Para Turok una mala noticia es la oportunidad de una magnífica fotografía: Juan Villoro

Sandra Gayou Soto
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Martes 19 de marzo, 2019

“Antonio Turok es un artista que reúne de manera completa dos méritos esenciales: el de la oportunidad periodística con el de la calidad estética”, así describió Juan Villoro el trabajo del fotógrafo mexicano durante la presentación del libro [i]La fiesta y la rebelión[/i] en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) en el salón Ek Balam.

“Ha tenido en sus manos la posibilidad de captar de destinos históricos esenciales, casi podríamos decir que donde él aparece ocurre o bien un cataclismo o una rebelión, así que tengan cuidado porque en cualquier momento sucede algo cada vez que Antonio está cerca” dijo en tono de broma Villoro.

El libro contiene imágenes de Turok del levantamiento armado en Chiapas en 1994, Juan Villoro recordó la anécdota de la noche del 31 de enero de 1993, Antonio estaba en San Cristóbal de las Casas “andaba caminando a deshoras por la ciudad, corre el rumor, en busca de algún lugar donde vendieran cerveza en alguna de estas ventanitas clandestinas y de pronto había unos encapuchados que estaban tomando la ciudad (...) ahí estaba Antonio Turok y desde el principio tomó fotografías del levantamiento zapatista”.

Juan Villoro dijo que Turok ha tomado fotografías en lugares “donde uno tiene la impresión de que no hay ningún testigo más que él, fotografió a los zapatistas entre ellos sin alguna mediación (...) dio algunas de las mejores imágenes que hasta la fecha conocemos del zapatismo”.

Villoro también habló de la fotografía de la portada del libro donde se observa un camión en llamas, esta fue captada “en el momento que la ciudad de Oaxaca estuvo tomada por un grupo popular, la APPO y hubo represión, murió un periodista”.

Turok también vivió el 11 de septiembre “para él una pésima noticia se convierte en la oportunidad de una magnífica fotografía”, Juan Villoro describió la manera en que Turok hace una fotografía, su trabajo en secuencias narrativas mostrada en las tomas sobre el 11 de septiembre.

El escritor destacó el trabajo que el fotógrafo realiza al crear la composición de un “suceso dramático, se convierte por obra del enfoque, el encuadre, el manejo de las luces, en algo que nos da un gozo estético, pero desafiante”.

El libro también contiene momentos captados en la franja fronteriza en ambos lados “en esa especie de tercer país (...) donde parecen borrarse un poco los confines de un país y el otro, de esta zona híbrida me parece que es muy interesante lo que logra ahí”, además las fotografías están acompañadas de textos elaborados, en este caso, por Villoro, también escriben Blanche Pietrich, Coral Bracho y David Huerta, entre otros.

Antonio Turok cree que [i]La fiesta y la rebelión[/i] es un libro [i]sui géneris[/i] acompañado por nueve textos “las fotos siempre agradecen el texto, la literatura”, dijo, “quería formar un mapa diferente de como presentar las fotografías”.

Platicó de su experiencia en la década de los setenta y el acercamiento que tuvo con las comunidades indígenas mayas de Guatemala, Chiapas y El Salvador “ahí entendí que era una cultura milenaria que había que incluir (...) a mí me estaban enseñando tanto (...) en Guatemala estaban huyendo de una masacre, ahí sí me cambió la vida”, destacó el fotógrafo.

El libro muestra un “mapa de una época que me tocó vivir, momentos que he podido retratar”, le interesa dejar “testimonio histórico, una memoria”. Compartió con el público anécdotas del 1 de enero de 1994 y del 11 de septiembre, ese día le llamó su hermana por teléfono para decirle lo que había sucedido, “no traía cámara, compré una y fui a tomar fotos”.

Turok habló también de sus aprendizajes con Manuel Álvarez Bravo quien le dijo: “traten de hacer la mejor imagen, estéticamente bella y que además el contenido sea contundente: forma y contenido no se deben separar y eso he seguido todo mi camino”.

El fotógrafo dijo que ya está planeando un segundo libro también en colaboración con Juan Villoro y otros escritores, habló de la necesidad de seguir documentando la realidad, cree que los jóvenes están utilizando las nuevas tecnologías y los celulares “para otras cosas, no para ese mapa que es tan importante para nuestro futuro, nuestra historia”.

Al respecto y a pregunta expresa de [i]La Jornada Maya[/i] sobre el papel que deben jugar los actores involucrados en los hechos que son fotografiados, Juan Villoro considera que “es una de las cosas que deben cambiar, ahora la cobertura viene de medios más o menos centrales y es muy importante que haya otra mirada de otro modo”. Dijo también que las nuevas tecnologías por su accesibilidad pueden ser una herramienta para esto “ya lo están haciendo en algunas comunidades, que haya un autoconocimiento más grande y que haya representación de ellos (...) no puede ser que haya una parte hegemónica que siempre hable en nombre de nosotros”.

Habló también del papel del público para hacer que estos materiales circulen “muchas de estas realidades no llegan a conocerse porque no hay foros para ellas (...) tenemos que cambiar la noción de espectador mucho más activo”.

Al finalizar la presentación el fotógrafo firmó algunos libros y se tomó fotografías con los asistentes, el miércoles 20 impartirá el taller “Cómo contar una historia” el 20 de marzo en el Salón Uxmal 5 de las 13 a las 15 horas.