Una orquesta en peligro

Fernando Díez de Urdanivia
La Jornada Maya

Miércoles 29 de mayo, 2019

La cultura de un país suele relacionarse con su capacidad económica y con la tradición nacional. Como es cosa de pesos y centavos, regiones depauperadas difícilmente pueden tener acceso a conocimientos que otras disfrutan, por vecinas que sean. Naciones como la mexicana, con altibajos incluso urbanos, viven sujetas a eventualidades financieras que afectan seriamente su realidad sociopolítica.

México ha tenido, a lo largo de los años, un territorio disparejo que va de las grandes urbes a suburbios lamentables y a pintorescos pueblitos con el atractivo de su riqueza histórica convertida en arqueología inigualable.

Mi trabajo de promotor cultural, no me llenó los bolsillos, pero sí el espíritu. Varias fueron las ganancias de diversa índole que sintetizo en crecimiento como ser humano.

Dentro de ese quehacer, he tenido el privilegio de atestiguar la carrera musical, entre otros personajes, del maestro Enrique Bátiz. Pocos ignoran la trayectoria de más de 40 años en la que llevó lo mejor de la música mexicana de concierto no sólo por todo el Estado de México, sino por varios países, algunos tan aparentemente cercanos como España, donde la escucha de nuestra música resultó una agradable sorpresa. No debe extrañarnos porque es un hecho que en el mundo conocen poco la música mexicana. Del maestro Bátiz y de la Orquesta Sinfónica Independencia de Chimalhuacán quiero hablar hoy.

La administración de los recursos tanto a nivel doméstico, cuanto a nivel nacional, requiere establecer prioridades y éstas tienen que ser adecuadas a la realidad. Eso se entiende. La atención que debe darse a nivel municipal, estatal y federal en aspectos como el combate a la violencia y a la delincuencia es prioritaria. Nadie con dos dedos de frente lo pone en duda.

Lo lamentable es que la Orquesta de Chimalhuacán y el público que apenas se estaba acostumbrando a su presencia, se quede sin el apoyo que le permita continuar con el proyecto. El hecho de elevar el nivel cultural de una población genera y puede coadyuvar a la reestructuración social que tanto necesitamos. Es por esto que debe apelarse a un replanteamiento empleando la creatividad y la solidaridad.

El primer buen fruto se observa en el hecho de que los músicos de la orquesta se reúnen alrededor de su director, el maestro Enrique Bátiz Campbell, y le dicen que están con él y que algo tiene que hacerse para evitar que la agrupación muera. Han expresado que se sienten unidos y orgullosos de pertenecer a esta agrupación y quieren continuar con su labor musical.

Por esto, me hago eco de los músicos y junto con ellos estoy enviando esta carta abierta a los todos gobiernos federales y locales del Valle de México de todos los partidos, para solicitarles su apoyo. Queremos que la sociedad sepa lo que está sucediendo y les pedimos que muestren su solidaridad. No es imposible que alguna empresa o persona privada quiera encabezar un patronato que pueda complementar la aportación que estamos solicitando a los diputados. La Orquesta de Chimalhuacán ya venía dando buenos resultados, como el ciclo Beethoven; y estaban trabajando en el ciclo Tchaikovski. Estoy seguro de que sabrán corresponder con buena música.

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