Reactivar la economía, la prioridad

Jesús Mejía
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya

Jueves 16 de abril, 2020

Difícil, por no decir imposible, será mantener por mucho tiempo más la economía colapsada a escala local y global por el avance del nuevo coronavirus.

Ni el gobierno federal ni el estatal tienen los recursos suficientes para mantener los programas sociales de apoyo por un periodo indefinido. Tampoco el aparato productivo y de servicios -erróneamente llamados “no esenciales”-, ya que forman parte importante del engranaje económico, podrán permanecer en la inmovilidad por mucho tiempo.

No es cuestión de rebelarse a la contingencia, sino de abonar, colaborar para frenar el aumento de contagios y decesos mortales. Mientras más pronto sea esto, mejor será para todos.

El registro del programa del seguro de desempleo de la administración de Mauricio Vila Dosal, para respaldar a quienes han perdido su trabajo o ingreso derivado de la suspensión de sus actividades, duró sólo un día. El sistema fue incapaz de captar la avalancha de solicitudes.

Ante las dificultades tecnológicas de registrar su solicitud, más de un centenar de personas, entre ellos campesinos y taxistas, acudieron a Palacio de Gobierno para demandar que sean tomados en cuenta en los programas oficiales de apoyo, pues están en constante riesgo de contagio. La desesperación empieza a desbordarse en tensión social.

El ofrecimiento de disponer de 2 mil 500 pesos mensuales a 46 mil 800 beneficiarios durante dos meses implica una erogación total de 234 millones de pesos, una sangría al erario público que será insostenible para el tercer trimestre.

Lo mismo ocurrirá con el programa alimentario, que significa distribuir durante dos meses un millón 800 mil despensas a 450 mil familias yucatecas con recursos por 360 millones de pesos, un gasto considerable de auxilio a núcleos familiares en situación de pobreza.

El gobierno del estado le apuesta a que esta situación de emergencia nacional dure cuando mucho dos meses, ya que será difícil mantener los programas de ayuda. El problema, es que las expectativas de mitigación de la pandemia se han extendido hasta septiembre y algunos hablan ya del próximo año.

[b]Generación de recursos[/b]

La sociedad en general, incluso a escala mundial, tiene que generar los recursos necesarios para reactivar el aparato productivo, el consumo y la prestación de servicios.

En la misma estrategia de manutenciones y respaldo está el gobierno federal, es decir, en apoyar a los sectores más vulnerables de la sociedad mexicana, a la población en situación de pobreza y extrema pobreza, donde radica el 60 por ciento de la economía informal, de los que no tienen un ingreso fijo y carecen de seguridad social.

La medida federal es un paliativo para las micros y pequeñas empresas, las principales generadoras de fuentes de trabajo en el país y que esperan el salvavidas, pero más que nada, requieren como todos que esta contingencia sanitaria termine y se reactive el mercado.

La situación de emergencia ya no sólo es en salud sino en la economía en general.

Ese sector de la población, la informal, la que está en pobreza y marginación, requiere desde tiempos pretéritos, no de políticas paternalistas o asistencialistas con rentabilidad política o electoral, sino de oportunidades de empleo, de inserción en el aparato productivo, un ingreso y seguridad social.

Vivimos sin duda tiempos de liberalismo económico, de rapacidad del capital, de la acumulación, pero no es posible prescindir de este sistema, que opera de manera global. Por eso, toca a los gobiernos hacer la parte de asistencia social, de equilibrar los intereses de clases, de atender las necesidades de unos sobre la avaricia de unos cuantos.

A eso le apuesta el mundo, a detener el coronavirus cuanto antes para reactivar las cadenas productivas y de valor. De ahí la importancia del aislamiento, de quedarse en casa, de guardar precauciones, de no saturar los servicios hospitalarios.

El riesgo de que la población se desborde, que deje a un lado las medidas sanitarias, la sana distancia, así como la tensión social, está latente.

La aldea global debe volver a su cauce. La apuesta está en parar la pandemia lo antes posible para evitar mayores estragos en la economía. Por eso, quédate en casa.

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Edición: Ana Ordaz