¿Vendrán tiempos peores?

La Jornada Maya
Foto: Raúl Angulo Hernández

Viernes 12 de abril, 2019

Basta recordar la tortura de los 40 minutos que la ardiente península yucateca atravesó sin energía eléctrica el pasado viernes para que cualquiera tema hablar del suministro de ese servicio en la entidad. Y de pronto, las declaraciones ponen a temblar a estas pobres víctimas del sofocante calor tropical: murmuran que habrá más apagones en la entidad.

No es para menos: el de la semana pasada fue el segundo incidente de suspensión de energía eléctrica en menos de un mes en este rincón del sureste mexicano. El primero, que ocurrió en marzo, fue provocado por un incendio forestal registrado en La Joya, Campeche, el cual provocó que dos líneas de alta tensión salieran de funcionamiento. El incidente afectó a 351 mil 728 usuarios según la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Y entonces, como empujados por las altas temperaturas, salieron de sus cubículos especialistas y especuladores, dispuestos a sentenciar que vienen tiempos peores por la falta de infraestructura y de suministro de gas natural en esta sucursal del infierno.

En respuesta, la mañana de ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador negó que el abasto de energía en la península peligre y, muy a su estilo, tachó a quienes afirman lo contrario de pertenecer al “viejo régimen”. La cereza en el pastel fue su insinuación de que todo es producto de un “sabotaje”.

Lo cierto es que expertos en el rubro oriundos de Yucatán indican que el problema de la energía eléctrica en la región podría prolongarse y para empezar, ni siquiera es nuevo: data del 2010 y se ha arrastrado sin que se le dé ningún tipo de solución.

Explican que en la península se instalaron tres plantas de ciclo combinado, mismas que requieren 205 millones de pies cúbicos de gas natural para operar a plena carga de acuerdo a la demanda del servicio en la zona, que es de mil 700 megawatts.

Sin embargo, Petróleos Mexicanos (Pemex), pasó de proporcionar 191 millones de pies cúbicos diarios del gas en 2010 a sólo distribuir 50 millones de pies cúbicos en la actualidad, por lo que las plantas sólo están generando la cuarta parte de su capacidad.

Esto ocasiona que aumente cada vez más la cantidad de energía que se importa del Sistema Eléctrico Nacional y que la otra parte se genere de manera local con unidades menos eficientes, que emplean combustibles caros, como el diésel.

Por supuesto, esto repercute en el costo de las tarifas eléctricas –algo que el sector empresarial ha tenido muy presente desde el año pasado-, y también ha ocasionado que las redes de transmisión del Sistema Nacional estén operando a su capacidad máxima para poder sustituir la generación degradada de energía de la península.

¿Cuál fue el origen de todos los males? Que Pemex no invirtió en infraestructura por “falta de dinero”.

¿Qué es lo que falta? “Gas natural” es la respuesta que han canturreado en diferentes tonos los líderes empresariales de la región. Hay capacidad de generación, se cuenta con el ducto Mayakan, con las centrales… lo único que falta es la molécula. Y por supuesto, concretar los proyectos para mejorar la infraestructura de distribución del energético no estaría de más: modificar la estación de rebombeo de Zempoala, Veracruz, y hacer posible el plan de traer gas desde Texas a través de un ducto.

¿Seguirán los problemas relacionados con la energía eléctrica en la península? Sí. Mientras no se atiendan los factores mencionados, las tarifas probablemente seguirán siendo altas. Y mientras más del 50 por ciento de la energía eléctrica sea “importada” de la Red Nacional, el servicio dependerá del bienestar de las líneas… es decir, que si ocurre otro incendio que las vulnere pues, nuevamente tendremos que hacer acopio de todas nuestras fuerzas para soportar las temperaturas de nuestro bello paraíso infernal.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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