Leona Vicario, mujer de ideales perpetuos

César Arellano García
Foto: Tomada de web
La Jornada Maya

Ciudad de México
Viernes 10 de abril, 2020

María de la Soledad Leona Camila Fernández de San Salvador (Leona Vicario), nació el 10 de abril de 1789. Fue una mujer cuyos ideales revolucionarios y personales siguen perpetuos al demostrar coraje e independencia propia en el acontecer independentista mexicano del siglo XIX.

Fue hija de don Gaspar Martín Vicario, regidor de la Ciudad de México, peninsular con familia de gran abolengo que se casó en segundas nupcias con Camila Fernández de San Salvador, nacida en Toluca, descendiente de la nobleza alcohua.

Y es que la prócer, siendo hija de una criolla y un comerciante español de clase acomodada, acompañó a las tropas de José María Morelos en la Guerra de Independencia, sufriendo carencias y sorteando peligros. En los primeros años del estallido armado, desde la capital del virreinato se dedicó a informar a los insurgentes de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital, y ayudó con sus bienes a la causa libertaria. Además dio refugio a fugitivos en peligro, usó su fortuna para financiar la lucha independentista, compró medicinas para las personas heridas y otorgó recursos materiales para continuar con la batalla hasta su fin.

Educada en las letras, las artes y la música, y entusiasmada por la lectura y la escritura, la insurgente laboró en los periódicos [i]El Ilustrador Americano[/i] (1812-1813) y el [i]Semanario Patriótico Americano[/i] (1812-1813) y, posteriormente, en [i]El Federalista[/i]. Leona Vicario enviaba información sobre los movimientos políticos y militares ocurridos en la capital, estableciendo una comunicación en clave mediante informes publicados en el [i]Ilustrador Americano[/i]. Y cuando participó en el frente de batalla, también continuó difundiendo noticias de lo que presenciaba.

Los padres de Leona murieron cuando ella tenía 18 años, entonces quedó al cuidado de un tío, el abogado Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, quien también fue su albacea. Muy joven comenzó a ayudarle en su despacho, donde conoció a Andrés Quintana Roo, un estudiante de leyes, pero el tío no les dio autorización de casarse porque el muchacho era de clase social más baja.

Al estallar la Guerra de Independencia, Leona Vicario decidió apoyar la insurgencia, y en mayo de 1813 se le descubre como conspiradora. Sus bienes fueron confiscados y a ella se le aprisionó en el convento de Belén de las Mochas, de donde logró escapar ayudada por dos correligionarios, quienes la sacaron de su reclusión disfrazada y sobre un asno. Luego de su escape, se casó con Andrés Quintana Roo y continuaron juntos al servicio de la insurgencia.

En plena campaña militar, dio a luz a dos hijas, Genoveva, la primera de ellas, nació en una cueva, porque la pareja se la pasaba huyendo. Aunque fue de los insurgentes que vieron consumada la Independencia, muchos años sufrió las ingratitudes del gobierno.

Murió el 21 de agosto de 1842 en su casa, en los altos de la calle de los Sepulcros. Santa Anna decretó que se le hicieran funerales de Estado y se le nombró madre benemérita de la patria.