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Hugo Martoccia
Foto: Facebook Manuel Diaz Carvajal
La Jornada Maya

Lunes 22 de julio, 2019

La decisión que el Teqroo tomó el pasado jueves, a favor de que el PRI obtuviera un diputado más y, en principio, pasara a formar parte de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la próxima Legislatura, tiene un aspecto político que va más allá de lo inmediato.

En los hechos, podría leerse como que lo que hizo el Teqroo fue cambiar la correlación de fuerzas en el Congreso, pero también dar el puntapié inicial a una gran alianza de partidos que buscarán quedarse con la mayoría de ayuntamientos en 2021, y disputarle la gubernatura a Morena en 2022.

Esa incipiente alianza incluirá a los ex opuestos PAN y PRI, y también seguramente al PRD y a todos los partidos nuevos y pequeños del estado. Parecería que es la única manera, al día de hoy, de tener alguna chance electoral ante Morena.

Parece un contrasentido que los partidos que son oficialismo en el estado deban aliarse para enfrentar al retador. Pero esa es la realidad. Morena avanza casi a pesar de sus errores, que son muchos.

La inclusión del PRI en la Jucopo, sin embargo, fue una jugada política arriesgada de los magistrados electorales Víctor Vivas y Nora Cerón. La sentencia que emitieron es muy polémica, y será motivo de apelaciones en la Justicia electoral federal. Lo que ven en Morena es que esa sentencia va y viene entre las leyes sin demasiado sustento, de manera caprichosa.

Eso será, sin embargo, materia de la Justicia. En Morena van a dar esa pelea, pero se concentran en lo político. Entienden que el Teqroo cumplió su papel político, y le dio al oficialismo estatal lo que pedía: una disminución del poder de Morena en el Congreso y en la política local, y el armado inicial de una alianza de facto que terminará siendo legal y electoral.

Pero entienden que pueden desactivar eso con mucha facilidad. Todo es, al fin, una cuestión de números.

[b]La Jucopo, el objetivo [/b]

Como ya se dijo, el fondo de este asunto es político. Darle un plurinominal más al PRI, y quitárselo al partido joaquinista Confianza por Quintana Roo, es una señal obvia de que este PRI quintanarroense puede convertirse en un apéndice del joaquinismo, aún por sobre un partido creado a la sombra del gobernador.

La decisión tiene racionalidad; Confianza sólo le aportaba al oficialismo un voto más en el Congreso. El PRI le mantiene ese voto, pero le aporta un aliado de peso específico en la Jucopo, porque el partido tricolor se convierte en la tercera fuerza en el Congreso.

La Jucopo se integra, recordemos, por las tres principales fuerzas políticas del Congreso. En la situación actual, éstas serían Morena (ocho diputados) el PAN (cuatro) y el PRI (tres). Esto es así porque el tricolor tiene los mismos diputados que el Verde y el PT, pero más porcentaje de votos que esos partidos.

Si el coordinador de la bancada del PRI es Carlos Hernández, el joaquinismo tendrá en dos de los tres años de la siguiente Legislatura (el otro año se lo dará el PAN) la presidencia del Congreso en sus manos. El otro año le corresponderá a Morena.

Parece el escenario perfecto para asegurar la gobernabilidad del último trienio de Carlos Joaquín.

Pero en Morena tienen la solución: sólo necesitan darle uno de sus diputados al PT o al Verde para que alguno de esos partidos pase a ser la tercera fuerza, y deje al PRI fuera de la Jucopo.

Con un diputado de Morena que se pase a alguno de esos partidos, el partido de AMLO se quedaría con 7 diputados, y alguno de sus aliados con 4, suficiente para ser la tercera fuerza por encima del PRI.

Tan determinante es esa jugada, que aún resistiría si el TEPJF decidiera aplicar la proporcionalidad pura de manera total, y quitarle un diputado más a Morena y el Verde.

En ese caso, Morena sólo necesitaría darle un diputado al PT, y ese partido sería la tercera fuerza.

[b]Las lagunas políticas de la sentencia [/b]

Eso demuestra que la sentencia del Teqroo tendrá sus apelaciones jurídicas, pero también desde el punto de vista político contiene un error básico: no dejó conforme a ninguna de las partes.

En Morena, como ya se explicó, porque ven errores legales que a corto plazo le costarán un poco más de prestigio al Tribunal, sobre todo a los componentes antiguos de ese órgano, los mencionados Víctor Vivas y Nora Cerón.

En el joaquinismo y el PAN tampoco están del todo conformes, porque dicen que la sentencia fue “a medias”. Y, en parte, es cierto. El Teqroo tomó una decisión “salomónica” que implicó quitarle al lopezobradorismo un lugar en la Jucopo, pero no su mayoría en el Congreso.

Lo que dicen en el oficialismo es que si el Teqroo tomó la decisión de aplicar la “proporcionalidad pura”, que dice que un partido debe tener un porcentaje de diputados similar al porcentaje de votación, debería haber ido hasta el final, y quitarle, como ya se dijo, otro diputado a Morena y uno más al Verde, y hacer una Legislatura más justa.

Así, además, hubiese dejado al lopezobradorismo sin mayoría y, por el momento, sin poder.

[b]Supervivencia [/b]

Lo que parece es que los magistrados involucrados no se animaron a tanto. Quizá primó, en esa alianza breve e inestable entre Víctor Vivas y Nora Cerón, el origen político y el instinto de supervivencia.

Para quienes gustan de las especulaciones más retorcidas, que suelen ser realidades en la política, una versión dice que la sentencia del Teqroo quizá sólo sirvió para aplacar los ánimos estatales, pero que sus mentores saben que es insostenible en el Tribunal federal.

O sea, le dieron al oficialismo estatal lo que quería, pero saben que al final ese armado legal heterogéneo y displicente no tiene destino.

En el oficialismo ven la otra cara de la moneda, y no dudan que en TEPJF va a validar la proporcionalidad pura en toda su extensión, y va a quitarle dos diputados más a la alianza lopezobradorista.

Pero, ya se dijo, eso no acotaría necesariamente todo el poder de Morena, que aún tiene en sus manos controlar dos años la Jucopo. Lo que parece más seguro al día de hoy, es que ya no hay muchas chances de hacer una jugada política que quite al PAN de ese órgano parlamentario.

Más allá de estas idas y vueltas políticas y numéricas, en el morenismo agitan una advertencia de fondo. Dicen que un fallo del TEPJF en contra de lo que hizo el Teqroo, sería la mejor prueba de que Carlos Joaquín sí intercedió en el proceso electoral.

Ese sería, aseguran, un quiebre de fondo en la relación entre el joaquinismo y el lopezobradorismo, que tendrá un fuerte impacto político y, a la larga, electoral.

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