Pájaros en jaula: la comunidad artística de Mérida

Katia Rejón
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 23 de abril, 2020

Hay tres escenarios en esta crisis: una calle, un hospital, una casa. ¿Quiénes son los personajes de cada uno de ellos? Los más, estamos como público expectante en el tercer escenario, atentos a los cambios por la ventana o por la televisión, nadamos en círculos intentando mantener a flote la salud emocional, al mismo tiempo que la física. Y desde el primer día, la cultura y las artes han sido el antídoto más repartido para lo primero.

Mientras nos hacíamos las preguntas de rigor: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo?, los museos abrían sitios virtuales para recorrerlos, surgieron bibliotecas digitales y las plataformas de cine compartieron un catálogo gratuito. La comunidad artística en el mundo fue, quizá, una de las primeras en adaptarse al cambio de forma casi espasmódica.

Irving Berlín Villafaña, director de Cultura del Ayuntamiento de Mérida, accedió a una entrevista para hablar sobre la necesidad del arte en tiempos de pandemia, a propósito de Arte en Casa, una serie de actividades y convocatorias abiertas para los artistas de la ciudad que acaba de dar a conocer a los primeros ganadores. Las convocatorias son Cultura en Aislamiento Social para Redes Sociales y Difusión de Materiales Audiovisuales a través de las Redes Sociales con Contenidos Artísticos y Culturales, con seleccionados cada semana.

[b]¿Qué necesidades de la comunidad artística de Mérida llevaron a la realización de estas convocatorias?[/b]
La pandemia nos puso a recordar lo elementalmente humano. Es un tiempo no diría de crisis, sino de eterno retorno a lo básico; relaciones humanas solidarias, necesidades económicas básicas de subsistencia, impulsos para crear esperanza. La comunidad artística reclama lo mismo: condiciones básicas para su autoempleo, espacios para decir belleza y esperanza; apoyos entre todos. El confinamiento también es una oportunidad para pensar y deslindar entre lo importante y lo urgente, entre lo sustancial y lo superfluo. Creo que vivimos sociedades de superabundancia para unos y superrezago para otros, pero esta circunstancia de salud que no selecciona religiones, poderes ni dinero, recuerda obligaciones éticas elementales que a veces el monetarismo olvida.

[b]¿Qué busca la Dirección de Cultura con estas tres convocatorias, tanto para la comunidad artística como para las personas de la ciudad?[/b]
En primer lugar, documentar, testimoniar esta realidad actual de confinamiento. El arte, la literatura, tienen piezas maestras de estos períodos. La sociedad se comporta distinto ya que es un periodo de excepción y la sensibilidad creativa puede dar cuenta de esas pasiones humanas de siempre, algunas buenas, algunas malas.

En segundo, los programas también tienen objetivos de economía solidaria. Hemos disminuido la cantidad de los apoyos para lograr que a más personas les llegue, queremos una derrama más amplia. El alcalde nos pidió pensar también en eso: la comunidad artística está encerrada, es como poner un pájaro en una jaula y allá dentro tiene pocas posibilidades de cantar y de buscar su sustento, así que también nuestras cuatro acciones iniciales tienen ese fin. Por ejemplo, en los concursos siempre hay tres lugares, en nuestra convocatoria de fotografía vamos a dar 24 premios, ya que queremos apoyar solidariamente a más.

La Agenda 21 de Cultura realizó un compilado de las ciudades adscritas a ella que han realizado actividades artísticas digitales durante el COVID-19 en su [a=https://www.agenda21culture.net/culturecovid19]página[/a].

[b]¿las convocatorias de Mérida tienen alguna relación con las de otras ciudades, de qué forma se relaciona con los objetivos de la Agenda?[/b]La Agenda 21 ve con mucha preocupación que el confinamiento está afectando severamente los consumos culturales y modificando patrones de interacción social y educativa. Si la canasta básica de alimentos culturales ya se veía afectada por consumos audiovisuales y digitales, el cierre de espacios potencia, aún más, el trabajo de las nuevas tecnologías y sus propios productos y lenguajes.

Esto, como en todas las cuestiones técnicas humanas, puede servir para el bien o para el mal. Desde la creación de la coa, esta puede servir para matar o para arar el campo. Lo mismo con las nuevas tecnologías. La experiencia tecnológicamente mediada es cada vez más frecuente y acerca mundos tanto, como aleja personas. Hoy vemos que ante las recomendaciones de distancia social, la interacción tecnológica se impone y aunque muchos contenidos se redireccionan, nada es como la experiencia humana directa. Todas las ciudades de Agenda 21 estamos tratando de redireccionar producción y los contenidos a espacios solitarios y a la difusión de redes. Cada una de estas ciudades tiene los compromisos de su dinámica local y desde luego, continuar impulsando las prioridades que se señalan en el radar local.

Nosotros en este primer paquete estamos priorizando el estímulo creativo individual, aunque no descartamos próximamente diseñar algún apoyo complementario a emprendimientos creativos. El Ayuntamiento de Mérida en general ha sido muy rápido para redireccionar presupuestos emergentes de apoyo tanto a la salud, como a la economía, aunque esas son dos actividades no municipalistas conforme al artículo 115 constitucional que es el que determina cuales son las funciones de los municipios. Sin embargo, nuestro alcalde comprende muy bien la magnitud del problema y ha creado varios apoyos a diversos sectores y en desarrollo económico podemos ver fondos específicos para ayudar al sector productivo o industrial, dentro de los cuales las actividades culturales están contempladas. Estamos observando las necesidades del campo para ver si más adelante abrimos otro particular.

[b]¿Cómo cree que ha cambiado la ciudad sin música, exposiciones, presentaciones artísticas en los espacios públicos y la infraestructura cultural?[/b]La ciudad está silenciada. Los meridanos y meridanas se han retirado, salvo excepciones, a los espacios privados. Mérida tiene hoy la belleza de los monumentos y los museos del siglo pasado. Una belleza distante y de objetos. La belleza verdadera es la de las personas, unas con otras, la belleza de los intercambios y de las impurezas. Javier Marín, uno de los escultores mexicanos jóvenes de mayor prestigio y que ha donado parte de su producción a la ciudad de Mérida, opinaba ante una escultura suya que había sido pintada y grafiteada, que debía quedarse así, que la obra de arte siempre debe estar intervenida por la vida y no tiene nada de mala. Hay opiniones diferentes sobre el tema, pero lo cierto es que una ciudad hermosa sin gente, sin vida cultural, sin lo diverso que siempre está en el espacio público que cobija y garantiza el caminar del príncipe y del mendigo, no es una ciudad humana, es un objeto. Este no es un cambio, por fortuna, es un periodo pasajero.

[b]¿Cree que las plataformas tecnológicas puedan sustituir la convivencia física?[/b]
Las plataformas tecnológicas están moviendo prácticas de contacto. Sobre todo en los mundos desarrollados. Y conste que dije mundos y no dije países. China, por ejemplo, tiene en una misma ciudad como Beijing muchos mundos. En una misma ciudad, en la Ciudad de México, por ejemplo, podemos ver mundos de diferente época y condición. Ahora coexistimos los premodernos con los modernos y los postmodernos. Todos vamos juntos. Y sería muy bueno que todos influyéramos en todos. Los del contacto físico tenemos que enseñar a abrazar y los de contacto técnico mediado, enseñar a conectar con otras realidades y viceversa.

[b]¿Cuál cree que sea el papel del arte y la cultura en tiempo de confinamiento en relación al bienestar emocional de las personas?[/b]
El papel del arte y la cultura siempre es el mismo. Recordarnos lo elementalmente humano. Borges decía que la historia de la humanidad puede reducirse a la repetición de dos o tres metáforas. El arte debe conmocionar, mover, revisar, impactar, hacer preguntas. También impulsar a la acción. También hacer comprender lo inevitable. Hay artes que entretienen, que dulcifican, que adormecen, pero también las hay con sentido trágico, hondo o dionisiaco. En ese sentido el arte sirve en todo momento y no hay un deber ser. La horma busca el zapato.

[b]¿Cómo impacta el aislamiento en los procesos artísticos y creativos? ¿Es una ventaja o una desventaja?[/b]
La creatividad humana tiene muchos escenarios. A veces colectiva, a veces individual, de ambos procesos brotan flores.

[b]¿Ha habido un cambio en la percepción de la cultura como necesidad humana o se sigue viendo como algo prescindible?[/b]
La cultura es una condición humana. Es inevitable, tiene nuestro apellido y nuestra marca de fuego. La tenemos en la guerra y en la paz, en la ternura y en la mezquindad, así que nunca es ni será prescindible. Lo que pasa es que no toda la cultura es buena ni toda es mala.

[b]¿Cómo se imagina que será la ciudad, los espacios públicos artísticos y la convivencia después del distanciamiento social? ¿Habrá cosas distintas?[/b]
Mérida abrirá de nuevo sus teatros bibliotecas y cines. Mérida recuperará sus noches blancas y la creatividad en las calles. Demorará un poco que volvamos a retomar el ritmo institucional de las políticas culturales. Estamos cancelando y posponiendo proyectos para servir mejor a los ciudadanos y a la comunidad artística, pero volveremos a retomar el camino. Me imagino que la comunidad artística saldrá de su confinamiento más madura y humana, con más preguntas que respuestas. Y también creo que tendremos una sociedad con más hambre y con más sed. Los meridanos, los yucatecos, somos hombres y mujeres que valoramos el espacio público. Nos gusta la ciudad, nos gusta vernos en ella. Después de esto, es posible que seamos un poco más tolerantes.

Edición: Elsa Torres