de

del

José Ramón Enríquez
La Jornada Maya

Miércoles 2 de octubre, 2019

Hay muchas razones para volver en estos días a [i]El Gatopardo[/i] (Anagrama, 2019) de Giuseppe Tomasi de Lampedusa. Tal vez la más importante sea la nueva edición, con el prefacio datado en 2006 por Gioacchino Lanza Tomasi y un posfacio de Carlo Feltrinelli de 2019, que la convierten en edición definitiva.

En vida de Lampedusa, las editoriales Einaudi y Mondadori rechazaron su novela pero él siguió luchando por verla publicada hasta que un tumor pulmonar acabó con su vida el 23 de julio de 1957. Ya no supo que Giorgio Bassani la editó en el otoño de 1958 en la editorial Feltrinelli y que, desde entonces, se volvería no sólo un éxito sino una de las más importantes novelas de la literatura italiana contemporánea.

La edición de Bassani fue la leída por todos en todos los idiomas (en ella se basó Visconti para su genial película) hasta que en 1968 comenzó a ponerse en duda el trabajo de Bassani y a buscarse otras copias del manuscrito. También aparecieron nuevos fragmentos que, sin duda, la enriquecen. Tanto la viuda como, después, el único heredero, su sobrino Gioacchino Lanza Tomasi, los encontraron entre sus papeles. A ellos se han sumado cartas de Lampedusa y el resultado es precisamente la edición publicada este mismo año.

Ese hecho vuelve imprescindible para sus devotos releer la novela pero también me parece importante resaltar que [i]El Gatopardo[/i] no es gatopardista. Nada más lejano de su personaje central que el oportunismo o el cinismo (entendido al modo contemporáneo) que subyacen en la idea que tenemos del gatopardismo. Toda la novela (que comienza con las últimas palabras del Avemaría en latín: “ahora y en la hora de nuestra muerte”) nos hace acompañar a Don Fabrizio, el Príncipe, por los dolorosos caminos de su soledad y de su agonía. Y entiendo agonía en el sentido greco-cristiano del término como lucha final hacia la muerte. La muerte propia y, sobre todo, la muerte de su estirpe. Ni siquiera piensa en términos de síntesis dialéctica ni de lucha de clases. Su estirpe (signifique lo que signifique este concepto) se encuentra en agonía. En ella lo acompaña su autor, último de una estirpe de Príncipes de Lampedusa que duró más tiempo del pensado y al ya cual sólo quedaba habitar la brumosa melancolía de lo soñado. Así como otro Príncipe lo acompaño también: Visconti, desclasado y comunista, que filmó para el mundo de hoy el sueño de quien saltó al precipicio.

Más allá de las estirpes, de contar con gatopardos rampantes en ningún escudo familiar o de las sangres de cualquier color, [i]El Gatopardo[/i] habla del deterioro y del tránsito del ser humano. Precisamente de “la hora de nuestra muerte”, sin que haya cinismos o gatopardismos tras los cuales esconderse. Es importante recordar que ni siquiera es Don Fabrizio quien proclama la frase que más se cita de la novela. Eso de que es preciso que todo cambie para que todo siga igual lo dice Tancredi, el sobrino favorito del Príncipe, él sí un oportunista sin fortuna que busca vender lo único que conserva, su aristocracia de segundón, en un matrimonio de mutua conveniencia. Y resulta aquí tan aguda como esclarecedora la reflexión con la cual Carlo Feltrinelli cierra su posfacio en enero de 2019: “Incluso estaría bien considerar al Gatopardo como abanderado de un estoicismo actualizado que, por supuesto, solo podría llamarse estoicismo histórico”.

Pero el motivo más importante para su relectura es que se trata de una gran novela y es un deleite sumergirse en ella sin otro interés que el gozo primigenio ante la belleza de la gran narrativa que nos entregara Lampedusa, el auténtico y agónico Gatopardo.

[i]Mérida, Yucatán[/i]

[b][email protected][/b]


Lo más reciente

Con 258 votos a favor, diputados aprueban reforma a Ley de Amnistía

El pleno inició la discusión de 71 reservas, aunque 22 serán enviadas al Diario de los Debates

La Jornada

Con 258 votos a favor, diputados aprueban reforma a Ley de Amnistía

Acusan en Texas a más de 140 migrantes por intento de ingreso masivo a EU

No se reportaron heridos durante la supuesta entrada del 12 de abril en El Paso

Ap

Acusan en Texas a más de 140 migrantes por intento de ingreso masivo a EU

Vila a la campaña, primera llamada

Editorial

La Jornada Maya

Vila a la campaña, primera llamada

Los ''jueces del mundo'', sin calidad moral

La Resaca 2.0

Normando Medina Castro

Los ''jueces del mundo'', sin calidad moral