Katia Rejón
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 5 de julio, 2019

Hace casi 20 años, la escritora estadunidense, Naomi Wolf, escribió uno de los libros clave para entender la belleza femenina contemporánea. En [i]El mito de la belleza[/i], Wolf decía que “la identidad de la mujer debe ser fundamentada en la belleza para que permanezcamos vulnerables a la aprobación del exterior, llevando el órgano vital y sensible del amor propio, expuesto a la intemperie”. Para ella, el mito de la belleza es la última ficción, el último recurso para agotar a la mujer física y sicológicamente.

El movimiento [i]Body Positive[/i] es reciente y de origen incierto, aunque Marelsy Castillo, de Melinas, afirma que lo más fuerte ahora está en España. Lo cierto es que Internet, y en específico blogs e Instagram, han jugado un papel importante en la diseminación de este activismo. El Body Positive es un contrapeso a la idea de la belleza estandarizada actual: mujeres altas, delgadas, con piel perfecta, medidas específicas y ciertas tonalidades de piel.

Es común que se piense en el [i]Body Positive[/i] como un movimiento de mujeres de tallas grandes o curvy, pero va más allá de eso. Hay modelos y activistas, como Sara Geurts, con el síndrome de Ehler-Danlos (enfermedad genética que produce arrugas en la piel) o Winnie Harlow, quien tiene vitiligo; otras que no esconden cicatrices, lunares, acné, estrías o cualquier otra “imperfección” causada por discapacidad, herencia, un accidente, una enfermedad como el cáncer de mama, o la naturaleza.

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Winnie Harlow, quien tiene vitiligo, destaca en las pasarelas mundiales como una de las modelos de Victoria Secret. Foto Irvin Rivera


Esta revolución de amar y cuidar al cuerpo como es, sin culpas ni vergüenza, tiene sus primeras exponentes en México, y en específico en Yucatán, con influencers, modelos y artistas como Zazil Abraham, Sha Medina, Itzel Chan, Gaby Burgos, Isabela Rivas, Georgina Evia, entre otras. Entrevistamos a algunas para hablar del proceso, del famoso “antes y después” donde el cambio no está en la domesticación de sus cuerpos, sino en la reconciliación con ellas mismas.

[b]El arte como espejo[/b]

Los detalles del cuerpo de Georgina Evia están inmortalizados en autorretratos de fotografía estenopeica. Es artista visual, egresada de la Universidad Autónoma de Yucatán, y entre sus técnicas artísticas también se encuentra el bordado. También es modelo de dibujo al desnudo y le han tomado fotografías como modelo curvy.

Comenzó a involucrarse en el movimiento [i]Body Positive[/i] porque se identificaba con mujeres de otros países que publicaban sobre su cuerpo, y fotógrafos que trabajaban con modelos cuya fisonomía generalmente no es representada.

“Quienes nos identificamos con el movimiento es porque en algún momento nos hemos sentido juzgadas. Muchos lo relacionan con la gordura pero no es sólo la forma del cuerpo; algunas personas sufren enfermedades crónicas de la piel, acné, llagas, cicatrices, no tienen extremidades, alopecia; la idea es sentirte bien con tu cuerpo, fuera de sus condiciones”, explica.

Cuando era todavía una niña ya sentía la presión de la familia, de los medios de comunicación y sus compañeros de escuela. “Empecé a crearme una idea de cómo debería de actuar o verme”, dice. A los 12 años fue por primera vez al nutriólogo, reflexiona que esto era incompatible con su educación en casa, pues creció comiendo frituras, sándwiches, quesadillas, Coca Cola. “Pero me pedían a mí, una niña de secundaria, que tuviera hábitos saludables”. Ahora que es adulta, ella intenta cambiar su alimentación para estar y sentirse bien.

Una de las críticas más comunes del movimiento curvy es que “promueve la obesidad”. Sin embargo, gran parte de las influencers curvy y body positive son mujeres que hacen ejercicio y comen saludable. Amar tu cuerpo, dice Gina, también es cuidarlo y atenderlo pero no como un castigo o para alcanzar el ideal, sino para estar bien.

“Hay días que me cuido mucho y estoy muy activa, y eso me hace sentir bien anímicamente. Otros días no lo hago y sí siento la diferencia. Y eso no tiene que ver que si tienes que pesar tanto, las medidas ideales, eso lo he intentado tantas veces pero no creo que sea lo más sano hacer todo por llegar a un peso exacto”, aclara.

Una vez fue a una nutrióloga que le dijo “lo vomitaste después, ¿no?” en tono de broma cuando ella le contó que había ido a Eladios con su familia. De acuerdo con la Secretaría de Salud del gobierno de México, cada año se registran cerca de 20 mil casos de anorexia y bulimia, siendo la población de entre 15 y 19 años de edad la más afectada; por cada 10 casos, nueve son mujeres. Si la obesidad es una condición que puede propiciar problemas de salud, la gordofobia ha llevado al 10 por ciento de personas con anorexia y 17 por ciento de adolescentes con bulimia a intentar el suicidio.

Pero el [i]Body Positive[/i] también es para los cuerpos delgados que no pueden subir de peso o las mujeres que pasaron por una mastografía y perdieron un seno. Aunque los cuerpos de los hombres también son diversos, la exigencia parece ser específica para las mujeres: “Tengo dos hermanos y una hermana, al menos en el entorno familiar nunca he visto que ellos sufran críticas por su cuerpo”, refiere.

La representación sigue siendo importante porque es lo que equilibra lo negativo que hay en el hogar o en la mayoría de los medios. Cuando entró a la carrera de artes visuales comenzó a hacer retratos de su cuerpo: partes de su piel con acné, su abdomen, los pliegues. “Lo hacía para sentirme bien conmigo misma, no para que me consolaran y me dijeran que no estoy gordita. Sí lo estoy, pero también soy sensual, bonita, sexual”, agrega.

Después comenzó a modelar para clases de dibujo y eso la anima cuando regresa de una sesión. También entró a un casting de modelos curvy pero ahí se topó con otro desánimo: algunas le dijeron que no entraba ni en lo curvy ni en las tallas pequeñas. “Me dijeron que era inbetweener, término que no conocía. Es difícil encontrar ropa de mi talla porque en las tiendas lo XL me queda chico, pero en las que son plus sizes me queda grande”.

Hace unos días se inauguró la exposición colectiva La risa de la medusa, en el Proyecto Espectra, donde Gina participó con sus autorretratos. La esencia de la muestra es la percepción de las artistas sobre sus propios cuerpos.

[b]Las muñecas Melinas[/b]

“Todas las mujeres, sin excepción nos hemos sentido inseguras con respecto a nuestro cuerpo”, dice Marelsy Castillo en su charla TEDxUPP. Ella y su mamá, Merry Ocampo, son fundadoras de las muñecas Melinas, unas piezas de tela realizadas a partir de los detalles específicos de la dueña. Hay 13 mil variaciones si se cuenta tan solo las opciones básicas: tipo de cuerpo, color de piel, busto, lunares, cicatrices y estrías. Han hecho más de 500 muñecas para 18 países diferentes y, como en la vida misma, ninguna se parece del todo a la otra.

“Si provengo de una familia latina con tendencia al sobrepeso y tengo una deficiencia hormonal por alergia al yodo, es muy poco probable que sea naturalmente rubia, mida 1.80 y pese 65 kilos. Esto hace imposible los estándares de perfección que hemos normalizado”, explica.

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Las muñecas Melinas son representaciones de mujeres con cuerpos que no se apegan a los estándares de belleza impuestos por las agencias de modelaje. Foto facebook @soymelinas


La historia de las Melinas ha sido recogida por diversos medios, pero ella la cuenta que en el 2014 llevaba un año de vegetariana. Se obsesionó tanto con bajar de peso que mezcló una dieta, píldoras y tres horas diarias de ejercicio. Un día se desmayó en el gimnasio; había llevado su esfuerzo al límite pero la báscula y la cinta métrica se habían movido muy poco. Para animarla, su mamá le hizo una muñeca de tela con su cabello, sus lunares, estrías, cicatrices y lonjas, vestida en ropa interior. Ahí, se dio cuenta de que era hermosa.

Naomi Wolf decía que a pesar de la vergüenza, el complejo, la culpa y negación “más mujeres sospechan que no es tanto que estén neuróticas y solas, sino más bien que algo más importante está en juego. Algo que tiene que ver con la relación entre liberación femenina y belleza femenina (...) es una vena oscura de odio hacia sí mismas, una obsesión con el físico, un terror de envejecer y un horror a la pérdida de control”. Miedo, obsesión y terror son palabras que Marelsy usa para expresar lo que sentía antes de Melinas.

“Es un común denominador que al entregar una muñeca la reacción sea mínimo que se les llene de lágrima los ojos, de emoción, por primera vez verse en algo que se entiende como bonito, perfecto, hermoso. Es una sensación bien fuerte”, dice Marelsy en entrevista.

Tienen historias muy bellas de clientas que después de un embarazo el cuerpo les cambió y la muñeca les ayudó a revalorarlo; o el caso de una joven de la Ciudad de México que siempre quiso ser modelo pero tiene una condición médica, por la cual le salen tumores y constantemente está en cirugía. Esto le ha dejado cicatrices y su Melina le ayudó a reconciliarse. “Se convirtió en su fortaleza en el hospital. Es una enfermedad dolorosa y rara, pero su muñeca es su compañera en las operaciones”.

Al preguntarle por qué cree que una muñeca tenga tanto poder, responde: “Cuando te acercas a ti misma eres muy severa. Como mujer te dicen que tienes que ser hermosa, agradable, sumisa -pero no tanto-, madre -pero exitosa-; que tienes que ser todo a la vez. Pero cuando ves eso en alguien más, no la juzgas tan severamente. El nivel de exigencia disminuye porque te inspiran amor. La muñeca tiene ese efecto, te ves en algo que refleja cierto nivel de humor sobre ti misma y es valioso”.

Pero además de la muñeca, Melinas tiene un programa de radio e imparte conferencias sobre amor propio y empoderamiento. Las escuchan en Nicaragua, Perú, Bolivia y Estados Unidos. Cuenta que en la charla TED, entre las personas que se le acercaron después, estaba un joven delgado y muy alto que tenía los ojos llenos de lágrimas porque a él le pasaba lo mismo al no encajar en el estereotipo de hombre.

Aunque a corto plazo no fabricarán Melinas para público masculino, Marelsy explica que las mujeres que hacen las muñecas han sufrido violencia doméstica y hacer la muñeca es parte de su proceso terapéutico. Además, hicieron un estudio de mercado para saber si era viable pero las áreas de inseguridades en los hombres están en áreas genitales, lo cual complica la producción. Por estos dos factores, y por la congruencia con el sentido social que tiene la empresa, todavía no es un plan a corto plazo.

“En los talleres somos inclusivas, hay hombres que los toman y el paradigma les cambia. También trabajamos temas de amor propio”.

Algo tan simple como una representación de sí misma fue un parteaguas en la vida de Marelsy Castillo. Con eso pudo salir de una crisis y empezar un proceso de empoderamiento y salud basado en su bienestar y no en una idealización de la belleza. Al compartirlo con sus amigas descubrió que no era la única, que cada mujer tiene una inseguridad y ésta es aprovechada por el mercado: las cremas, las píldoras, las cirugías, depilación láser, pestañas postizas, todo.

Hablar de gordofobia, Body Positive y activismo curvy hoy es más fácil que hace un par de años. “Cuando comenzamos la gente no entendía, decía que promovíamos la gordura. Pero hoy en día veo más pasarelas curvy, más boutiques con tallas extra; tenemos excelentes representantes a nivel local e internacional. Aunque todavía falta, hay muchas mujeres promoviendo el body positive en Yucatán y “nos hace un referente a nivel nacional”.

El cambio en sí misma es radical, asegura. En sus fotos viejas parece opaca y triste, incluso en donde está sonriendo. “Viví 33 años de mi vida fantaseando poder escapar de mi cuerpo, un día despertar y que mi cuerpo fuera otro. Odiaba el cuerpo en que nací y me frenó a intentar cosas en mi vida. Hoy me siento plena, feliz, soy una mujer que vive bajo sus propias reglas y tiene un enorme amor por ella misma”, finaliza.
Valerosa

Isabella Rivas llega casi sin maquillaje a Valerosa, la tienda que abrió hace un par de años. Está hermosa y elegante con un vestido rojo floreado. Cuesta creer que hace poco no encontraba ropa para ponerse, aunque le encanta la moda: “Para mí siempre ha sido complicado encontrar algo que me guste y me quede. Claro que hay ropa de mi talla pero la oferta en las tiendas departamentales de plus sizes tenían la idea principal de esconder el cuerpo”, dice.

Aunque tenía un buen puesto en oficinas de gobierno, la política nunca fue lo suyo. Así que se asoció con Eduardo Novelo, quien ve la parte creativa, para poner la tienda de ropa Valerosa que lanzó su primera colección en septiembre del 2017 y fue un éxito.

“Siento que en las mañanas, cuando te levantas y escoges qué te vas a poner, es tu primera elección de expresión a lo largo del día; la imagen con la que quieres comunicarte con el mundo”, opina. Al principio la colección propia era pequeña y la tienda tenía más marcas de importación. A dos años, se ha revertido la proporción: 95 por ciento de los vestidos, blusas, pantalones, faldas, trajes de baño de Valerosa son de la marca propia.

Ella conoció el movimiento [i]Body Positive[/i] a través del feminismo. Explica que esto significa la aceptación del cuerpo que se tiene y el compromiso de que las decisiones que una tome con respecto a él van a ser desde el amor propio. “Algo claro es hacer ejercicio hoy por la tarde porque mi cuerpo se lo merece, porque es algo bueno para mí y tengo que cuidarme. No porque me odio y estoy horrible, o porque comí demasiado”, agrega.

“A veces compramos ropa sólo porque nos cierra. Que tengas el control de esa expresión de tu personalidad cambia mucho, te da una seguridad y confianza que antes tal vez no tenías. No es que te solucione la vida encontrar un vestido que te encante, pero te hace sentir bien”, expresa.
Este mes, la noticia de que la marca deportiva Nike estrenaría maniquíes y ropa de talla grande se volvió viral. Una parte de la opinión pública comentó que esto fomenta la obesidad a pesar de que una de las modelos de la nueva colección de tallas grandes fuera de hecho la atleta lanzadora de martillo, Amanda Bingson.

“Es un problema social. Estamos tan acostumbrados a satanizar la gordura que no nos damos cuenta de que es algo que va más allá de no cuidarse. Hay personas que tienen sobrepeso por otras razones que la comida, además de que muchas veces tiene una raíz sicológica o emocional”, opina. Sobre la apuesta de Nike, le parece maravillosa pues se está promocionando el hacer ejercicio sin importar tu peso o tu talla.
Considera que en la industria de la moda las colecciones plus sizes ya se consideran mercado de primera. Son varios los diseñadores a nivel nacional, internacional y local que incluyen tallas extras en sus creaciones.

“El sector de la moda crece todos los años, pero el de plus sizes está creciendo a doble dígito. Eso habla de un mercado ávido porque no había tanta oferta”, asegura. La misma marca de Valerosa ahora forma parte de la tienda departamental de Chapur.

“El hecho de ver diversidad de cuerpos no sólo en tallas sino colores, altura, cabellos, ojos, etnicidad, todo eso amplía el estándar de belleza y reduce su valor. Tu valor como mujer ya no es 95 por ciento belleza y cinco por ciento la capacidad de tener hijos. Mientras más poder le quitemos (a la belleza) de darnos valor, más le quitamos el poder de lastimarnos”, señaló.

[b]Itzel Chan, modelo curvy[/b]

En su última foto de Instagram, Itzel Chan aparece con las manos levantadas y la cabeza mirando de lado en un gesto de infinita seguridad. Por teléfono, platica que se metió al mundo del modelaje por una apuesta iniciando el 2018. Conversaba con sus amigos y en algún momento dijo que le gustaría hacerlo. “Empezaron a fastidiarme, me decían que no podría a menos que bajara de peso. Así que apostamos y me metí a un concurso de belleza. Terminé con dos bandas y como semifinalista”, dice.

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Itzel Chan es una de las modelos curvy yucatecas más destacadas. Foto Carlos Loeza


A partir de ese momento, la gente comenzó a llamarla para marcas como Valerosa. Primero como una colaboración en una sesión de fotos y después como un trabajo; una amiga la convenció de hacer un casting en una pasarela de Cancún y la seleccionaron para un evento internacional, incluso apareció en cuatro páginas de una revista de Washington DC.

Un estudio de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido afirma que las mexicanas de 18 a 25 años pesan en promedio 62.9 kilos y tienen una altura de 1.60 metros, sin embargo, los requisitos de las agencias de modelaje mexicanas solicitan una estatura de 1.72 a 1.80 metros y pesar entre 40 y 54 kilos. Aunque esto puede variar de acuerdo al diseñador y la marca.

Itzel Chan comenzó una agencia de modelaje donde hay modelos de tallas diferentes, pero pronto se convirtió en una agencia de empoderamiento femenino donde quienes participan aceptan sus cuerpos. Tienen cursos de aceptación y Body Positive, porque Itzel Chan está convencida de que la actitud es lo que hace a la modelo y no el cuerpo. “No deberíamos depender de nadie para decir: soy hermosa”, expresa.

El modelaje, explica, es comunicación no verbal y las modelos deben trabajar en la seguridad. El propósito de la agencia nació para impulsar negocios locales, ellas hacen fotografía, pasarela, de todo, menos de edecanes.

“Mientras las respeten, no diré que no en una marca o diseñador. Pero si hay un riesgo, no; esas chicas son mi responsabilidad. Tengo contactos dentro del mundo de edecanes y prefiero no exponer a las modelos al acoso”, asegura.

Actualmente, en el país hay agencias que incluyen modelos curvy pero “no les dan tanto trabajo como a las delgadas”. Cuenta que cuando empezó se dio cuenta que las curvy estaban como relleno, no les daban tanta visibilidad.

“Una vez me invitaron a una pasarela y me dijeron mil cosas de que querían incluirme, etcétera. Pero luego mandaron un mensaje a las modelos donde pedían hacer dietas y ejercicios para mantener el ‘cuerpower’. Me reí mucho cuando supe que ellos pensaban que era talla 9 y no 12 o 14”, platica.

No esconde su cuerpo. Le gusta modelar trajes de baño y a pesar de que a algunas veces le han negado la oportunidad, también ha demostrado que sabe hacerlo bien. Lo que quisiera es que haya más modelos, porque algunas niñas la ven y le dicen que no sabían que ellas también podían modelar aunque no sean delgadas.

Al preguntarle si ha cambiado la concepción de sí misma antes y después del modelaje, contesta que sí: “Sufro de ansiedad y es horrible. Tenía el autoestima muy baja. No me veía bonita ni me gustaba mi cuerpo, a pesar de que me la vivía arreglándome. Va a sonar cliché, pero cuando terminé con mi pareja, después de la depresión, dije ‘no puedo seguir así’ porque va a venir más gente y me va a pisotear”.

Comenzó a tener hábitos más saludables, a concentrarse en su trabajo, escuela y en ella. Es un proceso largo y doloroso en el que te enfrentas a tu mente y corazón, lo describe como una lucha personal que cuando quieres compartir pocos entienden.

“Las críticas también las he sabido usar como aprendizaje. Al principio, si alguien venía y me decía gorda, me ponía a llorar; ahora digo: sí ¿y a ti qué?”, termina.


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