federal, brillaron por su ausencia. Tampoco se escuchó nada de los diputados federales Jesús Pool Moo, Mildred Ávila, y Luis Alegre.

No se trataba de un apoyo político el que debían hacer público; era un simple y claro apoyo a la legalidad. La senadora Marybel Villegas vio esa posibilidad y emitió un comunicado que pedía respetar la Constitución y la autonomía municipal. Era todo lo que había que hacer, y nadie hizo.

[b]El modernismo acomodaticio[/b]

Entre los que no quisieron participar de la defensa de la legalidad, hay dos grupos que tienen motivaciones diversas, pero con un hilo conductor común.

Uno, como ya se comentó, porque ha decidido ser, desde Morena, la oposición más férrea al gobierno del mismo partido en Chetumal. Otro grupo, porque cuando surgió la versión de una intervención en el municipio, por medio de la desaparición del Ayuntamiento, pensó que era una idea del Estado. Y nadie quiso ponerse frente a ese poder.

Los nombres de los integrantes de ambos grupos coinciden, justamente, con los morenistas ausentes en la crisis de Othon P. Blanco.

Hay un sector de Morena que funciona como una suerte de “opoficialismo” en el estado. O sea, son una oposición de membrete, por pertenecía al partido de AMLO, pero en el estado son muy cercanos al oficialismo local.

El objetivo de todos ellos es el mismo: convertirse en una suerte de nexo entre López Obrador y Carlos Joaquín, para ver si el destino los pone a la cabeza de una transición gubernamental tranquila en 2022. Quieren llegar ser candidatos a gobernador con la anuencia de AMLO, pero también siendo candidatos del mandatario estatal.

El principal problema es que su estrategia, al no reparar en ningún obstáculo, y al obligarlos al papel de verdaderos enemigos internos de Morena, se convierte en una estrategia ética y políticamente cuestionable. La voluntad de poder debe reconocer algún límite ético, ideológico y político.

Decía el afamado escritor Ernesto Sábato que el fin no puede justificar los medios, porque los medios, dialécticamente, terminan convirtiéndose en un fin en sí mismos. Eso significa que esos políticos que deambulan hoy por el oprobio en busca de sus objetivos, pueden hacer del oprobio su esencia.

Esta semana, el “morenismo ausente” demostró que no tiene ningún límite para alcanzar lo que quiere, y que utilizará cualquier medio para asaltar el poder, aunque eso signifique convertirse en los oscuros enemigos de un partido que los devolvió a la vida política, cuando eran poco menos que un despojo de la historia .

[b][email protected][/b]


Lo más reciente

Nuevo motín estalla en la cárcel de Ecuador de la que escapó el narcotraficante 'Fito'

En videos difundidos se aprecia un incendio desde el interior de uno de los pabellones

Efe

Nuevo motín estalla en la cárcel de Ecuador de la que escapó el narcotraficante 'Fito'

Normalistas de Ayotzinapa marchan en Iguala en busca de justicia

Exigen el esclarecimiento de la desaparición de los 43 estudiantes en 2014 y justicia para Yanqui Gómez Peralta

La Jornada

Normalistas de Ayotzinapa marchan en Iguala en busca de justicia

Músicos tocan en protesta contra restricciones de horario durante Semana Santa en Mazatlán

La presencia de un grupo de agentes municipales provocó conatos de violencia

La Jornada

Músicos tocan en protesta contra restricciones de horario durante Semana Santa en Mazatlán

Tribunal de Argentina condena a ex funcionarios por crímenes contra mujeres trans durante la dictadura

Durante el juicio las víctimas narraron las tácticas de violencia sexual que empleó el régimen de 1976 a 1983

Ap

Tribunal de Argentina condena a ex funcionarios por crímenes contra mujeres trans durante la dictadura