La Jornada Maya
Foto: Fabrizio León
Lunes 15 de abril, 2019
El compromiso de [i]La Jornada Maya[/i] es con la verdad, y esa verdad empieza por dejar claro en qué creemos y a través de cuál cristal vemos e interpretamos la realidad.
Así, en este breve espacio y respondiendo a tantos comentarios generados por [i]Mérida 233[/i], precisamos que creemos en los derechos humanos universales -entre ellos el matrimonio igualitario-, creemos en la sociedad no sólo tolerante, sino incluyente. Creemos que ése es el mejor destino de esta hermosa península de tres patrias: Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Creemos también en la democracia que respeta a ultranza la opinión de los otros. Podremos no estar de acuerdo con alguien, pero defenderemos hasta el final su derecho a decir lo que piensa, invocando el ideario de Voltaire.
Por eso creemos en la democracia de la libre expresión -de expresión clara y a la luz- en las decisiones centrales para la sociedad. Desde ese bastión, no se pueden respetar las decisiones políticas que se tomen a escondidas, en secreto, para cubrirse las espaldas.
Creemos en los cuerpos legislativos, en los parlamentos y asambleas de debate y rendición de cuentas, nunca en los que quieren evadir tomar una posición y rehuyen el juicio ciudadano -a favor o en contra- y el costo político que toda decisión histórica exige en pago.
Es fundamental que un medio haga clara su posición ideológica, las cosas en las que cree y el mundo que quiere contribuir a construir, porque sólo así quien lo lee puede ver cada nota con la debida traducción y transparencia.
Decimos y diremos quiénes somos, para que quien nos lea le añada esa pizca de sal, esa pizca que, mezclada con la franqueza del medio de comunicación, da nacimiento a la verdadera objetividad de una voz honesta, no una voz neutra o de crónica anodina.
Esa posición no es nueva ni única, es la posición que toman los principales medios escritos del mundo: decir cuál es su ideología, a quién respaldan en una elección, cuál creen que debe ser la acción correcta.
Ejemplos de medios -muy por encima de nosotros los jornaleros peninsulares- que hacen precisamente eso, sobran: [i]The Economist[/i], [i]El País[/i], [i]The Washington Post[/i], [i]Le Monde[/i], [i]The Financial Times[/i], la lista de colosos de la comunicación es muy larga.
No prometemos mucho, los periódicos casi nunca tienen la oportunidad de ese lujo que es prometer; sin embargo, prometemos apoyar la sociedad fraternal, generosa, sin discriminación y más justa que todos aspiramos.
Seremos solidarios con amigos de la familia sanguínea o la familia que uno construye -que son los amigos- que tienen preferencias más allá de la heterosexualidad, porque si cada familia revisa sus miembros, encontrará uno de esos valiosos y fraternales integrantes.
Nos vamos a equivocar muchas veces, corregiremos las que sean necesarias. Defenderemos a las voces que enseñen su rostro al Sol, así sean las más diversas, dispares o contrarias.
Diremos quiénes somos y defenderemos lo que creemos.
En un país donde ha habido tantas decepciones nos atrevemos a decir que diremos lo que pensamos, lo hacemos como una promesa de jornalero maya.
Puede sonar trillado porque es una frase tan manoseada, devaluada y ultrajada que ya deja mal sabor de boca y gestos de aburrimiento, pero precisamente la queremos rescatar y convertir en una línea editorial: Prometemos que en cada edición seremos nosotros, en nuestra tinta, en eso -por lo menos- no les vamos a fallar.
*El papel arde a los 233 grados centígrados, tal como lo hace en la inmortal novela de Ray Bradbury, [i]Fahrenheit 451[/i].
[i]Mérida, Yucatán[/i]
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