La Universidad a sus 98 años

José Luis Domínguez
Foto: UADY
La Jornada Maya

Jueves 5 de marzo, 2020

[i]“Quien enseña sin emancipar, embrutece”[/i]
[i]Joseph Jacobet[/i]

El diputado Felipe Carrillo Puerto no quería un centro educativo que formara “vendedores de píldoras y aguas teñidas con un poco de azúcar para la salud”, ni una escuela forjadora de “señores abogados que esgrimen las leyes en favor del mejor postor, engañando a la gente”. Así lo expresaba la presentación de motivos para una propuesta de universidad, elaborada en 1918 junto con los diputados Héctor Victoria Aguilar y Arturo Sales Díaz y que fue enviada a la XXV Legislatura para su aprobación, a fin de crear una institución diferente a lo que, para entonces, quedaba del Instituto Literario. Y aunque la idea no prosperó en su momento, en 1922, apenas iniciado su gobierno, envió al Congreso la iniciativa de ley para fundar la Universidad Nacional del Sureste. En ella proponía la creación de cuatro escuelas profesionales (Medicina, Jurisprudencia, Ingeniería y Música) que, aunadas a la Escuela Normal de Profesores, a la de Bellas Artes y a la Preparatoria, ofrecieran a los yucatecos oportunidades de educación superior, acordes con los nuevos tiempos que se vivían en la entidad.

Esta universidad se fundó hace 98 años, gracias a la conjunción de voluntades del Ministro de Instrucción Pública, José Vasconcelos Calderón, y del propio gobernador socialista, con el beneplácito de la sociedad yucateca. Así, reuniendo en favor de la nueva institución a lo mejor de los maestros de cada una de las carreras, los puso bajo la dirección del insigne educador Eduardo Urzaiz Rodríguez.

Desde su fundación, el objetivo de la nueva Casa de Estudios era –en palabras del filósofo J. Ranciére– evitar la desigualdad entre el saber y la inteligencia. Casa abierta a todos, sin distinción de género, condición social, raza, ideología o creencias, encaminada a zanjar las distancias abismales que existían en una sociedad clasista, profundamente racista y excluyente. Así, la tradición filosófica de la Universidad Nacional del Sureste fue siendo regida por el conocimiento científico y los principios del laicismo, así como por la democracia igualitaria.

Como toda institución, nuestra Alma Mater ha transitado a lo largo de casi diez décadas por momentos difíciles; ha superado crisis de crecimiento, crisis de escasez de recursos, así como ha sabido enfrentar batallas por la defensa de su autonomía, sin perder su identidad original, ni dejar de ser fiel a sus valores fundacionales.

Bajo su generosa fronda han crecido y desarrollado numerosas generaciones de profesionistas que en su mayor parte han contribuido a la construcción de las sociedades del sureste nacional y de todo el país, habiéndose destacado también algunos perfiles de sus egresados, tanto en el ámbito científico como en el humanístico, sea a nivel nacional e internacional.

Un buen ejercicio de memoria histórica a dos años de su primer centenario, sería el de inventariar esos frutos incontables que nuestra Universidad ha dado al mundo. Esta Universidad de Yucatán, heredera de la Universidad de Mérida, la de los jesuitas (1624); de la Universidad Literaria, la del obispo (1824); del Colegio Civil (1861) y del Instituto Literario del Estado (1867), instituciones republicanas.

Esta Universidad por la que han transitado rectores ilustres que han dejado profunda huella, tales como el ingeniero Joaquín Ancona Albertos, el doctor Jesús Amaro Gamboa o el licenciado Francisco Repetto Milán. Es esta misma Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) que, abriéndose a la diversidad de carreras y tecnologías, ha crecido exponencialmente en matrícula y presupuesto, buscando siempre no perder su esencia ni olvidar los objetivos para los que fue fundada. Como universitarios de distintas épocas y disciplinas, permanezcamos vigilantes en favor de esta joya institucional peninsular que nos pertenece a todos, y a casi 100 años de su fundación y más allá de su expansión geográfica, velemos para que se mantenga animada por los mismos ideales de emancipación social, justicia, laicidad e igualdad de oportunidades para todos, con los que fue creada.
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